Amigos,
el miércoles 13 a las 12:00 horas se darán los fundamentos de la sentencia que
condena a Cecilia Pando.
Más
allá de que nada puede cambiar esa realidad, sería bueno acompañarla. El
lugar será el tercer piso del edificio del Gobierno de la Ciudad que se encuentra
en la Avda. Coronel Díaz y Beruti.
Digo
que nada puede cambiar lo que pasó, más allá de que la sentencia se vaya a
apelar porque el disgusto y la ansiedad nadie se lo puede quitar.
La
última vez que el gobierno le hizo perder el trabajo a su marido, en enero de
2012, Cecilia recibió un duro golpe
y ya no quería volver a la vida pública.
Varios
presos políticos la llamaron a su
casa, suplicándole que no abandone la causa de su libertad.
Con
un enorme esfuerzo personal y familiar volvió a la lucha.
Le han
asestado un nuevo golpe con esta condena pero el golpe fue más duro porque a
las dos audiencias, pocos fueron los que asistieron a acompañarla.
No
seamos desagradecidos, Cecilia nos
necesita. Es necesario darle apoyo emocional y político. Que los enemigos vean
que hay gente que la apoya.
Saludos.
Andrea Palomas Alarcón
Sinceramente
el estado de nuestro Poder Judicial me causa pena.
Tenemos
por un lado a los prevaricadores perversos que condenan firmando a ciegas
previsibles sentencias condenatrias que les envían desde el Palacio, que se
cagan en la necesidad de ley previa al hecho que se condena, que analizan con
tuerta mirada el Tratado de Roma burlándose de su irretroactividad y de la
posibilidad de imputar a organizaciones terroristas, que se mofan de ancianos desvàlidos que tienen abandonados a su suerte
en las mazmorras Kirchneristas, sin derecho al humanitario arresto
domiciliario, tampoco a la excarcelación transcurrido el plazo procesal sin
condena. En cambio se hacen los
pelotudos y miran para otro lado mientras les ponen sobres en sus bolsillos
manchados de sangre y proclaman que los asesinos que dieron lugar a los tristes
años de enfrentamientos eran unos cachorros angelicales, unos "jóvenes
idealistas" pese a que cargaban, y siguen cargando sobre sus espaldas,
asesinatos de inocentes y a que se alzaron en armas contra la Nación. Hay
algunos TOF en los que la sola enunciación de sus componentes provocan vómitos
y diarrea.
Y
frente a estos corruptos, existen jueces que hacen honor a su juramento y
dictan sentencias conforme a derecho honrando la justicia, aunque molestando al
reino.
Para
estos últimos, les tengo una mala noticia. O cambian su actitud o sus días
frente a sus juzgados están contados. El Gran
Hermano Kunkel y la Camarada Conti
se encargarán de poner en vuestros lugares a simios amaestrados con
reverenciales togas negras.
Hoy ha sido condenada una valiente mujer
que, al igual que las inimputables del pañuelo blanco, ha osado pintar en el
suelo de la Plaza de Mayo un símbolo en
tributo a quienes cayeron por las balas traicioneras de los terroristas
asesinos, hoy reverenciados por un gobierno corrupto. A igual acción, distinto tratamiento.
Parte
de nuestra justicia me provoca vergüenza...
Y el
resto me provoca orgullo y pena por su próximo e inexorable fin.
Juan Manuel Otero.
MANCHAS
Atónita
escuché la sentencia a la Sra. M.
Cecilia Pando cuando se la condena a 5 meses de prisión en suspenso,
mientras esa misma justicia pone en libertad a Shoklender y absuelve al juez
Oyarbide. Se miente al decir que la Sra.
Pando pintó sobre los pañuelos de las Madres. Ellas solas los mancharon con
los oscuros negocios de "Sueños
Compartidos". ¿Porqué la justicia contravencional no toma medidas con Hebe de Bonafini cuando utilizó la Catedral Metropolitana como
retrete? ¿En manos de qué jueces estamos los argentinos, que tienen doble
moral para juzgar los hechos según la ideología? ¿Para qué el gobierno quiere
democratizar la justicia si hoy la maneja a su antojo?
María Ines Hansen
Lines_hansen@hotmail.com
DNI
13.550.705
CECILIA PANDO
(martes 12 marzo)
Creemos
en la inocencia de Cecilia Pando
porque nosotras, esposas, hijas, hermanas de víctimas del terrorismo de los años 70
o de presos políticos en la actualidad,
la acompañábamos en sus marchas. Nunca pintamos los pañuelos de las Madres,
porque respetamos su dolor. También tenemos familias divididas o amputadas por
la guerra. Nunca tocamos los pañuelos, pero pintamos nuestro propio dolor en la
Plaza de Mayo porque es de todos los argentinos. Y la historia debemos contarla
completa.
Sólo
Cecilia fue condenada porque le
temen y por temor la demonizan. Es que nadie puede negar el valor de esa mujer
que se enfrenta como una hormiga a un elefante y aun así no se detiene. Cecilia Pando es una persona íntegra y
generosa que no merece ser condenada por hablar por los que no tienen voz.
Las
abajo firmantes conocemos bien la inocencia de Cecilia Pando y solicitamos a la Justicia que revea su injusta
condena.
Ana Delia Magi de Barreiro,
Inés Hansen, Marcela Dubourg,
María Mercedes Tumini, Graciela Donda, Anin Pernias, Susana García
Tallada, Eneida Alves De Oliveira,
Elsita Herrero Anzorena, Maria I. Lamolla, Patricia Isabel Mauriño, Lucrecia
G. Astiz, María Elena Vásquez, Eugenia M. Astiz, Carmen Cristina Mauriño
y María Parodi.
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