Entrevista al Coronel (R) Guillermo César Viola, socio fundador de Unión
de Promociones. Mientras realizábamos la entrevista, nos enterábamos de que 20
militares eran apresados en Corrientes.
Por David Rey
En varios tramos de la entrevista que me concedió el Coronel (R)
Guillermo César Viola escucharemos que hizo hincapié en lo “raro” que resulta
que un medio ofrezca espacio a una persona que nos hable de los presos
políticos en Argentina. Pues bien… en el país de la “buena gente” y los
Derechos Humanos, tal reza el kirchnerismo en sus propagandas, millones de
argentinos parecieran dar la espalda a esta tragedia silenciosa que enluta
nuestros días.
El tema referido a los presos políticos no ha sido ni remotamente
instalado en los medios, el grueso de los políticos acaso aprueba los desmanes
del oficialismo sobre nuestras Fuerzas Armadas, los periodistas corren tras
estos últimos desesperados por un auspicio salvador y, en fin, el común de la
gente se debate entre la vida de Tinelli y el partido del domingo. Mientras
tanto, miles de familias argentinas padecen la tortura de tener un familiar
injustamente apresado; por su parte, casi unas 300 lloran la muerte en
cautiverio de quienes han luchado por esta Patria tan olvidadiza que es la
nuestra.
Para aunar las voces, entonces, de todas aquellas personas que sufren el
atropello kirchnerista y en procura de resistir de alguna forma, supo gestarse
en 2005 la Unión de Promociones, a cargo del Coronel Viola, a quien su destino
de soldado parece tenerle vedada la posibilidad de un retiro efectivo. “La
preocupación derivada de la probable evolución jurídica de los detenidos por la
Guerra Contra el Terrorismo Subversivo obligaba una directa acción solidaria
sobre el personal de las Fuerzas”, reza la Unión de Promociones en su página
web.
Viola supo sintetizar cuatro puntos en particular que explican por qué
hablamos de “presos políticos” cuando nos referimos a los miembros de las
fuerzas de seguridad y algunos civiles detenidos:
– La motivación del
gobierno kirchnerista que los lleva a encarcelar militares se resume en una
venganza que tiene una clara naturaleza política;
– Los imputados están
siendo juzgados luego de haber sido apartados de forma inconstitucional de sus
jueces naturales, por lo que es aplicada una jurisprudencia ajena al derecho de
la guerra (“no se debería juzgar hechos de guerra con un código de paz”);
– La ilegal derogación –
con carácter retroactivo – de la ley de Obediencia Debida no sólo ha violentado
la lógica procesal sino también la estructura castrense, toda vez que la misma
constituye “un pilar ancestral e insoslayable dentro de la organización
militar”;
– La verificación de
numerosas violaciones a los principios del derecho nacional e internacional, y
con ellas “flagrantes atropellos a las garantías constitucionales” de los
imputados.
Ante este panorama se torna imposible precisar con exactitud la cantidad
de presos políticos actuales; bastará con decir que casi al momento de la
charla que mantuve con Viola este mismo acababa de enterarse del arresto de 20
oficiales correntinos, por lo cual entonces la cifra exacta – en ese preciso
instante – se estimó en 1889 detenidos por arbitrio del resentimiento
setentista. Mientras hablábamos con el Coronel Viola, 20 familias argentinas
sufrían en carne propia la forma en que el zarpazo marxista les arrebataba a
sus seres queridos.
Al momento de la entrevista a Viola contábamos 257 presos políticos
muertos en cautiverio. Mientras escribo estas líneas el guarismo se ajusta en
259. Seguramente la cifra sea tristemente distinta cuando el lector repase este
editorial.
<>, acotó cansadamente Viola cuando le pregunté qué hicieron los
militares para merecerse este castigo. <>, agrega, henchido de ese
orgullo capaz de soportar cualquier adversidad. Y hasta se permite un
sincericidio: <>.
<>, rememora, mientras su cabeza se llena de
confusión, estruendos, violencia sin fin. Y la verdad que sería una
sobreactuación hablar sobre los presos políticos sin empaparse de ese pasado
tan discutido, y tan presente.
<>, comenta Viola. <>, agrega, y entonces enumera la enorme
cantidad de personas que debieran haber conocido la prisión por el mismo
motivo, desde el vicepresidente Boudou hasta el fallecido referente peronista
Antonio Cafiero, famoso no solamente por ser “el que se quedaba con los
vueltos” según el mismo General Perón sino también por haberse quedado con un
piano de la legislatura de Mendoza. El Coronel Viola nos rinde cuenta de presos
políticos de más 90 años confinados en cárceles comunes ante el riesgo “de que
puedan fugarse del país debido a su jerarquía militar”. Allá, en las prisiones,
es donde terminan muriendo no tanto por designio de la vejez como por las
condiciones inhumanas con que son atendidos.
Si a todo este insulto a las FF.AA. (y al sentido común) le sumamos las
condiciones en que las mismas se encuentran, “con barcos que se hunden… y sin
capacidad de poder combatir un día (no hay municiones ni para dos horas de
guerra”, podríamos concluir que la venganza ha llegado a su mayor magnitud. ¿Y en qué consiste, pues, “esa magnitud” que mencionamos?
Pues neutralizadas las FF.AA., órgano fundamental de nuestra
Constitución para garantizar la libertad en nuestro país, queda prácticamente
allanado el camino al socialismo. ¿Alguna duda?
Será muy tarde el día que muchos argentinos se den cuenta… que,
efectivamente, empezaron por los militares.
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