Ángel Gutiérrez, Mario Paz y Martín Jaime |
En marzo pasado, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, recibió una misiva de parte de tres miembros del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), Ángel Gutiérrez, Mario Paz y Martín Jaime, quienes se presentaron con mención de su grado de "capitanes" militares del "Estado Mayor de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez del ERP" y ofrecieron "respetuosamente" por dicha vía su colaboración al presidente de la Nación en el marco de la pandemia. El grado de organicidad de la agrupación que representan se desprende claramente del hecho de que no se dirigen directamente al primer mandatario, sino que, como indican los procederes castrenses, elevan su pedido al Ministerio de Defensa, como si fuese su superior jerárquico inmediato.
Victoria Villarruel |
La abogada Victoria Villarruel, presidenta del Centro de Estudios Legales sobre el
Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), reveló en un tuit que tanto Gutiérrez
como Paz y Jaime estuvieron detenidos
durante la década del 70 y que cobraron jugosas indemnizaciones al amparo
de la ley 24.043, de reparación para víctimas de delitos por parte del Estado.
Vale, pues, recordar quiénes son los
firmantes de la misiva. Ángel Gutiérrez estaba detenido cuando, en mayo de
1973, el entonces presidente Héctor J.
Cámpora lo amnistió junto con otros terroristas detenidos o condenados. Un
año después estaba nuevamente preso con Enrique
Gorriarán Merlo y Humberto Tumini,
entre otros. En 1976 se le dictó condena a 20 años de prisión, que con el
advenimiento de la democracia no cumplió. En 1992 y en 2015 fue doblemente indemnizado con las sumas de US$88.460 y
$1.558.734,50 respectivamente. Mario Paz participó del fallido ataque al
Regimiento 17 de Catamarca en 1974 y fue también detenido. No cobró una
indemnización, sino dos, en 1994 y en 2014, habiéndole reconocido el Estado
argentino US$209.875 y $709.265, respectivamente. Finalmente,
Martín Jaime, quien también estuvo detenido, cobró en 1994 una indemnización
estatal de US$197.489.
Gutiérrez, Paz y Jaime se presentan con
frecuencia vistiendo sus uniformes de combate del ERP, tradicional brazo armado
del Partido Revolucionario de los
Trabajadores. No estaría de más preguntarse qué acciones o cuántas vidas
les valió el grado de capitanes que hoy exhiben. En el documental Compañía de Monte
- Una estrella de 5 puntas sobre la bandera sanmartiniana, estrenado en 2018,
relatan la experiencia guerrillera del ERP en Tucumán, jactándose de haberse levantado en armas contra las instituciones de la
Nación en plena democracia.
Al detenernos en el texto de la carta de
los tres combatientes de esta
organización armada que en los años 70 cometió gravísimos ataques contra la
población civil y no combatiente, incluso en tiempos de gobiernos
democráticos, llaman la atención distintos pasajes. Expresan que "no puede haber otro combate que el de
enfrentar (organizados) codo a codo una aproximación entre argentinos".
No hablan de diálogo ni de unión, hablan de combate y enfrentamiento "organizado" en términos
castrenses. ¿Cómo entender que digan desde ese planteo que "no hay ya lugar para los rincones del odio"?
Los "jóvenes idealistas" de ayer que ponían bombas, secuestraban y disparaban contra inocentes hoy ofrecen su contribución en la lucha contra el Covid-19 pretendiendo encuadrarse dentro de la vía institucional "llenos de humildad y respeto por nuestro pueblo." Nos hemos cansado de escuchar de boca de exguerrilleros, jueces y políticos que lo que se vivió en los años 70 no fue una guerra. Sin embargo, aquellos protagonistas aún hoy visten sus uniformes castrenses, hablan de organización militar y ostentan su jerarquía de capitanes. Con mucha mayor frecuencia de la deseada -y aunque ya no son esos jóvenes-, continúan recibiendo reconocimientos como los que surgen de la asignación de cargos públicos siempre asociados con gobiernos peronistas.
Estas reapariciones de lo peor de nuestro pasado siguen siendo parte del presente
argentino. No conformes con el festival
de indemnizaciones que el Estado ha repartido en los últimos treinta años a
todos los miembros de las organizaciones terroristas, se presentan
escandalosamente frente a muchos que parecen haber perdido la memoria y tantos
otros que sacan rédito de un mendaz relato. O que incluso logran convenientes
excepciones avaladas desde el Gobierno, autorizándoles compras de dólares al
cambio oficial, que se les niegan a ciudadanos comunes, y transferencias de
dinero al exterior, donde muchos de ellos o sus familiares viven sus oportunos "exilios". Que algunos de sus
alféreces no se llamen convenientemente a silencio confirma que nuestro país
está atravesado por virus muchos más peligrosos, capaces de volver a
enquistarse privilegiadamente en el poder.
FUENTE: https://www.lanacion.com.ar/editoriales/un-negado-conflicto-armado-nid2395983
NOTA: Las imágenes y referencias no corresponden a la nota original.
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