"Una
cosa no es justa por el hecho de ser ley.
Debe ser ley porque es justa".
Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu
Debe ser ley porque es justa".
Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu
La sociedad observa,
pasmada, el errático y contradictorio comportamiento de los jueces federales de
todas las instancias, Corte Suprema incluida.
Ayer mismo, los dos
tipos que realizaron la mayor estafa al Estado y, por ende, a todos los
ciudadanos, recuperaron su libertad después de escasas semanas en la cárcel.
Pese a encontrarse procesados conjuntamente con su cómplice (Ricardo Echegaray,
ex Administrador Federal de Ingresos Públicos), por haber robado la sideral
suma de ocho mil millones de pesos, reteniendo impuestos que pagaron los
automovilistas que cometieron la incalificable torpeza de cargar combustibles
en las estaciones de Oil, Cristóbal López y Fabián de Souza recuperaron su
libertad. Los jueces de Casación que lo decidieron arguyeron que ellos no
podían poner en riesgo la investigación de los hechos; además, les dieron la
posibilidad de ver reducida la calificación de los delitos cometidos y pasar a
discutirlos en el fuero penal económico.
Eso, a su vez, les
permitiría obtener de la AFIP moratorias y facilidades de pago que, una vez
otorgadas, harían caer las causas penales que los afectan. La reciente renuncia
de Alberto Abad, la piedra más grande en el zapato de los bandidos, dio pábulo
a Elisa Carrió para denunciar ayer un pacto de impunidad con estos pseudo
empresarios, que construyeron un verdadero imperio utilizando dineros ajenos y
hurtados.
Mientras los jueces
de Casación priorizan las garantías constitucionales de estos emblemas de la
corrupción kirchnerista, muchísimos presos militares, sin condenas firmes, se
encuentran en prisión preventiva desde -algunos- hace más de diez años, cuando
el máximo que establece la ley es dos, prorrogable sólo por uno más en casos
fundados.
Y contemporáneamente,
la Cámara Federal revocó la prisión domiciliaria (no estaba en libertad) de
Miguel Etchecolaz, un anciano de nada menos que 88 años, condenado en varios juicios amañados por delitos
de lesa humanidad, con patologías -dos ACV, por ejemplo- que lo llevarán a la
muerte en la cárcel.
La Corte Suprema
resolvió, ya hace un tiempo, que todos los argentinos (incluidos los acusados
de ese tipo de delitos) tienen el mismo derecho a que se les aplique la ley más
benigna; y lo hizo en el caso de un "represor"
-Luis Muiña- que había pedido que se hiciera el cómputo de su pena utilizando
para el cálculo la Ley 24.390, ya derogada, que establecía que, por cada dos
días en prisión preventiva, se descontaba uno de la condena. Dijo el máximo
Tribunal que, en la medida en que ese beneficio había regido en algún momento
del proceso, debía ser tomado en cuenta para resolver.
Tal como era de
esperar, la izquierda y los organismos de falsos derechos humanos armaron el
escándalo de práctica y nuestros políticos, aterrados y cobardes, sancionaron
inmediatamente una ley que "interpretó"
que ese famoso "2x1" no
era aplicable a los presos militares. Un nuevo escándalo jurídico de este ex
honorable Congreso que supimos conseguir, que ya había derogado las leyes de "obediencia debida" y "punto final", habilitando la
clara venganza -no la Justicia- de los impunes criminales terroristas de ayer.
La Corte no ha vuelto
a pronunciarse aún sobre el fondo de otros casos que han llegado a sus estrados
pero en uno concreto, donde se le negó ese beneficio a un militar, ya resolvió
no resolver, aduciendo que no se trata de una sentencia definitiva que pusiera
fin al proceso.
En el marco de la
pulseada política, el Tribunal supremo ordenó que las causas que ya habían sido
atribuidas al Tribunal Oral Federal N° 9, debían volver a ser sorteadas pues
éste aún no había sido habilitado por la Corte. La decisión, adoptada por mayoría
(a favor Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti; en contra
Elena Highton de Nolasco y Carlos Rozenkrantz) amén de retrasar el trámite de
causas notorias (el megajuicio de corrupción -"Báez", "Hotesur",
"Los Sauces" y "Ruta del dinero K"- y el
encubrimiento del atentado a la AMIA, denunciado por el asesinado Fiscal
Alberto Nisman), produjo todo un cimbronazo en todo el mundo judicial.
Para que quienes no
son abogados lo entiendan, el fallo se basó en que quienes integran el TOF 9
pertenecen, en realidad, al fuero ordinario, o sea, no han sido designados como
jueces federales y, consecuentemente, no cumplen el requisito de "jueces naturales" que exige
la Constitución. La repercusión que la decisión tendrá aún resulta incalculable
porque podría significar la nulidad de muchísimos procesos orales en curso por
distintos delitos, de prisiones preventivas y de sentencias firmes, por
tramitar o haber sido dictadas por tribunales -son muchos, por cierto, debido a
las vacantes no cubiertas- integrados por jueces subrogantes, "no habilitados" para analizar
causas federales.
Reina en Comodoro Py
un clima de inquietud perceptible porque, a todo eso, se suma la manifiesta
intención del Gobierno de duplicar el número de juzgados federales de primera
instancia -hasta ahora, son doce- con el claro y coincidente propósito de dar
celeridad a los juicios y reducir la monumental influencia de los actuales
titulares (muchos de ellos son famosos y algunos tienen pésima reputación:
María Romilda Servini de Cubría, Sebastián Ramos, Daniel Rafecas, Ariel Lijo,
Marcelo Martínez de Giorgi (está a cargo de uno y, además, subroga en otro),
Rodolfo Canicoba Corral, Sebastián Casanello, Luis Rodríguez, Julián Ercolini,
Claudio Bonadío y Sergio Torres). Y si aún se le agrega la paralela iniciativa
de transformar el sistema procesal penal en acusatorio, dejando la
investigación en manos de los fiscales y reservar a los jueces sólo el control
de legalidad, la resistencia de los actuales magistrados resulta comprensible.
El Poder Ejecutivo
está, ciertamente, molesto con la resolución de la Corte Suprema, pero poco
podrá hacer al respecto, al menos mientras ese organismo tenga la actual
composición; en el futuro, sólo podrá impulsar al Consejo de la Magistratura a
acelerar los concursos para llegar a la rápida designación de nuevos jueces
para cubrir cientos de cargos vacantes. De todos modos, me anticipo a recordar
que las designaciones dependen, finalmente, del Senado y eso hace que sean
motivo de negociación permanente entre las diferentes expresiones políticas.
Bs.As., 17 Mar 18
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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