by María Delicia
Rearte de Giachino
Una
muerte mafiosa arranca, de un zarpazo, la careta de una democracia maloliente,
erigida sobre 649 tumbas, hace algo más de 30 años, para deshonra de sus
muertos...
Una muerte inicua de
un argentino, colofón de una democracia que hoy, arrancada su careta, muestra
una calavera nauseabunda.
De aquella Patria
bellísima lograda con sacrificio y dolor, sólo queda este despojo arbitrario y
vergonzante...
De aquélla, su
cabellera coronada con los laureles de la Victoria, queda sólo ese cráneo
resquebrajado por las alucinaciones de un cerebro enfermo...
De aquella frente
orgullosa y desafiante, sólo queda ese hueso pelado agachado al servilismo...
De aquellos radiantes
ojos, fulgurantes de honor y futuro, sólo dos cuevas sucias por la codicia...
De aquella nariz
arrogante en un perfil egregio y sensible, sólo quedan dos agujeros destruidos
por no percibir más que el olor del dinero y la prebenda...
De esas orejas que
captaban el susurro de las oraciones y las lágrimas, sólo dos conductos negros
por donde penetraron alabanzas y mentiras...
De esa boca abierta
en la sonrisa cálida del deber cumplido, sólo un vacío desdentado, hediondo,
acostumbrado a mordisquear carroña y a vomitar venganza...
Y esa patética
calavera, quedó al desnudo por una muerte mafiosa, que le arrancó la careta a
una democracia que se fue envileciendo y que en la “década ganada”, mintió,
robó, mancilló...
Pero llegará un día
en que esas 649 tumbas se abrirán y los cuerpos gloriosos de sus moradores,
comandados por Stella Maris, María del Rosario, María de Loreto, María de
Luján, impondrán su Poder Soberano y la Patria volverá a ostentar su galanura
ante todos los pueblos del mundo, que un día la miraron asombrados...
Y entonces esa muerte
mafiosa, que hoy nos enluta, brillará junto a aquellos que, desde todos los
tiempos, lucharon por la LIBERTAD y la JUSTICIA.
María
Delicia Rearte de Giachino
Mendoza, 25 de enero
de 2015
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