La resolución
adoptada por el Ministerio de Defensa viene a reparar una gran injusticia.
Anuló por "ilegítima" otra resolución
del kirchnerismo que había cortado de forma abrupta la carrera a una veintena
de militares por simple "portación
de apellido", es decir, por ser hijos, sobrinos o tener algún
parentesco con "exrepresores"
o integrantes del "proceso".
Hay que decir que esa injusticia contó con el aval de los altos mandos del
Ejército de entonces, dispuestos a quedar bien con el poder político a cambio
de perdurar en sus cargos. Todos los oficiales caídos en desgracia eran hombres
con vocación, con más de 30 años de servicio a la patria. Claro, no tenían
ningún gremio que los defendiera. Confiaron en el sistema de ascensos y en sus
superiores. Que la ministra de Defensa de entonces, Nilda Garré, haya querido
perseguir hasta a los nietos de los militares del proceso no es extraño, dado
su pasado. Que los generales firmaran fue una infamia.
Es necesario
reparar rápidamente los daños producidos a las FF.AA., los cuales, lejos de ser
medidas populistas del kirchnerismo, fueron claramente una venganza.
Rodrigo Caro Figueroa
DNI 14.022.309
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