Los loritos del
gobierno ya no saben qué hacer para desprestigiar al Fiscal Nisman, asesinado
horas antes de exponer ante legisladores sobre su denuncia. Ya tiraban pálidas
por haber cancelado sus vacaciones y volver antes, como si esa decisión
absolutamente personal fuera motivo para “dudar”
de sus intenciones o del contenido y probanzas de su trabajo de más de una
década. Se dijo que se había suicidado por el “papelón” que iba a pasar (Aníbal dixit), en fin, marchas y
contramarchas forzadas ante la inconsistencia de los intentos. En ese frenesí
de desautorizar la más grave denuncia de la historia argentina, iban todos los
esbirros del brazo, desde Cristina hasta el impresentable Juez Canicoba Corral
quien también entró desvergonzadamente en el carrusel de marchas y
contramarchas, pasando por el incomprensible Randazzo quien, en lugar de un
abogado defensor nos advertía que a Cristina la defenderían millones de
argentinos. Inmunes al papelón todos atacaban al difunto funcionario, lo cual
contrastaba con el “silencio de radio”
desplegado sobre el fondo de la denuncia, es decir el delito de Traición a la
Patria de todos los imputados, la gravedad de los hechos y la contundencia de
las pruebas que hasta por radio recibíamos cotidianamente.
De eso no se habla.
Y ante el fracaso de
esta perversa persecución nos encontramos a las puertas de una nueva y patética
denuncia. Se habla de una “supuesta
relación íntima” del Fiscal Nisman con un amigo de su entorno… Y repugna
los sentidos esta bajeza. Nadie habla del delito o de las pruebas de inocencia,
sólo se trata de un mediático fusilamiento del difunto, de alguien que no puede
defenderse, costumbre tan cara a los sentimientos y métodos kirchneristas.
Una supuesta relación
homosexual. Y con eso tapan todo. Cristina, Timerman, D’Elía, Yussuf Khalil,
todos inocentes porque el fiscal tenía un novio.
Y aunque fuera cierto
el rumor, no es del caso preguntarse cuál habría sido el pecado siendo que la
Argentina se transformó en los últimos años en el paraíso de los homosexuales,
lesbianas, gays y demás especies de preferencias, quienes han pasado a ser
orgullosos y privilegiados receptores de graciosas dádivas.
Nada de eso.
Lo más aberrante de
esta actitud que, por ósmosis, nos alcanza a todos los argentinos por igual, es
el cobarde ataque a quien no puede responder. Ese es el deporte favorito del
Kirchnerismo, ataques infundados, denuncias inconsistentes al amparo de medios
obsecuentes y la cadena nacional, mentiras contundentes pretenden ser verdades
trascendentes en boca de los heraldos. No es la primera denuncia del poder
hacia un ciudadano “molesto” que, con
el paso del tiempo, cae por infundada dejando en el camino un daño irreparable
que no se compensa con la tardía comprobación de su absoluta y cobarde
falsedad.
Esperemos que sea la
última.
Juan Manuel Otero
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!