Viernes, 14 de
Octubre de 2016 17:14
Capitán Carlos Varela. |
El capitán Carlos "El Trucha" Varela, uno de los máximos héres
tucumanos de la Guerra de Malvinas falleció este jueves a los 68 años, luego de
haber sufrido un accidente cerebrovascular.
El 13 de junio de 1982, Varela junto al comodoro Antonio "El Tony" Zelaya y al capitán
Luis "El Tucu" Cervera
partieron desde la base de San Julián para atacar objetivos terrestres en el
monte Dos Hermanas, en la isla Soledad. Fue esta la última misión de los
tucumanos en la guerra de las Malvinas, ya que al día siguiente el Ejército
argentino firmaba la rendición.
"Nos
tiraron con todo", recordó Varela, en una
entrevista. Aseguró que, de las siete misiones que participó, esa fue la más
difícil. Él estuvo al frente de la escuadrilla "Chispa", mientras que el capitán Zelaya dirigió a la "Nene". Durante la recarga de
combustible, en el aire, el avión de Zelaya chupó combustible, se recalentó la
turbina y tuvo que regresar. Cervera asumió como jefe y se puso detrás del
grupo de Varela. Sólo siete aviones siguieron en vuelo rasante sobre el mar,
una táctica que siempre sorprendió a las tropas inglesas.
Varela precisó que
cuando llegó a la isla, subió por una lomada y se encontró de frente, en la
cima, con un soldado inglés a quien casi le arrancó la cabeza con el avión.
Comentó que cuando se repuso del encontronazo, vio al frente cientos de
soldados, transportes pesados y helicópteros.
"El comandante
Jeremy Moore (quien estuvo al frente de las tropas inglesas en Malvinas) dijo
en un reportaje a la revista Siete Días que esa fue la jornada en la que más
miedo tuvo, porque lo atacaron siete Mirage". "Se equivocó, porque
éramos siete A4B", aclaró con orgullo "El Trucha".
Varela precisó que,
al ver las tropas inglesas, aceleró a fondo y ordenó tirar las 12 bombas. El
tucumano remarcó que en su huida disparó con sus cañones a los helicópteros y a
todo lo que se le cruzó en el camino. "Hasta
que alguien me gritó: ¡Chispa uno... eyección!", dijo con vos firme.
Uno de los pilotos vio cómo un misil se dirigía al avión de Varela y a los
gritos le pidió que se eyectara para no sufrir el inminente impacto.
"Sentí
el sacudón y solté los tanques de combustible. El avión comenzó a temblar y la
temperatura de las turbinas llegó al máximo",
detalló. "Bajé la potencia, logré
reducir la temperatura y dejé la isla en vuelo rasante para evitar los Sea
Harrier", señaló.
Precisó
que cuando quiso ascender, el avión comenzó a temblar. "En ese momento pensé en eyectarme en tierra, pero me acordé de
los gurkas. Entonces bajé la potencia un 2%, que es demasiado para estos
aviones, y me alejé de la isla", confesó.
Detrás de la
escuadrilla de Varela venía Cervera con dos aviones más. "El Tucu" recordó que divisó un número mayor de tropas y
ordenó a sus pilotos que descargaran todo el material explosivo, luego de lo
cual dejaron atrás un campo envuelto en fuego y humo. En la huida, precisó, se
encontró de frente con un helicóptero Sea King y le disparó con los cañones.
El militar destacó
que nunca olvidará ese momento porque pudo ver hasta el casco celeste del
piloto inglés. Cervera guarda el mejor de los recuerdos del alférez Guillermo
Dellepiane, porque le salvó la vida. "Guarda
Tucu, un misil por la derecha... por la derecha, me gritó El Piano -era el
apodo del alférez-. Giré 90 grados y eyecté los tanques suplementarios, viré
hacia la derecha y vi pasar al misil".
Pero la tensión no se
disipó. "Cuando tomé rumbo a San
Julián, me encontré de frente con una fragata", contó con la misma
sorpresa de hace 25 años. "Dije:
ahora sí me la dan. Porque no tenía ni una piedra para disparar". Y se
jugó a su suerte. "Empecé a virar
cuando estaba a unos 100 metros. Miré de reojo por los espejos retrovisores
esperando que me lanzara el misil. Y... no me tiró", contó con la
misma alegría de aquel momento.
El 13 de junio, los
nervios no tuvieron paz. Dellepiane avisó que tenía poco combustible, porque un
proyectil ihabía impactado en el tanque, que comenzó a derramar combustible a
chorros. Preguntó a sus compañeros qué hacer: eyectarse o buscar el
reabastecedor. "Yo le dije, porque
era un gran amigo, Piano encomendate a Dios y decidí vos qué querés hacer",
comentó Cervera.
"El
Trucha" Varela recordó que ordenó silencio y
como el oficial más veterano le dijo a "El
Piano" que él ya sabía lo que se debe hacer en esta situación. El
joven piloto tomó la decisión de buscar el Hércules.
"¡Tengo
100 libras, la puta que los parió... dónde está el Hércules!, gritó por
radio", relató Cervera. "Le respondí: ¡quedáte tranquilo pendejo que llegás! Hasta que
dijo que tenía cero combustible y, entonces, se produjo un silencio
aterrador".
Cervera contó que, en
ese instante, Dellepiane divisó al Hércules y se lanzó en picada para insertar
su caña a la manguera. "¡Enganché
Tucu, enganché, la puta madre!, me dijo por radio. ¡Bien pendejo!, le respondí
con una alegría inmensa", destacó con la misma emoción.
Llegaron a San Julián con el último aliento. Cervera lo
hizo con cero combustible; "El
Piano" colgado del Hércules; al capitán Varela el motor del avión se
le clavó y aterrizó en una arriesgada maniobra. "Vinieron todos hechos mierda, pero vivos", destacó "El Trucha" con la misma
satisfacción de aquel 13 de junio.
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