"El
destino no hace acuerdos
Y nadie se lo
reproche.
Ya estoy
viendo que esta noche
Vienen del Sur
los recuerdos".
Jorge Luis
Borges
Si no fuera tan
trágico, Almodóvar seguramente nos haría morir de risa con lo ridículo de lo
sucedido esta semana en un convento de Gral. Rodríguez, pues creo sólo la
imaginación del genial español podría construir una escena tan bizarra;
recordemos que fue capaz de parir "Mujeres al borde de un ataque de
nervios", que aquí hubiera titulado en singular, mirando al Calafate. En
esa película tendría un papel protagónico Hebe de Bonafini quien, además de
sugerir al Juez que la llamó a prestar declaración indagatoria que usara la
citación como supositorio, explicó a sus fanáticos que José López, el arrojador
de valijas, era un infiltrado de los servicios y de los medios de prensa en el
"movimiento nacional y popular" en el que, millones mediante, milita;
y tendría un cómico rol Fernanda Herrera, la increíble abogada hot del preso.
Lo más recalcitrante
del kirchnerismo residual (Kunkel, Recalde, Di Tullio, etc.) se metió en un
brete complicado ya que, al igual que lo había hecho con Ricardo Jaime y
Leopoldo Báez, salió a intentar despegar a sus jefes del accionar de los
grandes gerentes de la corrupción de sus gobiernos y, con ese fin, prefirió
presentar a Néstor (q.e.p.d.) y a Cristina como un par de estúpidos, ignorantes
por completo lo que sucedía bajo sus pies; ésta, ni lerda ni perezosa, aceptó
esa posición en la absurda carta que, en reemplazo de su esperada oralidad,
publicó en Facebook.
Pero nadie en la
Argentina ya cree que, con personajes como esta pareja, unos miserables
usureros que concentraron tanto las decisiones políticas y sobre todo
crematísticas, algún funcionario o "amigo" pudiera actuar como éstos
lo hicieron sin tener órdenes de esos patrones de la vereda, en especial por
los recuerdos, que vienen del sur patagónico: Julio De Vido y Julio López
cumplían idénticos roles en la Intendencia de Río Gallegos y en la Provincia de
Santa Cruz, cuando este par de presuntos lelos ejercían el poder más absoluto.
Es que cada uno de los miembros de la asociación ilícita que, encabezada por
los Kirchner y gobernó nuestro país en la década "relatada",
desempeñaba funciones que servían al propósito general de robar, sin tasa ni
medida.
Sergio Schoklender,
que mucho sabe de esto, afirmó que el botín representaba un PBI argentino, es
decir, nada menos que US$ 540 mil millones; esa cifra debe ser exagerada pero,
sin dudas y dado el tamaño relativo de Brasil, podemos asegurar que aquí el
latrocinio ha sido infinitamente mayor que en nuestro vecino, donde hay ya
muchos políticos, funcionarios y empresarios presos condenados a largas penas
de cárcel, para vergüenza nuestra.
Este tema, el de la
impunidad local, nos lleva necesariamente a la conducta de los jueces federales
que, como siempre he sostenido, nunca se vendían sino que se alquilaban al
patrón de turno, que pagaba esos servicios con sobres que llegaban desde la
SIDE. Desde el 10 de diciembre, el gobierno de Cambiemos ha terminado con esa
abominable práctica y los magistrados se ven librados a su propio albedrío. Por
eso y frente a la posibilidad de una pueblada frente a Comodoro Py, todos ellos
han acelerado bruscamente las causas que cajonearon durante años y tanto
inquietan a la nuestra "abogada exitosa"; debieron aparecer
filmaciones de "La Rosadita" o un tipo tirando bolsos con fortunas
por encima de las tapias de un convento para que estos penosos personajes se
vieran ante la necesidad de actuar, ahora en defensa propia.
Cuando, más arriba,
dije que es trágico, me refería a que todo ese dinero -estancias, autos,
aviones, barcos, departamentos, bolsos, cuentas en paraísos fiscales, derroches
incalificables- faltó en alimentos para los chicos desnutridos, seguridad en
nuestras rutas, la luz y el gas que necesitamos, escuelas, hospitales,
viviendas, ambulancias, remedios, cloacas y agua potable. Lo lamentablemente es
que todo esto nuestra corrupta sociedad lo sabe desde hace años, y sólo
reaccionó cuando se inquietaron sus bolsillos; no necesitaba de obscenos bolsos
de dinero para conocer los hechos, pero prefirió ignorarlos.
Por mi parte, llevo
más de una década calificando a ambos Kirchner como genocidas, aplicándoles la
definición que, para esos delitos, utiliza el Tratado de Roma, que en la
Argentina tiene rango constitucional desde 1994: "Se entenderá por
'genocidio' cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con
la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico,
racial o religioso como tal: a) matanza de miembros del grupo; b) lesión grave
a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) sometimiento
intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su
destrucción física, total o parcial ...".
Lo que se hizo a través del "modelo" durante estos años con
los más desposeídos de nosotros, reviste exactamente esas características
porque fue ejecutado desde el Estado y, en tal medida, impide que prescriban
las causas contra los responsables; dada la sempiterna morosidad de nuestra
Justicia, no es un dato menor.
Pero, claro, lo
sucedido no sólo ha golpeado al kirchnerismo sino que muchas compañías
constructoras argentinas están poniendo las barbas en remojo. En este tema,
como para bailar el tango, se necesitan dos: el empresario que paga y el
funcionario que recibe, y ambos son condenables. Desde las cárceles brasileñas,
Marcelo Odebrecht (condenado a diecinueve años de prisión) y muchos de sus
colegas, pueden contarle a los locales qué pasa cuando los jueces trabajan en
serio; por lo demás, las coimas se transforman en sobreprecios, que pagamos todos.
Y la habitual excusa -"pagaba o no podía trabajar"- es de una
rampante inmoralidad.
Otro sector que está
conmovido por los hechos es, obviamente, la Iglesia. El fantasma del fallecido
Obispo di Monte, que sobrevuela el caso por la elección de su último domicilio
y que tantos secretos de la obra pública se llevó a la tumba, constituyó un
fuerte cross a la mandíbula de la jerarquía eclesiástica, que reaccionó tarde y
mal.
Ahora, cuando a pesar
de sí misma la Justicia se acerca tanto a la ex Presidente y -enriquecimiento
ilícito, Hotesur, Los Sauces, dólar futuro, etc.- la empuja inevitablemente
hacia las rejas, se ha instalado en los medios y en la opinión pública la
discusión acerca de si la detención de Cristina o, incluso, de Hebe de Bonafini
podrían afectar la gobernabilidad del Gobierno, como en su momento pensaban
respecto a Milagro Salas. Obviamente, estoy enrolado entre quienes, no sólo
dicen que no lo harían sino que creo que esas medidas resultan esenciales para
el futuro moral de la República, aunque el costo que debamos afrontar, como
sociedad y como sucede en Brasil, sea elevadísimo. Votamos por Cambiemos para
corregir el rumbo; si no lo logramos, habremos caído en el definitivo fracaso y
confirmaremos nuestra historia reciente, que nos señalaba como un país inviable
desde que Discépolo escribiera su tan actual "Cambalache".
Bs.As., 19 Jun 16
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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