“la
vida es demasiado corta para que la hagamos mezquina”.
BENJAMÍN
DISRAELI
Alegrarse
de la muerte de una persona no es delito, pero muestra más mezquindad, bajeza
moral e imbecilidad que ideología. Dos personas cercanas a la vicepresidente,
su abogado lenguaraz y un “empresario” procesado por el juez muerto, al que
ella eligió para mostrarse desafiante ante esa parte de la opinión pública que
no duda que ella es la jefa de una asociación ilícita, no han ocultado su
satisfacción en las redes sociales por la muerte del Juez Claudio Bonadío.
Ambos,
en twitter, han escrito lo que creen que es un epitafio definitivo. El
lenguaraz dijo: “Con Bonadio se muere una parte muy oscura de la Justicia, se
muere la arbitrariedad…” el prebendario procesado fue más escueto; su twitt,
propio de un malevo de barrio, decía: “¡Conmigo no pudo!”. Ambos se expresaron
en perfecta consonancia con los ignorantes que componen ese séquito de
desharrapados mentales autodenominados nacionales y populares y que en las
redes sociales han atribuido a la justicia divina la muerte del juez y, aunque
alegan hasta el hartazgo no sentir regocijo por su muerte, en cada uno de sus
escritos la satisfacción que emana de ellos resulta repugnante.
Gerardo Ferreyra fue procesado por Bonadio |
No
hay nada que nos asombre ni esperemos de ellos retractación, compasión o un
mínimo sentimiento de vergüenza por lo que han escrito, estos son atributos
inherentes a quienes poseen una cierta firmeza moral de la que esta corte de
los milagros, personalizada en Dalbón y Ferreyra, carece; tanto como carece de
ella la persona a la que estos ruines le deben haciendas y fama.
Gregorio Dalbón, uno de los abogados de Cristina Kirchner, aseguró que la muerte del juez Bonadío llegó en un momento para “salvarlo de ser juzgado” |
3
de Febrero de 2020
José Luis Milia
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