“La mistificación es un fenómeno
frágil”.
Laurence Debray
Laurence Debray
Con
impredecible velocidad, las caretas que diferenciaban a Alberto Fernández y la
viuda de Kirchner, ya algo desteñidas por una afirmación del primero ("Cristina y yo somos lo mismo")
y, sobre todo, aquéllas que pretendían otorgar al Presidente electo una
independencia inédita frente a quien lo había elegido a dedo y llevado al
triunfo, cayeron con estrépito.
Y
no me refiero sólo a la radicalización de sus posiciones internacionales y
pseudo-jurídicas, al relevante cargo reservado a Eduardo Wado de Pedro en el
entorno de la Casa de Gobierno y, tampoco, al veto definitivo a Florencio
Randazzo para ocupar el Ministerio de Transportes.
La
imagen de las reiteradas visitas del futuro mandatario a los domicilios
político y personal de la segunda, que no pueden ser imputadas a un mero gesto
caballeresco, ya venía dando una pauta de subordinación inconstitucional; pero
el lunes, esa actitud llegó al paroxismo cuando, al salir de la casa de Cristina,
luego del recargado regreso de Cuba de ésta, Alberto declaró sin empacho que la
elección de los integrantes del futuro gabinete ministerial estaba casi
terminada.
Lo
más llamativo, aunque no sorprendente dados sus antecedentes en la materia, fue
que lo hizo pocos días después de asegurar que ella no tendría injerencia en la
designación de los ministros. Sin embargo, al transcender algunos movimientos
en las autoridades de los bloques del Frente para Todos en el Hº Aguantadero,
quedó clarísima la decisión de Cristina.
Para
lograr para su hijo Máximo la jefatura de ese rejuntado en la Cámara baja, por
ejemplo, Agustín Rossi, que pretendía lo mismo, fue elegido como futuro
Ministro de Defensa, pese a sus nefastos antecedentes en ese cargo (por
ejemplo, el "extravío" de
un misil y toneladas de municiones) por los cuales se encuentra bajo
investigación judicial. Y escoger a José Mayans -una de las primeras espadas
del impresentable y eterno Gobernador de Formosa, Gildo Insfrán- para ocupar
idéntica función en la Cámara alta, seguramente requerirá ofrecer también a
Carlos Caserio, alfil del Gobernador Juan Schiaretti, el caramelo de otra silla
en el gabinete.
Esas
actividades de la Vicepresidente electa tienen tres objetivos: abortar la
gestación de un "albertismo"
competidor e independiente, posicionar a su vástago para reemplazarla como
candidato en 2023, y evitar intranquilidades en el ámbito de la Justicia. Las
maniobras que, seguramente, realizará Cristina para lograr la impunidad de su
hija Florencia ameritarán el alquiler de balcones, pero eso es algo que nunca
le preocupó.
Carlos
Pagni, el jueves, en una nota absolutamente imperdible, (https://tinyurl.com/rodr2g9), describió
algunos de los intereses contrapuestos que afectarán, en la gestión y en la
Justicia, a los integrantes de la fórmula triunfadora.
Cómo
funcionará entonces esta conducción bicéfala -por ser optimista- que se prevé
para la Argentina a partir del 10 de diciembre es, obviamente, aún una
incógnita, pero todos los antecedentes han sido nefastos y terminaron con
graves hechos institucionales y hasta de sangre; Héctor Cámpora, ese ex
Presidente a quien debe su nombre el núcleo de los jóvenes -ya no tanto-
kirchneristas, podría atestiguarlo.
Aunque
es probable que esa contienda, que en los primeros 70's se zanjó a tiros y
bombas, ahora se resuelva en transacciones "comerciales",
ya que los aliados y socios regionales de Cristina disponen de ingentes fondos
non sanctos que le permitirían comprar al más pintado de los gobernadores y
legisladores, por muy díscolos que sean.
En
todos los escenarios conflictivos que se han suscitado en los últimos meses en
América del Sur, aparecieron grupos terroristas dispuestos a destruir e
incendiar ciudades para intentar derrocar a las autoridades (Ecuador, Colombia,
Perú y Chile) o para reponer en el poder a mandatarios exiliados o presos
(Ecuador, Perú, Brasil y Bolivia); lo curioso es que el posicionamiento de los vándalos refleja
exactamente la actitud contemporizadora o frontalmente enemiga de cada gobierno
frente al narcotráfico.
La
irrupción del comercio de estupefacientes como actor político resulta
fundamental, tanto como el gigantesco desarrollo de las comunicaciones, para
entender por qué las protestas legítimas contra el real deterioro de la
situación económica de grandes proporciones de las sociedades a partir de la
caída en el precio de las commodities -sus enormes alzas permitieron la
instalación de los regímenes clepto-populistas aliados del "socialismo del siglo XXI" chavista- han adquirido tamaña
virulencia.
Existen
muchas denuncias y suficientes pruebas sobre las actividades de Cuba y del "Cártel de los Soles", esa
terrible organización que encabeza Diosdado Cabello e integran los más de dos
mil generales venezolanos (más que los de Estados Unidos), tendientes a desestabilizar
a los países que no tranzan con el narcotráfico; la enorme masa de dinero que
maneja ese negocio, incrementada con el contrabando de combustibles y oro, le
permite financiar sin medida a los violentos, a los cuales entrenan y arman.
Además, al hacer participar a los mandos militares del reparto del cuantioso
botín le ha servido a Nicolás Maduro para asegurarse su lealtad y perpetuarse
en el poder, a pesar de la catástrofe humanitaria en la que ha sumido a su
país.
Bs.As.,
23 Nov 19
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail:
ega1@avogadro.com.ar
E.mail:
ega1avogadro@gmail.com
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