Por Pedro Rafael
Mercado[1]
Con
mucho orgullo de padre comparto con ustedes un escrito de nuestro hijo mayor:
Mis padres tienen 50
años, 7 hijos, no tienen propiedades, ahorros, pensiones, yates, tierras ni
ayuda de ningún tipo. Lo que fueron ganando con su trabajo lo invirtieron en
formar una familia grande, sin lujos, llegando a fin de mes con lo justo, pero
con una dedicación full time para darnos lo mejor.
Durante los últimos
13 años ellos han tenido que soportar la embestida más cobarde y dura de todas,
la embestida propiciada desde el Estado, desde los medios y desde el poder,
sobre su propio trabajo, sobre el pan de una familia.
NO TODO CAMBIÓ. Hoy
mis padres son nuevamente víctimas de una persecución generada por pensar
distinto. La situación de hoy hizo renacer en mi la bronca que sentí hace 13
años cuando por orden de Néstor Kirchner pasaban a Retiro Obligatorio a mi
Padre, un joven Capitán con un futuro prometedor en la carrera militar, con más
de 15 años de servicio en el Ejército Argentino. El delito imperdonable fue
tener en el seno de la familia una persona que opinaba públicamente distinto
del gobierno de turno. ¿Qué gran crimen, no? (Siglo XXI).
Este retiro implicó
una reducción drástica del sueldo de mi padre (único sostén de la familia),
quien pasó a ganar como “pensionado”
con 7 hijos menores de edad y sin un lugar donde vivir. Pasó el tiempo y a
pesar de todo pudimos salir adelante, mi Padre logró reinventar su vida
profesional de forma independiente. Cuando las cosas finalmente se empezaban a
acomodar la persecución contra “el pan” de
la familia volvió a renacer como el ave Fénix. Lo echan como una rata de un
trabajo por orden directa de Amado Boudou. Persecuciones similares se
repitieron varias veces, pero no vale la pena recordarlo.
En ese momento el
camino empinado comenzó de vuelta.
Hoy, 13 años después,
le tocó a mi madre. La persiguen negándole el derecho constitucional que tiene
todo argentino, el derecho al trabajo. O, lo que es peor aún, la despiden dos
días después de empezar a trabajar como Docente, por la presión de un grupo de “estúpidos que gritan” (como los llamo
Perón), que no toleran las voces disidentes. Parece que, el pensar distinto a
estos grupos de revoltosos organizados y empresas de comunicación cómplices, en
Argentina se paga con el trabajo.
No busquemos
justificar lo injustificable. Lo que está ocurriendo acá es claro: se persigue
a mi familia, se nos persigue hace 13 años. A mis Padres se los va a perseguir
siempre, sean: militares, docentes, independientes, panaderos, o empleados.
Digamos las cosas como son: Siempre va a aparecer el teléfono de algún poderoso
o revoltoso que llama para asestar el golpe, o la voz de las empresas de
comunicación repitiendo eslogans manipulatorios y difamatorios. Trece años de persecución
respaldan lo que digo. Parece que NO CAMBIAMOS.
Aunque sobrellevar
esta persecución es difícil, ya que nos atacan cobardemente desde una posición
de superioridad, estoy orgulloso de ellos, y los animo a seguir peleando. La
historia tarde o temprano hará lo suyo y la verdad, que hoy está oculta,
lentamente saldrá a la luz. En ese momento sus nombres quedarán limpios.
No hay una herencia
más rica en el mundo que el ejemplo de quiénes pelean, luchan, y se martirizan
por la verdad. Y por esa herencia que me dejan estoy agradecido.
Los invito y animo a
seguir peleando, a seguir siempre adelante, porque las derrotas parciales serán
el único camino, empinado y obligado, que nos permitirá cambiar la Argentina.
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
[1] El
My (R) Pedro Rafael Mercado es marido de Cecilia Pando quien acaba de ser
despedida de su trabajo en un colegio por una campaña de escraches contra el
mismo.
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