Tras la polémica que
generó Macri al hablar de "curros", sus equipos preparan una política
específica
Por Jaime
Rosemberg | LA NACION
Trabajar por la "reconciliación" y el "diálogo" entre víctimas y
victimarios. Correr del centro de la escena a los organismos de derechos
humanos para sumar otros actores y voces autorizadas en ese ámbito. Incluir
como prioridad los derechos de las minorías, el pluralismo cultural, el cuidado
del medio ambiente y hasta el derecho a la educación.
Mauricio Macri
pareció encender una fogata de proporciones cuando horas antes del 10 de
diciembre (día de los derechos humanos) habló con la nacion de "terminar con los curros" en
ese ámbito si llegara a la Casa Rosada.
Más allá de la dura
respuesta de la presidenta Cristina Kirchner, que habilitó el "repudio" de los kirchneristas
de paladar negro como Eduardo "Wado" de Pedro o Juan Cabandié hacia
sus dichos, Macri (y Pro) prepara una política de derechos humanos bastante
distinta de la actual. Los cambios que imaginan el líder de Pro y su equipo
cambiarían, en buena medida, el lenguaje y la práctica de la relación entre el
Gobierno y los organismos de derechos humanos, hoy en buena medida cercanos a
las posiciones del kirchnerismo.
"Es
importante recordar el pasado, aprender de los errores y proyectar hacia el
futuro. Pero apostar a la convivencia y al pluralismo incluye apostar a la
reconciliación de la sociedad", explicó a la nacion
Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos porteño.
El término "reconciliación", que tanto
ruido hace en los sectores progresistas, es uno de los pilares que el macrismo
toma como base para su política en un área más que sensible. El ejemplo por
seguir: el diálogo, convertido en video, entre Graciela Fernández Meijide y el
fallecido ex montonero Héctor Leiss, autor de un libro con profunda autocrítica
sobre el accionar de ese grupo guerrillero durante las décadas de los setenta y
ochenta. "Es el reconocimiento de lo
que nos pasó como país", afirma Avruj. Los diálogos, que ya
comenzaron, también incluyen, según confirman en Pro, a organismos que reúnen a
víctimas del terrorismo de Estado y a familiares de víctimas de la violencia de
los distintos grupos guerrilleros.
¿Qué relación busca
tener Pro con organismos clave, como Madres, Abuelas y el Serpaj de Adolfo
Pérez Esquivel? Con Hebe de Bonafini, reconocen en el macrismo, no hay ni
siquiera un mínimo diálogo. Sí habría algún puente con Abuelas, muchas de cuyas
integrantes perciben un subsidio del gobierno porteño. Con Pérez Esquivel las
relaciones quedaron en punto cero desde la decisión conjunta del kirchnerismo y
Pro que disolvió por ley el Instituto Espacio para la Memoria junto a la cesión
a la Nación de los cinco edificios que se erigen en la ex ESMA. "Vamos a preservar la independencia de
los organismos. El Estado no puede intervenirlos", abunda Avruj. Otros
dirigentes dejan en claro que "los organismos
tendrán la misma importancia y atención que otras ONG que se dedican a los
derechos humanos".
La tendencia de
Macri, durante sus siete años en el poder, habla de esa "descentralización" que se proyecta. Sin cuestionar la
política de alentar los juicios a represores que sostuvo el Gobierno, pero sin
complejos, tanto Avruj como su antecesor, Daniel Lipovetzky, dieron prioridad a
las actividades de las colectividades, a los pueblos originarios, a la
diversidad sexual en sus distintas facetas.
Poco y nada de
relación de la política de memoria y condena de las atrocidades de la dictadura
de la que el kirchnerismo hizo su principal caballito de batalla. "Hemos luchado contra la
discriminación, la trata de personas y la violencia de género; se creó una fuerza
de seguridad no corrupta como la Metropolitana; se mantiene viva la esencia de
Memoria, Verdad y Justicia destacando figuras de los derechos humanos,
conservando el Parque de la Memoria, apoyando al Museo del Holocausto en Buenos
Aires. Siempre sin olvidar que los derechos humanos no son cosa del pasado,
sino que debemos respetarlos y defenderlos también en nuestro presente",
resume Lipovetzky.
Las ideas, plasmadas
por el momento en charlas y borradores no oficiales, quedarán incluidas en
breve a los planes de gobierno de Pro que prepara la Fundación Pensar.
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