Hace unos días escuché a Marcelo
Longobardi en Radio Mitre exigirle al papa Francisco que le solicitara a
Nicolás Maduro contemplación y respecto por los derechos de más de 70 personas
que sufren la persecución del régimen venezolano, con motivo de la próxima
visita del presidente de Venezuela al Vaticano. Como hijo de un preso político
de la Argentina, me llama poderosamente la atención que no exija también al
Papa la misma contemplación para los 1800 presos políticos detenidos y más de
290 fallecidos en cautiverio, en su mayoría enfermos, abandonados y sin el
mínimo cumplimiento de sus derechos constitucionales. Tal vez no sea
"políticamente correcto" reclamar por los derechos de personas hoy
estigmatizadas, pero no se puede ignorar la situación de los presos políticos
en la Argentina, en especial, los que se encuentran detenidos en penales
comunes con serios problemas de salud, personas mayores de 70 años y con
enfermedades crónicas provocadas por la edad o por las extremas situaciones de
humillación y estrés a las cuales son sometidos diariamente.
Los derechos humanos no son de
izquierda o de derecha, son derechos inherentes al hombre, pero lamentablemente
en la actualidad solo pertenecen a unos pocos privilegiados. Todos lo vemos a
diario.
Juan De Marchi
DNI 20.939.503
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