Conocidos columnistas
políticos como el profesor Mauricio Ortín, el señor José ‘Pepe’ Milia y el
señor Mario Cabanillas de la
Asociación Civil “Centro de Estudios en
Historia, Política y Derechos Humanos”, en Salta han entablado una discusión
sobre hechos ocurridos en los años ’70 con el señor Juan Carlos Sánchez. A los 3 primeros los conocemos por su vida, a Sánchez no lo conocemos nada más que por la
foto de su perfil de Facebook:
Que cada uno saque
sus propias conclusiones, en este blog encontrarán las anteriores cartas. Es
mejor discutir que recurrir al “tiro de
gracia”, tan común que Guevara
aplicara personalmente en La Cabaña –
Cuba.
Sinceramente,
Pacificación
Nacional Definitiva
Por
una Nueva Década en Paz y para Siempre
GENOCIDIO
I
Me veo obligado a
responder a los lectores Ortín y Milia, que me invocaron en tres cartas de
lectores. A los dos primeros, me limito a señalarles que su papel es el de
escribas de los genocidas, que les hacer repetir argumentos infantiles, como
que el terrorismo de Estado se hizo en cumplimiento de órdenes de Isabel
Martínez de Perón. Ninguno de los dos sabe de lo que realmente está hablando.
Milia, en cambio, sí sabe, por eso no tiene el menor escrúpulo en explicar lo
que sus jefes -al menos, ideológicos- prefieren callar. Milia explica el robo
de bebés como una especie de accidente de guerra, aunque niega que sea
sistemático, por más que ya hayan localizado a 116 niños robados. Justifica la
tortura en función de la celeridad con que deseaban proceder los represores;
invoca la autoridad de Sharon para legitimar la crueldad de los tormentos.
También invoca la de Galimberti no solo para avalar la tortura sino para
justificar acciones ilegales que, de ese modo, ambos admiten como crímenes, en
su lógica, necesarios. Milia dice que Galimberti fue jefe montonero pero omite
toda su etapa posterior, cuando cambió de bando. El lector invoca a Mao para
explicar crímenes infames como las masacres de Palomitas y Margarita Belén y la
de la iglesia de San Patricios. En los dos primeros casos se trató de
fusilamientos de presos, quienes ya no estaban en condiciones de servir de
apoyo a nadie. Si fuera honesto diría que los religiosos de San Patricio fueron
víctimas de una venganza de la Policía Federal por la bomba que le pusieron en
un comedor. Esa noche, además de esos curas que nada tenían que ver con la
guerrilla, asesinaron a veinte prisioneros en la capital federal. Pero es
cierto, el terrorismo de Estado utilizó ese sistema que Milia describe con
maestría para aislar a los guerrilleros, y luego lo extendió para aniquilar
cualquier intento revolucionario por la vía política y cultural. Él y sus
referentes ideológicos saben que la insurgencia armada había perdido poder de
fuego y de reclutamiento. El terrorismo de Estado tenía otros propósitos. Los
enfrentamientos intestinos entre fuerzas regulares e irregulares no tienen
reglas, aunque la ética -Milia se dice cristiano- está por encima de tales
códigos. Las definiciones de este lector hacen pensar que la violencia, lejos de
haber quedado anclada en los setenta, sigue vigente para los organismos de
inteligencia.
Juan
Carlos Sánchez
GENOCIDIO
II
Al señor, Juan C.
Sánchez, que en su carta de lector del 26/11/04, se siente molesto por mi
"defensa de los militares acusados de haber cometido crímenes de lesa
humanidad" quiero decirle lo siguiente: primero, que la orden a los
militares de "aniquilar y exterminar" a los subversivos vino del
gobierno peronista (repito, peronista). Segundo, que dicha orden llegó luego de
que dicho gobierno reprimiera a través de la banda paramilitar Triple A.
Tercero, que ningún juez, ni fiscal puso reparos a la orden de
"aniquilar" del gobierno peronista. Cuarto, que los diputados y
senadores nacionales de todos los partidos avalaron la intervención de las FFAA
en la represión. Quinto, que lo mismo hicieron los gobernadores provinciales,
los sindicalistas, los miembros de la Iglesia, los periodistas y la sociedad en
su conjunto. Sexto, que buena parte de los subversivos que querían tomar el
poder, vía el asesinato de los opositores, eran peronistas (hoy kirchneristas y
defensores de los DDHH). Séptimo, que estos últimos (los guerrilleros) son
cualquier cosa menos "víctimas". Octavo, Sánchez, si no vivió esa
época hágase un favor: hay muchos medios de investigar la verdadera historia,
es más, le recomiendo que empiece por El Descamisado y todos los partes de
guerra de Montoneros, FAR, FAP y ERP, luego puede seguir por el periodismo de
aquella época, un poco de historia y de cultura le va a venir bien.
Mario
Cabanillas
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