Malú Kikuchi
(16/3/2018)
Hace pocos días el
gobierno anunció un plan social para acceder a los planes sociales. Los
beneficiarios de los planes Argentina Trabaja y Ellas Hacen, como
contraprestación a la actual limosna (no hay otra definición para explicar el
hecho de recibir $$$ sin dar nada a cambio), deberán terminar la primaria y
secundario. ¡Horror! ¡Tienen que EDUCARSE!
Según la ministra de
Desarrollo Social, Carolina Stanley, el plan va a afectar a 260.000
beneficiarios. Hay muchos países donde la educación no es gratuita, acá lo es.
Y en este caso no sólo es gratuita, es para que reciban un dinero mensual que
pagamos los argentinos que trabajamos y sale de nuestros impuestos. Los
beneficiarios no están contentos.
Alguien, hace mucho
tiempo, les dijo que la vida, la sociedad, el FMI, el quiosquero de la equina o
el supermercado, les debían algo. Que bastaba con estirar la mano y ese algo
les iba a caer por el arte de la magia de la política populista. Después de ese
alguien, casi todos los que le siguieron pensaron más o menos lo mismo. Es más
redituable mantener mendigos, que educar ciudadanos.
En particular, si el
dinero de las limosnas lo ponen otros, en este caso los ciudadanos que trabajan
y pagan impuestos. El gobierno trata de remediar la situación La respuesta del
15/3/2018 fue una manifestación manejada por los de siempre, en particular la
CCC, el Movimiento Evita y Barrios de Pie, que son los que hasta ahora
administraban los planes. Se les acabó el negocio.
Los beneficiarios
deberán inscribirse en los lugares de enseñanza que se les adjudiquen, deberán
asistir a clase y …aprender!!! El 15 la protesta sumó madres con bebés en
cochecitos, chicos de corta edad, jóvenes arengando. Caminaron desde el
obelisco hasta el Ministerio de Trabajo, donde pretendían ser recibidos por las
autoridades del mismo.
El pretexto es que el
gobierno quiere dejar de pagar los subsidios. Y ojalá sea así. A las personas
que tengan el mínimo nivel cultural para conseguir un trabajo en blanco, les
será más fácil obtenerlo (no lo buscan, ¿para qué?), que a los semianalfabetos
que hoy mantenemos entre todos. Todos es un decir. Cada día somos menos los que
pagamos más.
Esperemos que el
gobierno cumpla con su palabra. Esperemos que sean rígidos en cuanto a
controlar si van a estudiar o no. Macri prometió en campaña “pobreza 0”, una utopía, pero tiene el
compromiso de bajarla. Educar siempre ha sido la respuesta, es hora de empezar.
A pesar de que la izquierda grite y las organizaciones sociales se quejen, hay
que educar aunque no quieran.
El plan se llama “Educación Formal Obligatoria”, eso que
creíamos se había establecido en 1884 (1ª presidencia de Julio A. Roca) con la
ley 1420 y que fue extendiendo los años de estudio porque el mundo avanza. Pero
como la Argentina retrocede, parece que la educación pública, obligatoria y
gratuita, ahora hay que imponerla por la fuerza, para que a los “desgraciados” que van a ser “torturados” con el aprendizaje, puedan
recibir dinero. ¡!!Estudiar para que se les pague!!! La Argentina está enferma.
La Argentina está enferma,
enferma grave. Esperemos que el milagro de la educación comience a sanarla.
Para que se cure y nosotros dejemos de mantener vagos. Que por lo que se ve,
ser vago ha sido hasta ahora un trabajo remunerado. Los dejo con alguien que
amaba los pobres en el buen sentido y que se explicaba claro y alto, para que
lo entendieran bien.
El Papa Juan Pablo
II, en Santiago de Chile, ante la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe, en 1987: “El trabajo estable y
justamente remunerado posee, más que ningún otro subsidio, la posibilidad
intrínseca de revertir aquel proceso circular que habéis llamado repetición de
la pobreza y de la marginalidad. Esta posibilidad se realiza, sin embargo, sólo
si el trabajador alcanza cierto grado mínimo de educación, cultura y
capacitación laboral, y tiene la oportunidad de dársela también a sus hijos. Y
es aquí, bien sabéis, donde estamos tocando el punto neurálgico de todo el
problema: la educación, llave maestra del futuro, camino de integración de los
marginados, alma del dinamismo social, derecho y deber esencial de la persona
humana”.
Los que manipulan los
planes y manejan a la pobre gente, ¿les permitirán saber quién fue Juan Pablo
II y lo que pensaba sobre la pobreza y cómo remediarla? Seguro que no, se les
acabaría el negocio de mantener muchos pobres mal alimentados, casi
analfabetos, sometidos a la orden de a quienes votar. Además dejarían de cobrar
su “diezmo”.
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