El Día del inmigrante en la Argentina, se celebra el 4 de septiembre de cada año desde que
se lo estableció mediante el Decreto Nº 21.430 del año 1949, siendo presidente
Juan Domingo Perón. Se eligió esa fecha para recordar la llegada de los
inmigrantes al país en recuerdo de la disposición dictada por el Primer
Triunvirato en esa fecha de 1812, que ofreciera “su inmediata protección a los
individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio
en el territorio”.
Paradójicamente hoy la tierra de
nuestros ancestros está siendo invadida por inmigrantes ilegales que huyen de
la violencia de la guerra, especialmente en Siria y el continente de África. Es
un problema complejo, en la que se mezclan razones humanitarias, de estado,
violencia, inmisericordia, raciales, religiosas, económicas, etc. Hoy no existe una reacción europea o
internacional para solucionar el problema y los inmigrantes musulmanes
extremistas suman más problemas, ya que no se adaptan a las costumbres,
cultura, idioma, etc. del país que los acoge.
03/04/2015
Kinan Masalemehi tiene 13 años y es un refugiado sirio que fue
entrevistado por la cadena Al Jazeera pidiendo que terminen con la guerra.
Aseguró que a las autoridades no les gustan los sirios.
El adolescente estaba, al momento
de ser entrevistado, en las puertas de la estación internacional de Budapest en
Hungría. Kinan esperaba con su
familia, como miles de sus compatriotas, a que las autoridades húngaras les permitieran
entrar para subirse a un tren rumbo a otro país.
Cuando el periodista le pregunta
cuál es su mensaje, él responde que por favor ayuden a los sirios. "Los
sirios necesitan ayuda ahora", asegura.
"Por favor, ayuden a los
sirios. Los sirios necesitan ayuda ahora. Simplemente paren la guerra y no
querremos ir a Europa. Paren la guerra en Siria", pide Kinan, de solo 13 años.
Masalmeh, desde que comenzó su viaje en Siria, pasó por la ciudad
de Szeged, cerca de la frontera de Hungría con Rumania y Serbia. Después fue
uno de los tantos a los que la policía les impidió el acceso a la estación de
trenes en el este de Budapest para que no pudieran viajar y así conseguir asilo
en otros países.
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