Última reunión del
año del Episcopado. El documento afirma que “la
corrupción y la falta de ejemplaridad empobrecen el nivel moral de la
sociedad”.
Sergio Rubin
srubin@clarin.com
En momentos en que
miembros del Gobierno y la propia familia presidencial están jaqueados por
investigaciones judiciales acerca de su comportamiento económico, la Iglesia
salió ayer a advertir sobre “la
corrupción y la falta de ejemplaridad” en el país. Y señaló que esta
situación “empobrece el nivel moral de la
sociedad”. Fue en un mensaje de Navidad en el que también alertó ante la
acechanza del “odio que cierra el camino a la reconciliación”, y llamó a
trabajar cotidianamente por la paz.
La advertencia de la
Iglesia se produjo luego de que la
Justicia procesara al vicepresidente Amado Boudou por falsificación de los
documentos de un auto. Y de que fuese
allanada la Inspección General de Justicia en busca de información sobre sociedades
vinculadas a la familia Kirchner. Pero también cuando presuntas sociedades y cuentas bancarias que pertenecerían al
empresario Lázaro Báez, ligado a la familia Kirchner, son investigadas aquí
y en el exterior.
La ofensiva judicial
provocó la airada reacción de la
presidenta de la Nación, que el sábado, durante un acto en la Casa Rosada
para celebrar los 31 años de la vuelta del país a la democracia, denunció que
su gobierno estaba siendo víctima de una persecución judicial. Y dijo que no
tiene “nada que ocultar”, en una
implícita alusión a las investigaciones que realizan los fondos buitres para
presionarla con el fin de que el país pague sus bonos que en default.
El mensaje -titulado “Y en
la tierra paz a los hombres de buena voluntad”- fue difundido al
término de la última reunión del año de la cúpula del Episcopado, que sesionó
el martes y ayer en esta capital. Trascendió que sus máximas autoridades, encabezadas por monseñor José María Arancedo,
como fueron elegidas en noviembre por todos los obispos del país, le pidieron a
Cristina una audiencia para presentarse, lo que se concretaría el lunes.
En el texto, los
obispos afirman que la paz “es un don que tiene su fuente en Dios y su
camino en Jesucristo”, pero que es “un
desafío y una tarea para todo hombre y mujer de buena voluntad”. Con todo,
señalan que “lo que compromete la paz
tiene su raíz en el corazón del hombre herido por el pecado. Vemos sus
consecuencias –añaden- en los desequilibrios sociales económicos que reclaman
un orden mundial más justo”.
También lo ven “en el desprecio por la vida que es el
derecho fundamental de la persona; en el delito del narcotráfico y la trata de
personas; en los fanatismos que utilizan el nombre de Dios para justificar la
muerte; en el odio que cierra la vía a
la reconciliación; en la corrupción y la falta de ejemplaridad que
empobrece el nivel moral de la sociedad; en la cultura individualista que
debilita los vínculos personales y los lazos comunitarios”.
Además, lo observan “en un modo de pensar que privilegia el éxito
de tener sobre la riqueza del ser y sus valores. Navidad es el sí de Dios al
hombre para acompañarlo a crear un mundo más humano, justo y fraterno”. Y
terminan citando una parte de la Oración
por la Patria, escrita con ocasión de la crisis de 2001: “Danos, Señor, la valentía de la libertad de los hijos de
Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y
perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no
defrauda”.
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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