Si el respeto a las
minorías religiosas y a los que no creen constituye una de las bases de la
democracia, ese respeto debe extenderse
sin reticencias -claro está- a la
mayoría religiosa, que en la República Argentina corresponde al catolicismo
y muy especialmente en la provincia de Salta, donde esa mayoría es abrumadora.
Miles de fieles despliegan sus pañuelos saludando a los patrones de Salta |
VERBITSKY
Y EL "YO NUI SÍO!"
Revuelo general por
el retiro del crucifijo de la Legislatura de Salta.
¿Razón?
Pues que señor
Horacio Verbitsky, antes de presentar su nuevo libro en el recinto de las leyes
habría solicitado el retiro del Santocristo.
No
se sabe si por su condición de no cristiano o por su pasado non santo.
Manuel Santiago Godoy (a) el Indio |
De todos modos, el
entuerto ya quedó en manos del Indio (Godoy, el Presidente de la Cámara de
Diputados), quien debería haber informado a sus pares sobre el incidente.
El dobre agente |
Pero lo que resulta
inexplicable es que el columnista Verbitsky utilice el recinto de las leyes
para perorar como un demócrata intachable, siendo que nunca hizo un mea culpa por su responsabilidad como exjefe montonero de
los años 70 ni consideró necesario ser más explícito para explicar su
trayectoria de esos años, como tampoco para despejar dudas sobre su rol de asesor de uno de los miembros de
la junta militar de la dictadura y como “ghost
writer”, en 1979, del brigadier Güiraldes.
Nadie se explica cómo
es que este señor, que nunca se
arrepintió o pidió perdón por los crímenes cometidos en contra del estado de
derecho, ni cuando fue montonero ni cuando estuvo del otro lado del mostrador,
hoy ocupe el sitial más alto de la democracia lugareña.
Su
deuda de lesa democracia aún no está saldada y por lo
tanto no debería ni pisar el recinto de las leyes. En fin, “cosas veredes Sancho...”.
Mientras tanto ahora
nadie sabe quién retiró el crucifijo del recinto. Hay dudas al respecto. ¿No será que el Santocristo se retiró por
sus propios medios para no escuchar tantas barrabasadas? Quizá sea así,
pues un Poncio Pilatos anda por ahí repitiendo a los cuatro vientos: “yo
nui sío, yo nui sío!...”.
Tiempos del Milagro,
Señor.
Luis Borelli
NOTA:
Algunas imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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