miércoles, 2 de abril de 2014

¡HONOR Y GLORIA!


ABRIL 2, 1982

Al Capitán Pedro Giachino

Fue un enero de secretos,
entre unos pocos confiables,
que en ambiente muy discreto,
trazaron audaz plan viable.

Por tratativas estancadas,
tras siglo y medio perdido,
en poder imperial alzado,
al archipiélago querido.

Marina cumple alistado,
de anfibia fuerza de choque,
la pista para los Alados,
Ejército comandos enfoque.

Allara, Busser, Lombardo,
son algunos de los nombres,
García Boll, Plessl y García,
la conducción tiene sus hombres.

Incidente en ballenera,
de gélido puerto georgiano,
disipa la tensa espera,
y llena de acción las manos.

Sorpresiva e incruenta,
respetuosa fue definida,
la enemiga vida cuenta,
por bien de misión emprendida.

Cabo San Antonio transporta,
portaviones da seguridad,
rompehielos Irizar aporta,
por guía Santísima Trinidad.

Sin olvidar los buzos valientes,
embarcados en submarino,
que Santa Fe lleva ardiente,
por nombre el navío argentino.

Confirma la Fe que anima,
buscando amparo primario,
tras virginal honor nomina,
a la operación: “Rosario”.

El mar no es un aliado,
y brutal temporal demora,
con sus vientos huracanados,
a flota y tropa deteriora.

Seis treinta, abril dos se fija,
para el audaz desembarco,
sin sorpresa que cobija,
lucha se prevé en los barcos.

Sanchez Sabarots y Giachino,
al frente de sus unidades,
primeros en suelo cautivo,
avanzan en oscuridades.

Trece buzos tácticos bajan,
del submarino escondido,
y contra mar y riesgo marcan,
Playa Yorke, punto escogido.

En la noche veloz avanzan,
los comandos al cuartel inglés,
y Moody Brook fácil doblegan,
sin combate, tiros ni revés.

Seineldín captura la pista,
faro toman buzos de Cufré,
en San Antonio se alista,
anfibio desembarco que fue.

En tanto entabla combate,
Giachino en lar gobernador,
el fuego es solo quien habla,
por batalla en sumo rigor.

En el asalto cae Giachino,
por la espalda baleado,
hito de valor argentino,
a una granada tomado.

García Quiroga al lado,
cae con brazo mal herido,
Urbina enfermero soldado,
no da el socorro pedido.

Es que también le han dado,
mareado por la morfina,
que el mismo ha inyectado,
rabia de pena e inquina.

Mientras sus marines tiraban,
Rex Hunt parlamentar pedía,
Busser y los suyos marchaban,
sin armas, al fuego que ardía.

Rendidas las fuerzas inglesas,
Busser se acerca a Giachino,
ve bañado suelo de Malvinas,
por sangre de héroe argentino.

Ayuda médica retarda,
oscura turba traicionera,
el capitán vida ofrenda,
en sala de ajena bandera.

Los heridos se recuperan,
para contarnos la historia,
y saber así como entran,
nuestros héroes en la gloria.

Las armas se han acallado,
por veloz asalto incruento,
las islas se han recuperado,
invasor tuvo escarmiento.

Bajo el sol, sobre la bahía,
ondea pabellón argentino,
el mismo que en ese día,
amortaja al héroe Giachino.

¡Gloria por siempre al soldado,
que trajo la joya perdida,
que por ella todo ha dejado:
su hogar, su gente, su vida!

Allá en la niebla oculta,
Malvinas aguarda paciente,
sueña con día que exulta,
abrace al soldado valiente.

Ella quiere ser argentina,
rechaza la extraña bandera,
sus colinas y nieve prístinas,
claman soberana primavera.

Enrique Momigliano

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