Estimados Amigos:
El poder de turno ha ampliado el
título de su primer relato, ya no habla solamente del “Golpe Militar” de 1976,
de un tiempo a esta parte lo definen como el “Golpe Cívico-Militar” y
están persiguiendo a actores civiles de la época. Por nombrar solamente algunos
de los civiles que han incluido en su lista de cacería, vamos a nombrar
solamente algunos de los más destacados: Ernestina
Herrera de Noble, Jaime Lamont Smart, Pedro Blaquier, Vicente Massot y Papel
Prensa. No los mencionamos a todos por temor a caer en omisiones no
deseadas, el número de perseguidos es mucho más grande e incluye a jueces,
fiscales, funcionarios civiles del PRN o implemente amigos de los militares.
No podemos dejar de mencionar una
curiosa ausencia de esas listas, el
actual ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Eugenio Zaffaroni,
quién juró como juez por los Estatutos del hoy demonizado Proceso de Reorganización Nacional y en funciones supo rechazar
habeas corpus interpuestos por familiares de los terroristas de entonces. No
llama la atención el doblez del “relato
oficial”, el que también se ha puesto en evidencia a la hora de las
designaciones de militares en puestos de altísima responsabilidad.
La cacería de brujas se ha lanzado en
el país con mayor virulencia, queda advertida la sociedad sobre el “hambre de la bestia”… ¡es insaciable!
Sinceramente,
Pacificación
Nacional Definitiva
por
una Nueva Década en Paz y para Siempre
El editorial publicado el domingo 26
de abril último en La Nación se refiere, bajo el título “Caza de Brujas”, a la
nueva creación del Diputado Héctor
Recalde consistente en un proyecto de ley que propone la posibilidad de
denuncia y persecución de todo aquel que se haya “beneficiado directamente con las acciones militares” incluyendo
como sujetos pasibles de investigación a quienes contribuyeron y/o se
beneficiaron con la dictadura”.
Debo reconocer que no me asombra este
nuevo intento del diputado Recalde.
No sería la primera vez – ¿Ni la última?– que funcionarios del gobierno
resucitan algún manual de los regímenes nazi, fascista o comunista. ¿O acaso no
lo es la vergonzosa intromisión de La
Cámpora en salitas de jardines de infantes o aulas de colegios primarios
adoctrinando criaturas? Porque no se trata de cursillos de educación
democrática con la participación de todos los partidos políticos. Se trata directamente de influencias nefastas
en nuestros niños, sin respeto por la orientación política de cada familia y su
derecho de adherir o no a partido alguno.
Se me ocurre pensar que, tratándose de
investigaciones por posibles beneficios financieros, no hay dudas de que, aún
si se comprobasen, serían delitos económicos y por lo tanto absolutamente
prescriptos. Claro está que nuestra actual experiencia judicial demuestra que
la prescripción no es un impedimento que el gobierno ni los jueces federales
tomen en serio, ya lo han demostrado con creces.
Y finaliza el autor del editorial en
la esperanza de que “la temeraria
creatividad del diputado Recalde no
lo lleve a agregar, en el campo de las investigaciones que pretende aplicarse,
a la Iglesia Católica” como sujeto de investigaciones respecto de su
actividad durante el último gobierno de facto. Doy por descontado que así será,
nada tendrán que temer los representantes del clero a la luz del inmediato
salto y giro de 180º que dieron nuestros gobernantes en el mismo momento en que
Francisco accedió al trono de San Pedro.
Y siendo que el fundamento del
proyecto es la denuncia e investigación de aquellas empresas y/o particulares
que “se beneficiaron directamente con las
acciones militares” es del caso suponer que tampoco incluirá a quienes se
enriquecieron patrimonialmente lucrando a costa de argentinos que perdieron sus
hogares a causa de la circular 1050. Menudo problema tendría el diputado si
incluyera esta posibilidad en su amañada creación.
Y esto es grave, porque semejante
vengativa persecución evidentemente no termina en este proyecto, no sería
extraño que mañana se pretenda perseguir y encarcelar a quienes durante el
último gobierno de facto simplemente siguieron con sus vidas normalmente y sin
temores.
Juan Manuel Otero
NOTA: Las imágenes
y destacados no corresponden a la nota original.
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