Querido Ricardo B. I. de la Vega
No te das una idea como estoy, la
congoja me impide despedirte, es por eso que te escribo estas líneas para
recordarte que nos veremos.
Sé que tus camaradas han dicho
MURIO UN BUEN SOLDADO, tus parientes y amigos dicen era un tipo excepcional, tu
mujer dice un sobresaliente esposo y tus hijos UN EXTRAORDINARIO PADRE.
Que puedo decir yo, nada, recordarte
lo que siempre te dije cuando estábamos juntos en la trinchera norte, te has
alejado temporalmente para ocupar un lugar en la caballeria cristiana, que en
su momento comandada por Cristo nuestro Señor, vendrá a vencer al, maligno
haciendo tronar su glorioso clarín con el toque A LA CARGA.
No todos pueden montar al lado de
ÉL, solo serán aquellos que se mantuvieron fieles a la Orden de Caballería y tú lo has hecho.
Viviste con honor, manteniendo tu
dignidad en alto, has logrado cabalgar en la senda de la vida con lealtad a los
principios de la orden.
Por eso estoy seguro que no has
muerto, sino que un caballero ha ido a ocupar su lugar y está montado en un
brioso corcel blanco al lado de San Jorge y de Santiago.
Quisiera yo también tener tus méritos,
así cuando se ordene la carga final pueda yo, estar a tu lado, vos blandiendo
el sable y yo enrristrando mi tacuara hecha lanza.
Querido hermano hasta la Batalla
Final.
Eufemio Jorge Uballes[1]
Preso Politico.SubCrio
Pol.Fed.Argentina.
Penal de Guemes
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