Desde hace largos
años cientos de oficiales superiores, oficiales subalternos, suboficiales y
personal de tropa de las Fuerzas Armadas, de seguridad y del Servicio
Penitenciario Federal y provinciales están encarcelados. Algunos cientos de
ellos murieron en prisión. A todos ellos se les ha imputado, por el solo hecho
de haber pertenecido a un "aparato
organizado de poder", que "debían
saber" qué hacían los mandos superiores y qué ejecutaban los
subalternos. "Debían saber"
qué hacían sus camaradas de armas en el curso de la guerra antisubversiva que
se desarrolló entre 1973 y 1984 y se caracterizó, como se afirmó en numerosas
sentencias judiciales, por el secreto de las operaciones y en la delegación de
las decisiones. Repugna entonces a la lógica sostener, como desenfadada y
descaradamente lo hacen encumbrados funcionarios de la ex administración
kirchnerista, el desconocimiento de lo que hacían sus superiores y sus
subordinados, porque unos y otros integraron el "aparato organizado de poder" que conforma el gobierno de
la nación, el que ejerciéndose democráticamente debe transparentar sus acciones
exponiéndolas al conocimiento de los gobernados. Tal negativa es propia de
cobardes y reclama que jueces probos la desvirtúen, pronto y firmemente.
Dr.
Norberto Giletta
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