domingo, 27 de abril de 2014

CAZA DE BRUJAS

Estimados Amigos:

El poder de turno ha ampliado el título de su primer relato, ya no habla solamente del “Golpe Militar” de 1976, de un tiempo a esta parte lo definen como el “Golpe Cívico-Militar” y están persiguiendo a actores civiles de la época. Por nombrar solamente algunos de los civiles que han incluido en su lista de cacería, vamos a nombrar solamente algunos de los más destacados: Ernestina Herrera de Noble,  Jaime Lamont Smart, Pedro Blaquier, Vicente Massot y Papel Prensa. No los mencionamos a todos por temor a caer en omisiones no deseadas, el número de perseguidos es mucho más grande e incluye a jueces, fiscales, funcionarios civiles del PRN o implemente amigos de los militares.


No podemos dejar de mencionar una curiosa ausencia de esas listas, el actual ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Eugenio Zaffaroni, quién juró como juez por los Estatutos del hoy demonizado Proceso de Reorganización Nacional y en funciones supo rechazar habeas corpus interpuestos por familiares de los terroristas de entonces. No llama la atención el doblez del “relato oficial”, el que también se ha puesto en evidencia a la hora de las designaciones de militares en puestos de altísima responsabilidad.


La cacería de brujas se ha lanzado en el país con mayor virulencia, queda advertida la sociedad sobre el “hambre de la bestia”… ¡es insaciable!

Sinceramente,

Pacificación Nacional Definitiva
por una Nueva Década en Paz y para Siempre




El editorial publicado el domingo 26 de abril último en La Nación se refiere, bajo el título “Caza de Brujas”, a la nueva creación del Diputado Héctor Recalde consistente en un proyecto de ley que propone la posibilidad de denuncia y persecución de todo aquel que se haya “beneficiado directamente con las acciones militares” incluyendo como sujetos pasibles de investigación a quienes contribuyeron y/o se beneficiaron con la dictadura”.


Debo reconocer que no me asombra este nuevo intento del diputado Recalde. No sería la primera vez – ¿Ni la última?– que funcionarios del gobierno resucitan algún manual de los regímenes nazi, fascista o comunista. ¿O acaso no lo es la vergonzosa intromisión de La Cámpora en salitas de jardines de infantes o aulas de colegios primarios adoctrinando criaturas? Porque no se trata de cursillos de educación democrática con la participación de todos los partidos políticos. Se trata directamente de influencias nefastas en nuestros niños, sin respeto por la orientación política de cada familia y su derecho de adherir o no a partido alguno.

Se me ocurre pensar que, tratándose de investigaciones por posibles beneficios financieros, no hay dudas de que, aún si se comprobasen, serían delitos económicos y por lo tanto absolutamente prescriptos. Claro está que nuestra actual experiencia judicial demuestra que la prescripción no es un impedimento que el gobierno ni los jueces federales tomen en serio, ya lo han demostrado con creces.


Y finaliza el autor del editorial en la esperanza de que “la temeraria creatividad del diputado Recalde no lo lleve a agregar, en el campo de las investigaciones que pretende aplicarse, a la Iglesia Católica” como sujeto de investigaciones respecto de su actividad durante el último gobierno de facto. Doy por descontado que así será, nada tendrán que temer los representantes del clero a la luz del inmediato salto y giro de 180º que dieron nuestros gobernantes en el mismo momento en que Francisco accedió al trono de San Pedro.


Y siendo que el fundamento del proyecto es la denuncia e investigación de aquellas empresas y/o particulares que “se beneficiaron directamente con las acciones militares” es del caso suponer que tampoco incluirá a quienes se enriquecieron patrimonialmente lucrando a costa de argentinos que perdieron sus hogares a causa de la circular 1050. Menudo problema tendría el diputado si incluyera esta posibilidad en su amañada creación.


Y esto es grave, porque semejante vengativa persecución evidentemente no termina en este proyecto, no sería extraño que mañana se pretenda perseguir y encarcelar a quienes durante el último gobierno de facto simplemente siguieron con sus vidas normalmente y sin temores.

Juan Manuel Otero


NOTA: Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.

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