Hemos tomado el artículo del escritor santafecino y “prisionero político” Eduardo Alberto Ramos Campagnolo, que
publica en su propio blog y cuyo enlace encontrarán al final del mismo. Describe
y desnuda a “SU MAJESTAD LA MENTIRA”…
su párrafo más sobresaliente es cuando como testigo de la época narra la orden
impartida públicamente, por el entonces presidente
de la Nación Juan Domingo Perón, quién por la cadena nacional de radiodifusión
dispuso "aniquilar" y "exterminar uno a uno" a los
guerrilleros a quienes calificó de psicópatas.
Desencajado. Perón en el velatorio de Gay.
Desde la derecha, Leandro Anaya, Jefe del Ejército, Isabel Perón y a la
izquierda de Perón el coronel Jorge Sosa Molina, Jefe de Granaderos.
La medianoche del 19 de enero de 1974 el Ejército Revolucionario del Pueblo, ERP, la guerrilla trotskista que
lideraba Roberto Mario Santucho,
atacó una de las unidades militares más grandes y poderosas del país: el Regimiento 10 de Caballería Blindada y
el Grupo de Artillería Blindada 1,
con sede en Azul, provincia de Buenos Aires.
El ERP asesinó aquella noche al jefe del Regimiento 10, coronel Camilo Arturo Gay. Para
entrar al cuartel asesinaron antes al conscripto
Daniel González que cumplía con el servicio militar obligatorio.
En la mañana del 20, también fue asesinada en presencia
de sus hijos, la señora del coronel Gay, Hilda
Irma Casaux.
Los guerrilleros secuestraron al jefe del Grupo de Artillería 1, teniente coronel Jorge
Ibarzábal, asesinado diez meses después de un largo y cruel martirio.
Perón, que había asumido la Presidencia apenas tres meses
antes, tomó el episodio como un desafío a su gobierno, como un ataque a las
Fuerzas Armadas y como una afrenta personal. Cargó las culpas sobre el entonces
gobernador de Buenos Aires, Oscar Bidegain -vinculado a Montoneros- y lo obligó a renunciar.
Luego, en dos mensajes, uno al pueblo y otro a los
militares de Azul, Perón habló de "aniquilar" y "exterminar uno a uno" a los
guerrilleros a quienes calificó de psicópatas. Por primera vez un presidente
constitucional usaba esos términos para definir el combate contra al flagelo
guerrillero.
Este escenario parece poco creíble, después de haber “mamado” durante TANTO tiempo la mentira del “relato oficial” impuesto por los
Kirchnner en su “uso de los derechos
humanos y revisionismo histórico” exclusivamente con fines políticos,
venganza del cobarde y posterior corrupción que permitió, facilitó y utilizó a
antojo el negocio de los derechos
humanos… los que jurídicamente fueron bastardeados por un derecho
diseñado a medida de sus propias necesidades y fines.
Por primera vez, el ya anciano general, hablaba de
"aniquilar" y "exterminar uno a uno" a los guerrilleros.
Algo debió intuir Perón
en el porvenir cercano que, sabía, ya no iba a vivir. La frase final de su
discurso del 20 de enero de 1974 suena todavía como una súplica en las nieblas
de la memoria.
-Ha pasado la hora de gritar "Perón. Ha llegado la
hora de defenderlo".
Muy pocos lo escucharon… especialmente los políticos que
hoy hacen sordos oídos a los reclamos de un gran sector de la sociedad
argentina, que ha sido discriminada, escarniada, vilipendiada, juzgada y
condenada en base SU MAJESTAD LA MENTIRA.
Domingo, 20 de mayo de 2012
Se puede promover una mentira para ocultar una verdad,
verdad que no es conveniente a los intereses de un grupo de poder y a otros
grupos de presión que reciben beneficios del grupo del poder y en razón de
ello, atendiendo a sus intereses, financian (y no con sus dineros) y apoyan la
difusión masiva de esa mentira. Y, si el grupo del poder dispone del control de
la mayoría de los medios de comunicación social, de la prensa televisiva,
radial, escrita y los utiliza hasta saturar a la población diariamente durante
años con su propaganda oficialista, seguramente logrará su objetivo de ocultar
las verdades históricas y además la realidad
actual, que le es adversa a sus intereses y desnuda la falsedad de sus
discursos en los que intenta burdamente mostrar las maravillas de su gestión. Y
el pueblo, a sabiendas de la mentira, la
escucha y la soporta, aunque no la comparta, porque cree que no afecta a sus
intereses cotidianos. El pueblo argentino solo se moviliza y se manifiesta
ofuscado cuando se ve afectado su salario, su poder adquisitivo, cuando cada
sector social ve peligrar sus ingresos, los que dependen de las industrias, de
los comercios, de la agricultura, de los servicios, de la ganadería, de los
empleos públicos (nacionales, provinciales y municipales) y de los subsidios
del Estado, entre otros. Es debido a esto que cuando una mentira, por más
escandalosa que ella sea, reina, y no es contrariada por el conjunto del
pueblo, porque no afecta a sus bolsillos. Y sabido es que en Argentina lo único
que mueve a las protestas sociales auténticas y no alquiladas, es la flaqueza
del bolsillo. También es conocida la realidad que es la incorrectamente
denominada clase media la que motoriza las protestas sociales capaces de
derrocar a gobiernos, así sucedieron los cacerolazos que hicieron dimitir al Presidente Fernando de la Rúa y así se
reunieron trescientas mil personas apoyando la protesta de los sectores que
dependen de la economía del campo, cuando el entonces Presidente Néstor Kirchner
pretendió atentar contra sus intereses.
Retomando la cuestión de la promoción de las mentiras
promocionadas por el poder, la historieta en desmedro de la historia y en
relación a los juicios-farsa que el Estado nacional argentino orquesta contra
los ciudadanos que participaron (o no) en el conflicto armado contra las
organizaciones terroristas en el período de la guerra fría comprendido entre
1960 y 1980, la mentira comienza a desnudarse. En un principio se planteó esta
temática sustentándosela en la teoría de los dos demonios y don Raúl Alfonsín, ilegalmente se
abrogó causas que no eran competencia del Poder Ejecutivo y juzgó a las juntas
militares, es decir sólo a los presuntos máximos responsables de los excesos
cometidos durante los gobiernos militares. Hubo amnistías e indultos, luego se
estableció la responsabilidad unilateral de las fuerzas armadas y de seguridad
y los terroristas de las organizaciones armadas fueron eximidos de los
homicidios, secuestros, asaltos, etc... que ello habían cometido. Con el pasar
del tiempo y hasta nuestros días comenzó a verse que miles de argentinos había
sido secuestrados, asesinados, etc... durante gobiernos democráticos comO el de
María Estela Martínez de Perón, en
1975, de Arturo Humberto Illia,
1963-66, Héctor Cámpora en 1973 y
hasta el de Raúl Alfonsín con el
ataque terrorista del Movimiento Todos por la Patria ( organización terrorista
organizada entre otros por el Secretario
de derechos humanos argentinos Eduardo Luis Duhalde) al cuartel de La
Tablada. Y también, al revisarse la historia afloró el conocimiento de los
decretos firmados por la Presidente de
la Nación: la señora viuda de Perón
con la firma de los ministros Deheza,
Ruckauf, Cafiero y otros, donde se ordenaba a los militares: ANIQUILAR a los terroristas. Ninguno de
estos está preso en las cárceles donde están condenados a muerte lenta 1160
militares, policías, sacerdotes, civiles, jueces, mujeres, casi todos
octogenarios, y donde ya murieron 160; ni siquiera son citados a prestar sus
testimonios ante la "justicia"
cómplice del gobierno en turno. ¿Porqué? es simple, porque asumir la verdad
implicaría asumir la responsabilidad del poder político, especialmente y no
exclusivamente del poder político peronista, que casualmente hoy gobierna
Argentina y muchos responsables como los mencionados anteriormente aún viven; y
ningún partido político manda a la cárcel a sus propios dirigentes históricos,
la Sra. de Perón fué Vicepresidente y Presidente de la Nación, Cafiero
Ministro, legislador nacional y ostentó otros
cargos, Ruckauf el sonriente
eterno también.
También el relato oficialista dirigido a un pueblo
supuestamente tonto, contó que la organización paramilitar Triple A fue concebida por el monje negro José López Rega,
entonces Ministro de Bienestar Social
y secretario personal del General Perón,
así aún se piensa que los asesinatos cometidos durante las presidencias del General
Perón y luego durante la presidencia de su esposa, fueron obra de "Lopecito y su Triple A".
En Argentina no se puede hablar, o escribir, mal de
ciertos íconos como Gardel, Maradona, las santas abuelitas de la plaza de mayo, el Che Guevara o del General Perón;
"de eso no se habla mal".
Pero detengámonos en Perón ¿Porqué
de él no se puede hablar mal y sin embargo no se lo menciona en los discursos
oficiales? o sea que tampoco se puede hablar bien de él, simplemente se lo ha
"desaparecido" de la
historia argentina; y sí ,se exalta el recuerdo de Eva Perón (su esposa anterior).
Mi condición de testimonio vivo y estudioso de la historia argentina me
otorga la autoridad suficiente para afirmar lo siguiente:
Fué el General
Juan Domingo Perón, en ejercicio de la Presidencia
de la Nación quién dió públicamente la
orden de ANIQUILAR a los terroristas de las organizaciones Montoneros, FAR, ERP
y tantas otras de la época. Y los documentos de la época (que se pretenden
ocultar) avalan mi afirmación: Vestido con el uniforme de Teniente General el
día Domingo 20 de enero de 1974, Perón,
desde la residencia presidencial de Olivos, dirigió un mensaje por radio y
televisión al pueblo argentino instándolo a luchar contra los elementos
guerrilleros, en un segmento de su discurso dijo textualmente Perón: "...a las fuerzas políticas y al pueblo en general, pues ANIQUILAR
cuanto antes este terrorismo criminal es una tarea que compete a todos los que
anhelamos una patria justa, libre y soberana..." La severa condena de Perón fue en respuesta al ataque
criminal terrorista contra el Regimiento de Tiradores Blindados de Azul, en la
provincia de Buenos Aires.
Poco a poco, la verdad , aparece, removida por el
escalpelo implacable de la ciencia histórica y, cuando no quede otra opción que
aceptarla, se arribará a la conclusión que quienes actuaron en defensa de la
Patria, lo hicieron por orden del Presidente
de la Nación Juan Domingo Perón y luego de su esposa y otros sucesores,
todos de gobiernos democráticos, constitucionales y mayoritarios, y que, por si
esto resultara poco, además estas
órdenes contaban con la simpatía y el consenso de la inmensa mayoría del pueblo
argentino. Esto explica por qué se oculta lo que no conviene, porque hubo
una responsabilidad expresa política de un partido político del cual muchos
funcionarios, legisladores y miembros del poder ejecutivo de hoy, formaron
parte, avalaron con discursos enfervorizados su apoyo a la lucha antiterrorista
y por lo tanto responsables de los sucesos por los cuales hoy solo se enjuicia
ilegalmente a los militares. Llegará el
día, tarde o temprano, que distintos partidos políticos, no solo el
Justicialismo deberán asumir sus responsabilidades en la guerra sucia, ese día,
para no asumirla como tal, seguramente dictaran una amnistía fundamentada en la
necesidad de pacificar la Nación.
Eduardo Ramos Campagnolo
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