domingo, 3 de agosto de 2014

LA “PAVADA ATOMICA” DE PROVOCAR UN DEFAULT


La situación creada por el juicio iniciado y ganado por tenedores de bonos argentinos impagos es, desde el punto de vista del tratamiento de casos de crisis y negociación, un ejercicio fascinante. Las múltiples variables que intervienen en el problema le dan una complejidad que ha desafiado a los pronosticadores y que ha llevado al error a avezados operadores del mercado financiero que apostaron por una solución favorable. El problema, sin embargo,  es que para ellos una solución favorable era que Argentina evitara caer  en un nuevo default y aparentemente esa  no era la solución favorable para el gobierno argentino.

Los métodos clásicos para evaluar una situación y formular un pronóstico se basan en analizar los intereses y la racionalidad de los protagonistas, considerar las reglas de juego, investigar las soluciones alcanzadas en casos similares, realizar análisis probabilísticos  y otras técnicas similares. En la medida en que las acciones de las partes están más subordinadas a la decisión de una única personalidad dominante, ganan influencia las tendencias, los intereses  y las motivaciones profundas de ese sujeto, lo que puede alejarlas de la racionalidad.

En el caso que nos ocupa, el conocimiento de las características de la señora presidente, doña Cristina Fernández, viuda de Kirchner, nos llevaron anteriormente a opinar que era posible  y altamente probable que Argentina terminara cayendo en default, lo que finalmente sucedió.

Algunos analistas opinaban que las declaraciones agresivas del gobierno  argentino respondían a una fría política negociadora tendiente a obtener las mayores ventajas antes de llegar a  un necesario acuerdo, dado que el incumplimiento de la sentencia firme de la justicia americana no podía ser soslayado sin caer en el temido default y sus graves consecuencias. Pero hubo un indicio que nos llevaba a pensar lo contrario y eran los sistemáticos ataques y críticas al juez de la causa porque no puede pensarse que una parte que desea una solución favorable en un litigio puede cometer la torpeza de irritar al quien tiene  el poder de decisión.

Partimos entonces de la hipótesis que el gobierno de la República Argentina, reducido por cuestiones de dominio político al poder  omnímodo de una sola persona,  había fijado como objetivo provocar la situación del cese  de pago y el consiguiente default. Si analizamos ahora las acciones del gobierno desde esa perspectiva las mismas dejan de ser confusas y erráticas y ganan una notable coherencia.

Tomemos el caso de la cláusula RUFO (Rights Upon Future Offerts) que  fue esgrimida como argumento (nosotros pensamos que como excusa) para negarse a pagar lo que establecía la sentencia judicial. Más allá de lo  pertinente que resulta utilizar el término Rufo  (que en castellano deriva de rufián y refiere al que hace tráfico de mujeres públicas y es hombre sin honor , perverso y despreciable)  cuando fuimos a los prospectos originales nos encontramos con  una simple cláusula de “Acreedor más favorecido” que expresa textualmente “Si Argentina ofreciese comprar, canjear o enmendar cualquier bono elegible que NO hubiese participado del canje, hasta diciembre de 2014, los poseedores de Bonos canjeados tendrán la opción de participar en dicha operación en base al monto de deuda elegible que tenían originariamente.”

Es inmediato aun para quien no tenga formación específica en leyes, la diferencia esencial entre una oferta formulada por la Argentina y el pago en  cumplimiento de una sentencia judicial a la que Argentina se opuso en todas las instancias judiciales. Tal como dijera el mismo juez Griesa no existe base jurídica para disparar la cláusula RUFO con el pago de la sentencia, de  modo que ese argumento carece de solidez y solo se esgrimió para evitar el pago ordenado por el juez, ratificado por la Cámara de Apelaciones y considerado inelegible para ser revisado por la Corte Suprema de los EUA.

En la misma línea de llevar el caso hasta la cesación de pagos se inscriben las demoras en atender al mediador designado por el juez, que fue específica y únicamente   encargado de coordinar la forma de pago, lo  que el Ministro Kicillof parecía ignorar al pretender que el mediador  cambiara las sentencia  y ofreciera a los tenedores de bonos entrar al canje que habían rechazado en 2005 y 2010 en vez de cobrar los fondos correspondientes al juicio ganado. Tamaña incomprensión de la función del mediador es inaceptable  en un funcionario ilustrado y solo puede responder a una  deliberada estrategia de entorpecimiento de cualquier posible solución que pasara por el pago de la sentencia.

Finalmente y si cabía aun alguna duda acerca de las intenciones del gobierno, estas se develaron con la irritada mención que hizo en forma pública las señora presidente a los banqueros argentinos que pretendieron dar una solución comprando los bonos para negociarlos en el 2015, acción que fue boicoteda por las expresiones públicas del mismo Ministro de Economía. Obviamente esa actitud de los banqueros tiraba por tierra la verdadera estrategia que era llegar a la situación de cesación de pagos y consecuentemente no podía ser aceptada.

Consideramos entonces que el gobierno presidido por la señora Cristina Fernández operó con el objetivo de no pagar la sentencia de  modo alguno, aunque ello implicara llegar a una situación de default, a pesar de los riesgos y consecuencias que tal situación conlleva   para la nación a fin de llegar a una situación que, aparentemente, entienden que favorece políticamente al partido gobernante.

Las dos cuestiones que siguen a esta conclusión es dilucidar cuales fueron las ventajas que el gobierno supone que conlleva esta situación y cuáles serían sus consecuencias futuras.

En nuestra opinión, susceptible de ser errónea ya que se trata de evaluar intenciones pero que sigue la línea aparente de la lógica presidencial, hay tres cuestiones fundamentales que habrían inspirado la marcha hacia el default:

La primera es la aversión el gobierno a aparecer cediendo a las presiones de elementos a los que había denostado al calificarlos como “fondos buitres” y a un juez al que había descalificado a pesar de que fue el mismo gobierno quien decidió subordinar las cuestiones vinculadas a los bonos reestructurados a su jurisdicción. En términos políticos significa que el gobierno juega a retener a su reducido “núcleo duro”  y renuncia a tratar de conseguir el consenso mayoritario de la sociedad.

La segunda es que una vez asumida la imposibilidad de superar la caída de la economía y de salir del cuadro de recesión, inflación y desempleo crecientes, el gobierno apuntó a encontrar un “chivo expiatorio” en quien cargar la responsabilidad del empeoramiento  previsible de la situación social. Adicionalmente, al asignar a la pelea en ciernes una connotación nacionalista espera encontrar  un argumento para frenar las reacciones sindicales  y las críticas de la oposición apelando a la necesidad de hacer un frente común ante el supuesto ataque externo que la señora presidente sintetizó en su último discurso diciendo: “nos quieren tumbar”.

Existe probablemente la esperanza de convertir  la declaración de default que formulan las organizaciones internacionales del ámbito financiero (visión que el Ministro Kicillof calificó como una “pavada atómica” con una expresión claramente carente de toda seriedad), en un suceso similar a la muerte de Néstor Kirchner que, adecuadamente trabajado por el aparato publicitario del gobierno, podría modificar sustancialmente la deteriorada imagen presidencial y resucitar las posibilidades electorales del Frente Para la Victoria.

En este cuadro se percibe que el gobierno “kirchnerista” ha actuado privilegiando las cuestiones de política interna por sobre los intereses nacionales que se verán seriamente afectados por el bloqueo de los fondos girados para pagar a los bonistas que aceptaron los canjes de deuda, consecuencia esta largamente anunciada. En el conflicto de intereses en que se enfrentaban los intereses generales de la nación con los particulares de la fuerza gobernante,  esta última  actuó con la más absoluta mezquindad y egoísmo.

En el corto plazo, ya se comenzarán a sentir los efectos negativos de esta insólita jugada. Si la cláusula RUFO  no tenía posibilidades de ser disparada por el pago de la sentencia judicial,  las cláusulas que prevén la “aceleración” o sea el pago total de la serie de bonos que ha caído en default, al no haberse concretado un pago,  ya están en condiciones de comenzar a ponerse en efecto.

Por otra parte, a medida que las calificadoras de riesgo y los organismos de evaluación de deuda van confirmando que la deuda argentina ha caído en un nuevo default (por mucho que el gobierno pretenda negarlo) los efectos en el mercado interno  se van a hacer más intensos. La carencia de dólares, que llega  en el momento en que se ha liquidado el grueso de la cosecha, se tornará cada vez más dura. En el frente externo disminuirá el ya escaso ingreso de capitales y la posibilidad de obtener créditos, así como también la posibilidad de emitir bonos de deuda con pretensiones de ser colocados en el extranjero.

Las consecuencias de esas presiones en la vida interna, traducidas en pérdida de empleos con incremento de la recesión y aumento de la inflación empeorarán el clima social y de poco servirá que la retórica gubernamental pretenda derivar responsabilidades en los fondos buitres o los jueces inamistosos. La ciudadanía pedirá soluciones y el gobierno no tiene respuestas.

Cuando ese momento llegue, el oficialismo comprenderá  que la verdadera “pavada atómica” fue arrastrar al país a un default innecesario y evitable. Quizás entonces se emprendan esfuerzos sinceros para encontrar soluciones que esperemos    no sean tardías pero que siempre tendrán un severo costo. Hasta ese momento tendremos que seguir escuchando y  soportando la retórica insensata  y egoísta de los que subordinan los intereses de la patria a sus mezquinas conveniencias políticas. Como en tantas otras cuestiones, esperamos que las elecciones del 2015 nos liberen de estos lamentables gobernantes e incompetentes funcionarios y permitan el acceso al poder de argentinos con más vocación de servicio y compromiso con el bien común.
                                                                                                    Buenos Aires 3 de Agosto de 2014

Juan Carlos Neves
Presidente de Nueva Unión Ciudadana
www.nuevaunionciudadana.org    
Twitter   @NevesJuanCarlos

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