lunes, 21 de mayo de 2012

SU MAJESTAD LA MENTIRA


Hemos tomado el artículo del escritor santafecino y “prisionero político” Eduardo Alberto Ramos Campagnolo, que publica en su propio blog y cuyo enlace encontrarán al final del mismo. Describe y desnuda a “SU MAJESTAD LA MENTIRA”… su párrafo más sobresaliente es cuando como testigo de la época narra la orden impartida públicamente, por el entonces presidente de la Nación Juan Domingo Perón, quién por la cadena nacional de radiodifusión dispuso "aniquilar" y "exterminar uno a uno" a los guerrilleros a quienes calificó de psicópatas.

Desencajado. Perón en el velatorio de Gay. Desde la derecha, Leandro Anaya, Jefe del Ejército, Isabel Perón y a la izquierda de Perón el coronel Jorge Sosa Molina, Jefe de Granaderos.

La medianoche del 19 de enero de 1974 el Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP, la guerrilla trotskista que lideraba Roberto Mario Santucho, atacó una de las unidades militares más grandes y poderosas del país: el Regimiento 10 de Caballería Blindada y el Grupo de Artillería Blindada 1, con sede en Azul, provincia de Buenos Aires.

El ERP asesinó aquella noche al jefe del Regimiento 10, coronel Camilo Arturo Gay. Para entrar al cuartel asesinaron antes al conscripto Daniel González que cumplía con el servicio militar obligatorio.

En la mañana del 20, también fue asesinada en presencia de sus hijos, la señora del coronel Gay, Hilda Irma Casaux.

Los guerrilleros secuestraron al jefe del Grupo de Artillería 1, teniente coronel Jorge Ibarzábal, asesinado diez meses después de un largo y cruel martirio.

Perón, que había asumido la Presidencia apenas tres meses antes, tomó el episodio como un desafío a su gobierno, como un ataque a las Fuerzas Armadas y como una afrenta personal. Cargó las culpas sobre el entonces gobernador de Buenos Aires, Oscar Bidegain -vinculado a Montoneros- y lo obligó a renunciar.

Luego, en dos mensajes, uno al pueblo y otro a los militares de Azul, Perón habló de "aniquilar" y "exterminar uno a uno" a los guerrilleros a quienes calificó de psicópatas. Por primera vez un presidente constitucional usaba esos términos para definir el combate contra al flagelo guerrillero.

Este escenario parece poco creíble, después de haber “mamado” durante TANTO tiempo la mentira del “relato oficial” impuesto por los Kirchnner en su “uso de los derechos humanos y revisionismo histórico” exclusivamente con fines políticos, venganza del cobarde y posterior corrupción que permitió, facilitó y utilizó a antojo el negocio de los derechos  humanos… los que jurídicamente fueron bastardeados por un derecho diseñado a medida de sus propias necesidades y fines.

Por primera vez, el ya anciano general, hablaba de "aniquilar" y "exterminar uno a uno" a los guerrilleros.

Algo debió intuir Perón en el porvenir cercano que, sabía, ya no iba a vivir. La frase final de su discurso del 20 de enero de 1974 suena todavía como una súplica en las nieblas de la memoria.

-Ha pasado la hora de gritar "Perón. Ha llegado la hora de defenderlo".

Muy pocos lo escucharon… especialmente los políticos que hoy hacen sordos oídos a los reclamos de un gran sector de la sociedad argentina, que ha sido discriminada, escarniada, vilipendiada, juzgada y condenada en base SU MAJESTAD LA MENTIRA.


Domingo, 20 de mayo de 2012

Se puede promover una mentira para ocultar una verdad, verdad que no es conveniente a los intereses de un grupo de poder y a otros grupos de presión que reciben beneficios del grupo del poder y en razón de ello, atendiendo a sus intereses, financian (y no con sus dineros) y apoyan la difusión masiva de esa mentira. Y, si el grupo del poder dispone del control de la mayoría de los medios de comunicación social, de la prensa televisiva, radial, escrita y los utiliza hasta saturar a la población diariamente durante años con su propaganda oficialista, seguramente logrará su objetivo de ocultar las verdades históricas y además la realidad  actual, que le es adversa a sus intereses y desnuda la falsedad de sus discursos en los que intenta burdamente mostrar las maravillas de su gestión. Y el  pueblo, a sabiendas de la mentira, la escucha y la soporta, aunque no la comparta, porque cree que no afecta a sus intereses cotidianos. El pueblo argentino solo se moviliza y se manifiesta ofuscado cuando se ve afectado su salario, su poder adquisitivo, cuando cada sector social ve peligrar sus ingresos, los que dependen de las industrias, de los comercios, de la agricultura, de los servicios, de la ganadería, de los empleos públicos (nacionales, provinciales y municipales) y de los subsidios del Estado, entre otros. Es debido a esto que cuando una mentira, por más escandalosa que ella sea, reina, y no es contrariada por el conjunto del pueblo, porque no afecta a sus bolsillos. Y sabido es que en Argentina lo único que mueve a las protestas sociales auténticas y no alquiladas, es la flaqueza del bolsillo. También es conocida la realidad que es la incorrectamente denominada clase media la que motoriza las protestas sociales capaces de derrocar a gobiernos, así sucedieron los cacerolazos que hicieron dimitir al Presidente Fernando de la Rúa y así se reunieron trescientas mil personas apoyando la protesta de los sectores que dependen de la economía del campo, cuando el entonces Presidente Néstor Kirchner pretendió atentar contra sus intereses.

Retomando la cuestión de la promoción de las mentiras promocionadas por el poder, la historieta en desmedro de la historia y en relación a los juicios-farsa que el Estado nacional argentino orquesta contra los ciudadanos que participaron (o no) en el conflicto armado contra las organizaciones terroristas en el período de la guerra fría comprendido entre 1960 y 1980, la mentira comienza a desnudarse. En un principio se planteó esta temática sustentándosela en la teoría de los dos demonios y don Raúl Alfonsín, ilegalmente se abrogó causas que no eran competencia del Poder Ejecutivo y juzgó a las juntas militares, es decir sólo a los presuntos máximos responsables de los excesos cometidos durante los gobiernos militares. Hubo amnistías e indultos, luego se estableció la responsabilidad unilateral de las fuerzas armadas y de seguridad y los terroristas de las organizaciones armadas fueron eximidos de los homicidios, secuestros, asaltos, etc... que ello habían cometido. Con el pasar del tiempo y hasta nuestros días comenzó a verse que miles de argentinos había sido secuestrados, asesinados, etc... durante gobiernos democráticos comO el de María Estela Martínez de Perón, en 1975, de Arturo Humberto Illia, 1963-66, Héctor Cámpora en 1973 y hasta el de Raúl Alfonsín con el ataque terrorista del Movimiento Todos por la Patria ( organización terrorista organizada entre otros por el Secretario de derechos humanos argentinos Eduardo Luis Duhalde) al cuartel de La Tablada. Y también, al revisarse la historia afloró el conocimiento de los decretos firmados por la Presidente de la Nación: la señora viuda de Perón con la firma de los ministros Deheza, Ruckauf, Cafiero y otros, donde se ordenaba a los militares: ANIQUILAR a los terroristas. Ninguno de estos está preso en las cárceles donde están condenados a muerte lenta 1160 militares, policías, sacerdotes, civiles, jueces, mujeres, casi todos octogenarios, y donde ya murieron 160; ni siquiera son citados a prestar sus testimonios ante la "justicia" cómplice del gobierno en turno. ¿Porqué? es simple, porque asumir la verdad implicaría asumir la responsabilidad del poder político, especialmente y no exclusivamente del poder político peronista, que casualmente hoy gobierna Argentina y muchos responsables como los mencionados anteriormente aún viven; y ningún partido político manda a la cárcel a sus propios dirigentes históricos, la Sra. de Perón fué Vicepresidente y Presidente de la Nación, Cafiero Ministro, legislador nacional y ostentó otros cargos, Ruckauf el sonriente eterno también.
También el relato oficialista dirigido a un pueblo supuestamente tonto, contó que la organización paramilitar Triple  A fue concebida por el monje negro José López Rega, entonces Ministro de Bienestar Social y secretario personal del General Perón, así aún se piensa que los asesinatos cometidos durante las presidencias del General Perón y luego durante la presidencia de su esposa, fueron obra de "Lopecito y su Triple A".

En Argentina no se puede hablar, o escribir, mal de ciertos íconos como Gardel, Maradona, las santas abuelitas de la plaza de mayo, el Che Guevara o del General Perón; "de eso no se habla mal". Pero detengámonos en Perón ¿Porqué de él no se puede hablar mal y sin embargo no se lo menciona en los discursos oficiales? o sea que tampoco se puede hablar bien de él, simplemente se lo ha "desaparecido" de la historia argentina; y sí ,se exalta el recuerdo de Eva Perón (su esposa anterior).  Mi condición de testimonio vivo y estudioso de la historia argentina me otorga la autoridad suficiente para afirmar lo siguiente:

Fué el General Juan Domingo Perón, en ejercicio de la Presidencia de la Nación quién dió públicamente la orden de ANIQUILAR a los terroristas de las organizaciones Montoneros, FAR, ERP y tantas otras de la época. Y los documentos de la época (que se pretenden ocultar) avalan mi afirmación: Vestido con el uniforme de Teniente General el día Domingo 20 de enero de 1974, Perón, desde la residencia presidencial de Olivos, dirigió un mensaje por radio y televisión al pueblo argentino instándolo a luchar contra los elementos guerrilleros, en un segmento de su discurso dijo textualmente Perón: "...a las fuerzas políticas y al pueblo en general, pues ANIQUILAR cuanto antes este terrorismo criminal es una tarea que compete a todos los que anhelamos una patria justa, libre y soberana..." La severa condena de Perón fue en respuesta al ataque criminal terrorista contra el Regimiento de Tiradores Blindados de Azul, en la provincia de Buenos Aires.

Poco a poco, la verdad , aparece, removida por el escalpelo implacable de la ciencia histórica y, cuando no quede otra opción que aceptarla, se arribará a la conclusión que quienes actuaron en defensa de la Patria, lo hicieron por orden del Presidente de la Nación Juan Domingo Perón y luego de su esposa y otros sucesores, todos de gobiernos democráticos, constitucionales y mayoritarios, y que, por si esto resultara poco, además estas órdenes contaban con la simpatía y el consenso de la inmensa mayoría del pueblo argentino. Esto explica por qué se oculta lo que no conviene, porque hubo una responsabilidad expresa política de un partido político del cual muchos funcionarios, legisladores y miembros del poder ejecutivo de hoy, formaron parte, avalaron con discursos enfervorizados su apoyo a la lucha antiterrorista y por lo tanto responsables de los sucesos por los cuales hoy solo se enjuicia ilegalmente a los militares. Llegará el día, tarde o temprano, que distintos partidos políticos, no solo el Justicialismo deberán asumir sus responsabilidades en la guerra sucia, ese día, para no asumirla como tal, seguramente dictaran una amnistía fundamentada en la necesidad de pacificar la Nación.
Eduardo Ramos Campagnolo

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