En un enfrentamiento
armado ocurrido el 19 de enero de 1977 en la ciudad de Santa Fe, fueron
abatidos cuatro dirigentes del Ejército Montonero. Rolando Martínez, mi padre,
era entonces chofer y agente del Comando Radioeléctrico de la policía
provincial, el más bajo del escalafón. Hoy, 41 años después del tiroteo, mi
padre, quien tiene 77, lleva más de dos años sometido a prisión preventiva
domiciliaria, por el "asesinato"
de los cuatro guerrilleros, eso no obstante no haber participado en los hechos
por los que se lo acusa, ya que tomó servicio a las 19:45 y el enfrenamiento
terminó horas antes, según consta en el expediente judicial. Así mi papá ha
pasado a integrar la larga lista de los acusados como "violadores de derechos humanos", "delincuentes de lesa humanidad", "genocidas" y "represores".
Mi padre es un hombre bueno que hace más de 45 años vive en el mismo lugar,
tiene tres hijas y siete nietos, cobra una jubilación mínima y aquel mismo año,
1977, dejó de trabajar en la policía provincial, por una enfermedad que aún hoy
padece. ¿Alguien podrá explicarme cómo un ser humano que no participó jamás de
ningún enfrentamiento armado y entró a trabajar horas más tarde de los sucesos
de la causa en la que está acusado puede estar preso y calificado de esa manera?
¿Cómo puede ser que un agente chofer, sin un mínimo poder de decisión para
ordenar un ataque, matanza, secuestro o tortura hoy esté pasando sus últimos
años de vida en cautiverio, acusado de cuatro "asesinatos" que no cometió?
Como mi papá, hay
muchos verdaderos "presos
políticos" a los que "alguien"
nombró o se acordó de caras, imágenes, voces, olores, sensaciones, o su nombre
apareció en un libro tomando servicio después de más de 40 años, que terminaron
acusados en alguno de los cientos de los juicios por "delitos de lesa humanidad", pasando a ser nuevos eslabones, en su caso uno muy débil, en la cadena
de una venganza, y para ellos no hay derechos humanos.
Quizás definir
legalmente si mi papá es un ser humano sería una respuesta a mis preguntas, porque
ha sido tratado como si no lo fuera.
Gabriela
Martínez
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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