por Ricardo Angoso
@ricardoangoso
Estamos ante una nueva guerra. Tenemos ante nosotros nuevas
amenazas y desafíos que también
implicarán respuestas novedosas. Se trata de una guerra diferente a todas las
anteriores y requerirá una contestación muy alejada de los esquemas
tradicionales que utilizábamos en los conflictos clásicos. Los atentados de
París, seguramente perpetrados por miembros del Estado Islámico llegados a
Europa en la oleada migratoria tolerada y alentada por Angela Merkel,
implicarán el desarrollo de un nuevo sistema de seguridad que provocará
molestias a los ciudadanos, un deterioro de nuestro ya de por sí maltrecho
Estado de Derecho, un mayor control policial y una acción más coordinada de
nuestros servicios de inteligencia.
La fecha elegida, la simultaneidad en los ataques, la clarividencia de los terroristas a la hora de ejecutar los atentados y los medios empleados, en la que ha sido seguramente una acción minuciosamente preparada durante meses, son elementos que inducen a pensar que nos encontramos ante un enemigo frío, calculador, bien preparado y entrenado para realizar acciones violentas y dispuesto a morir en la lucha. Al igual que en la mística fascista aquí no cabe espacio para la negociación y el diálogo, sino que son grupos, los yihadistas, que han nacido para vencer o morir, no hay una tercera vía para estos elementos que componen las células terroristas.
DERROTAR AL ESTADO
ISLÁMICO POR LA VÍA MILITAR
En primer lugar, el elemento geoestratégico, que se vio
alterado en su conjunto con la destrucción del Estado en Irak, está generando
convulsiones, conflictos y amenazas para otros Estados, como Egipto, Jordania,
Siria, Turquía y el mismo Irak. Pero, desgraciadamente, la respuesta al Estado
Islámico, que creció a merced del caos en Irak y Siria, principalmente, solo
puede ser militar. Occidente debe ponerse al lado de sus aliados en esta zona del mundo y
contribuir a la derrota total del Estado Islámico. No hay ninguna posibilidad
de reconducir por la vía política a este flagelo que recurre a la barbarie
mediática para aterrorizar al mundo y que se está revelando, más allá de sus
actuales límites territoriales, como una amenaza global, capaz de golpear y
matar hasta en el centro de París.
LA COOPERACIÓN
INTERNACIONAL, ABSOLUTAMENTE NECESARIA
Como segundo elemento para combatir esta maldición habrá que
intensificar la cooperación internacional entre todos los Estados que estamos
juntos en esta batalla contra el terrorismo yihadista. La crisis de Oriente
Medio no se puede resolver dejando de lado a aliados como Turquía o a países
que hasta hace muy poco tiempo considerábamos como aliados en la lucha, como es
el caso de Rusia. ¿Cómo pretenden los occidentales resolver la crisis siria sin
contar con el régimen de Damasco y su principal apoyo, Rusia? "La historia de los fracasos en la
guerra puede resumirse en dos palabras: demasiado
tarde. Demasiado tarde en la comprensión del letal propósito del enemigo;
demasiado tarde en tener conciencia del mortal peligro; demasiado tarde en lo
tocante a la preparación; demasiado tarde en la unión de todas las fuerzas
posibles para resistir; demasiado tarde en ponernos al lado de nuestros
amigos", decía el general MacArthur. No hay otro camino que volver a
un marco de responsabilidad compartida, de estar con nuestros amigos y aliados,
de conformar una gran alianza que nos permita resolver las crisis juntos y
aplicando recetas realistas y prácticas, tal como se hizo con el reciente
acuerdo sobre el contencioso nuclear con Irán. Sin Rusia no habrá paz nunca en
Siria.
SCHENGEN DEBE SER REVISADO
Otro aspecto fundamental, y ya como tercer elemento a
desarrollar, habrá que hacer una revisión objetiva, rigurosa y seria de
nuestras políticas migratorias. La aparición de un pasaporte sirio en los
escenarios de los atentados de París muestra a las claras que el descontrol
reinante en nuestras fronteras es parte del problema. La política de Alemania,
en el sentido de abrir las mismas a todos los ciudadanos sirios sin distinción,
ha sido uno de los más graves errores en política migratoria de la Unión
Europea (UE) en décadas. Se calcula en más de medio de millón de personas las
que han entrado en Europa sin que nadie comprobara de dónde venía, quién era y
qué hacía antes de venir al viejo continente.
Schengen debe ser totalmente revisado y se debe poner coto a
este desorden impuesto por la irresponsable canciller Merkel. Los atentados de
París han mostrado a las claras cuánta razón tenían los gobiernos de Croacia,
Eslovenia, Eslovaquia y Hungría cuando pusieron el grito en el cielo al serles
impuesta una política migratoria por la cual eran forzados a recibir a miles de
inmigrantes sirios -seguramente la mayoría inocentes- sin que nadie les pidiese
siquiera el pasaporte. Una vez que metes el Caballo de Troya del terrorismo en
tu país, no hay quien lo saque y lo más seguro es que los terroristas,
aprovechando la tolerancia y la estupidez de los occidentales, acaben
perpetrando atentados brutales.
UN NUEVO CONCEPTO DE
SEGURIDAD
Por último, como cuarto elemento a desarrollar, habrá que
proyectar unos nuevos esquemas de seguridad, que implicarán, con toda certeza,
un recorte en nuestras libertades y una merma en nuestro endeble Estado de
Derecho. Los atentados de los años noventa en Israel, sobre todo contra
objetivos civiles sin ningún valor militar, provocaron la aplicación de
estrictas medidas de seguridad en todos los lugares, incluyendo bares y
restaurantes, el desarrollo de una estrategia policial para hacer frente a los
nuevos riesgos y el impulso a una cultura ciudadana que aunaba la colaboración
de todos en la lucha contra el terrorismo y en la percepción de las potenciales
amenazas en las calles israelíes.
Al igual que ocurrió el 11 de septiembre de 2001, con el
atentado contra las Torres Gemelas y otros objetivos, los atentados de París van
a marcar un antes y un después, ya que se ha demostrado que los terroristas
tratan de atemorizar de una forma indiscriminada y que los objetivos militares
son para ellos secundarios. Quieren, simple y llanamente, sembrar el terror y
causar el mayor impacto mediático, tal como ha hecho hasta ahora el Estado
Islámico en todas sus acciones. Tenemos que cambiar nuestra forma de encauzar
esta guerra, tomar medidas extremas, reconsiderar nuestro concepto de seguridad
actual y evaluar las potenciales amenazas.
Es más que seguro que en los próximos meses va a haber más
atentados terroristas en Occidente, no hace falta ser un genio para predecirlo,
pero la historia demuestra que si tomamos las medidas oportunas, controlamos
nuestras fronteras -tal como hacen los Estados Unidos desde el 11 de
septiembre-, intensificamos los controles aduaneros, desarrollamos nuevos
esquemas de seguridad y generamos una cultura policial y ciudadana, junto con
el desarrollo intensivo de los trabajos de los servicios de inteligencia, es
más que seguro que reduciremos la capacidad de los terroristas para cometer
acciones violentas y, a la larga, les acabaremos derrotando.
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