Como testigo de la época más violenta de la guerra revolucionaria, declarada unilateralmente por las organizaciones político-militares a toda la sociedad argentina, deseo dejar mi testimonio. Esa espiral de violencia se desató durante un gobierno elegido democráticamente por el pueblo y recordemos lo que decían los líderes políticos, funcionarios y empresarios que vieron semejantes barbaridades y no supieron cómo resolver ese grave problema institucional:
Cuando se produjo el ataque al Regimiento
de Azul en enero de 1974, entre otras cosas, decía el Tte. Gral. Juan Domingo Perón, en relación a la
guerrilla terrorista: “...Todo tiene un límite...se trata de poner
coto a la acción disolvente y criminal que atenta contra la existencia misma de
la Patria y de sus instituciones...El objetivo perseguido por estos grupos
minoritarios es el pueblo argentino, y para ello llevan a cabo una agresión
integral”.
“Por ello, sepan ustedes que en esta lucha no están
solos, sino que es todo el pueblo que está empeñado en exterminar este mal...”.
“La estrategia general que conducimos desde el
Gobierno, nos lleva a actuar profundamente sobre las causas de la violencia y
la subversión, quedando la lucha contra los efectos a cargo de toda la
población, las fuerzas policiales y de seguridad, y si es necesario de las
Fuerzas Armadas”.
A raíz del gravísimo ataque realizado por
elementos subversivos contra el Regimiento de Infantería de Monte 29 de Formosa
el 05 de Octubre de 1975, el máximo líder del radicalismo ratificó y amplió los
conceptos de Perón, en la ciudad de
Tinogasta (Catamarca) durante un acto organizado, al día siguiente, por la
juventud partidaria.
Dijo entonces el Dr. Ricardo Balbín: “La guerrilla metida en los montes carece de banderas y de sentimientos; no tiene sentimientos porque destruye y no tiene banderas porque es antinacional. Hay un seguro de vida contra ellos; cuando atacan no miran a quienes matan y cuando los toma la Justicia reclaman la solidaridad del pueblo para sacarlos; es decir que la guerrilla con seguro de vida es la guerrilla de los cobardes”.
Dijo Perón
el 1 de Mayo de 1974 desde la Casa Rosada: “...estos infiltrados que trabajan adentro y
que traidoramente son más peligrosos que los que trabajan desde afuera, sin
contar que la mayoría son mercenarios al servicio del dinero extranjero”.
“…Mocosos imberbes y estúpidos…”
Senador Luis Culasso Mattei (21
de Mayo de 1974): “Creo que ha llegado la hora de analizar el asunto en profundidad, ya
que los síntomas indican un estado de verdadera alienación... La Argentina no
soporta más esta guerra no declarada[1]...”
Senador Fernando de la Rúa (28
de Agosto de 1974): “...Hay que eliminar este clima de terror...si esto continúa acabaremos
viendo enfrentamientos demasiado vastos y dolorosos y entonces no habrá orden
ni ley ni Estado y así no podrá sobrevivir la sociedad.”
Senador Luis León (29 de Agosto de 1974): “Los argentinos, la multitud
nacional, están hartos y saturados de violencia”.
Senador Fernando De la Rúa (4 de Setiembre de 1974): “¿Quién puede vivir hoy con
seguridad?”
Declaración de la Cámara de Diputados (29 de Octubre de 1974): “Que reitera su más terminante
repudio a la violencia criminal que está asolando el país, con diversas formas
de terrorismo y guerrilla en perjuicio de toda la población: intimidación
pública, destrucción de barcos, aviones...; atentados domiciliarios y
callejeros...; asesinatos de miembros de las FFAA, de Seguridad y de Policía;
ejecuciones masivas, sistemáticas y sádicas de civiles...; asaltos insensatos a
unidades militares...”
Diputado Ángel Citati (25 de Septiembre de 19974): “Estamos en una guerra contra el
enemigo común. Cada uno en su lugar de combate. Vistiendo el uniforme con que a
cada uno nos dotó el destino. Y nuestro Ejército, un Ejército de paz y de
trabajo también ha sido golpeado crudamente por la guerrilla”.
Senador Carlos Alberto Bravo (Octubre – debate Ley de Represión): “Creo
que lo que estamos haciendo hoy, nos puede llevar a la convicción de los
argentinos la idea de que se trata de un programa para detener esto que
constituye ya realmente una guerra civil”.
Senador José Armando Caro (mismo debate): “Después de esto, tal vez nos
tocará empuñar el fusil en vez de los códigos y las leyes. Hay una imagen de la
Justicia que anda rondando por allí, una Temis que en vez de la venda sobre los
ojos lleva antifaz, que en lugar de la balanza tiene una metralleta y en
reemplazo de la espada tiene una escopeta Itaka”.
En octubre de 1975 se decretan las
operaciones militares en todo el país.
Ministro de Defensa Tomás Vottero (16 de Diciembre de 1975) refiriéndose a la
subversión: “Es determinación del gobierno no dejar de hacer nada de lo que esté
dentro de nuestras facultades y de nuestro poder de decisión, hasta alcanzar su
más completo exterminio”.
Senador Carlos H. Perette (29 de Diciembre de 1975): “los hechos producidos en Monte
Chingolo son de una extraordinaria gravedad y demuestran hasta qué grado la
guerrilla pretende atacar las bases esenciales de la paz interna de la
República”.
Diputado Antonio Trócoli (25 de
Febrero de 1975): “...porque no hay duda alguna de que a partir de 1 de julio de 1974 la
República ha entrado en un plano inclinado...Todo está peor que al 25 de mayo
de 1973. ¡Grave emergencia nacional!, señor Presidente. ¡Así lo ha calificado
nuestro partido! (UCR)”.
Diputado Jorge Washington Ferreyra (mismo día): “El país no puede transcurrir un
minuto más en este desgobierno, en el descrédito interno y externo”.
Diputada Nilda Garré[2]
(17 de Marzo de 1976): “...de esta guerra boba en la que todos
parecemos estar atrapados, impotentes y atados de pies y manos para encontrar
una solución al drama vive la República”
Diputado Alberto Stecco (18 marzo de 1976): “que no vaya a ocurrir que cuando llegue la
hora del castigo a los asesinos que hacen correr la sangre por nuestras calles,
alguien salga en su defensa…hay que perseguirlos hasta sus guaridas y matarlos
como a ratas, porque no merecen vivir en este suelo”.
En el mes de septiembre de 1983 apareció una solicitada en los diarios con el
título “Los argentinos queremos decirle
al mundo”.
Rescatamos párrafos:
“Los argentinos estuvimos en guerra. Todos la vivimos
y la sufrimos. Queremos que el mundo sepa que la decisión de entrar en la lucha
la provocó e impuso la subversión, no fue privativa de las Fuerzas Armadas. Fue
una decisión de argentinos. Todos, absolutamente todos los hombres de buena
voluntad que habitan el suelo argentino, pedimos en su momento a las FFAA que
entraran en guerra para ganar la paz. A costa de cualquier sacrificio...Y tal
como cualquier otra guerra, la nuestra también tuvo su precio...Porque en ella
hubo muertos y desaparecidos...Argentinos que cumplían con su deber...Y
murieron también muchos de aquellos que pretendieron imponernos ideologías
extremistas y un sistema de vida totalmente ajeno a nuestro sentir nacional...Ese
fue el precio de la guerra”.
“Las instituciones que abajo firmamos, queremos
refrendar de esta manera nuestro apoyo a aquella dolorosa pero imprescindible
decisión”.
Asociación de Bancos
Argentinos – Asociación de Industriales Metalúrgicos – Asoc. Internacional del
Club de Leones – Bolsa de Cereales de Buenos Aires – Bolsa de Comercio de
Buenos Aires – Cámara Argentina de Editores de Libros – Cámara Argentina de
Anunciantes – Cámara Argentina de Comercio – Cámara Argentina de la
Construcción – Cámara de Comercio, Industria y Producción de la República –
Centro Argentino de Ingenieros – Consejo Empresario Argentino – Consejo
Publicitario Argentino – Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer – Liga de
Madres de Familia – Rotary Club de Buenos Aires – Sociedad Rural Argentina (y
continúan más de 100 firmas)
Todos estos dichos y manifestaciones están acreditados
en los archivos del gobierno, de los diarios de sesiones del Congreso Nacional
y en los Medios de Comunicación Visual (orales, escritos y videos)[3] de la época. Nadie que haya vivido en esos años, puede hacerse el distraído o ignorante
de los hechos de esa guerra acaecidos en el país y del clamor del pueblo
argentino para ponerle fin a la misma.
También sabemos que las Fuerzas Armadas
deseaban que la ineficiente viuda de Perón, heredera de su presidencia, fuera
sometida a juicio político, se la
destituyera y remplazara institucionalmente. Sin embargo el partido gobernante
no lo permitió y hasta los mismos terroristas colaboraron con más violencia,
para provocar el golpe de estado.
Se cometieron errores de orden político,
estratégico, táctico y técnico. Pero, ¿obligan estos a pedir perdón? ¿De qué,
por qué y a quién? ¿Por defender a la
Patria? ¿Quién o quiénes ordenaron a las FF.AA. el aniquilamiento de los
terroristas? No fue el gobierno de facto, ya vimos que la guerra es anterior. Y
acusar el proceso de reorganización militar de ser el único responsable de la
guerra es el principal capítulo del “relato
antojadizo, falaz y mendaz” que nos quieren hacer creer, especialmente a
los más jóvenes.
Hoy califican al señor Teniente General Jorge Rafael Videla[4] como “genocida”, seguramente asumir la
presidencia de facto y combatir al terrorismo debe haber sido la decisión más difícil
que tomó en su vida. Nadie reconoce el valor de esa decisión: “en poco más de 2 años terminó con la guerra
y con número de bajas menor (por ambos bandos) al que el país hubiera tenido
que ver si la guerra hubiera continuado como sucedió en Colombia con las FARC(s),
el gobierno se hubiera podido entregar en 1978 como él lo deseaba y hubiéramos regresado
al sistema democrático muy rápidamente. Sin embargo, surgieron ambiciones
políticas impensadas, que nos llevaron a la Guerra de Malvinas[5] y a una retirada del
poder con la cola entre las patas”… Quien
esté libre de pecado, que lance la primera piedra (san Juan 8,1-11)
[1] Se equivoca el senador Mattei, los “jóvenes idealistas” habían pasado a la clandestinidad y cada acto violento era publicado en sus pasquines como Parte de Guerra. La que después fue reconocida por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal que juzgó y sentenció a las Juntas Militares.
[2] Todos recordamos su gestión como ministro
de Defensa y de Seguridad de los gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, hizo
todo lo posible por dejar inermes a las Fuerzas Armadas y de Seguridad de la
Nación. Aún hoy ocupa un cargo en el Ministerio de Defensa.
[3] Llama la atención cómo han desaparecido de
Internet muchos de esas informaciones, especialmente la ausencia de fotos de
algunos que las pronunciaron.
[4] Se deja expresa constancia que ningún militar argentino ha sido condenado por el delito de genocidio, esa es una calificación que hoy se utiliza libre e irresponsablemente por funcionarios, políticos y periodistas y ha calado profundamente en la mente del pueblo.
[5] Esa guerra fue justa en sus reclamos y santificada por quienes entregaron su vida. No así su oportunidad y objetivos políticos perseguido.
Sin embargo y pese a todas sus declaraciones posteriores, los legisladores del radicalismo en forma unanime (incluido De La Rua)votaron la anmistia en el 73
ResponderBorrar“Lo valientemente expresado y con las verdades que allí se exponen, debería ser el motivo para accionar en unidad en defensa de los uniformados que, dentro del Orden Militar, y Civiles que, por amor a la Patria lucharon contra el embate de verdaderos ejércitos marxistas en el monte y en zonas urbanas defendieron e impidieron la toma del poder de la Nación. En unidad (ver los enlaces de PANADE al pie del articulo bastaría) hacerlo llegar a la prensa oral, escrita y televisiva en su totalidad a fin de tratar de cambiar el rumbo que el relato kirchnerista impuso a nuestra sociedad. Hacerlo en soledad (individualmente) -existe experiencia- la prensa no lo toma. Que este escrito no salga del ámbito de la “propia tropa “sería una pérdida de oportunidad muy valiosa. Debemos defendernos en forma corporativa como lo están haciendo los periodistas dado el ataque que sufren para decir lo que piensan y basados en fuentes y pruebas reales. (Así como el autor del artículo lo hizo).
ResponderBorrarCnl Jorge Toccalino
jtoccalino@fibertel.com.ar