Nuestro amigo el señor
contraalmirante (R) VGM Juan Carlos Neves, a quién tuvimos el placer de
conocer siendo muy jóvenes cuando era abanderado de la Escuela Naval Militar y ya
se destacaba entre sus compañeros, nos hizo llegar su nota semanal… la que
escribe como presidente del Partido
Político Nueva Unión Ciudadana (NUC).
Nuevamente Neves
se destaca por su honorabilidad, claridad, visión, inteligencia y sencillez
para encarar un tema. Una nota para tener en cuenta, especialmente a la hora de
hacer el análisis de la situación argentina en su conjunto y ¿por qué estamos
donde estamos? En el último párrafo nos muestra un sereno camino y futuro
reflexivo… elegir a los mejores y más convenientes a la Patria y no a intereses
mezquinos y partidarios. Propone que tengamos una mirada superadora del horizonte político.
Felicitaciones amigo, haber sido un brillante hombre de
armas no la invalida para hacer política, le brinda una experiencia y vivencias
que otros no tienen. Continúe su lucha… la misma dejará un promisorio legado.
Muy cordialmente,
Pacificación Nacional
Definitiva
por una Nueva Década
en Paz y para Siempre
EL EFECTO DOMINÓ
Queridos amigos:
El “efecto dominó”
al que también suele llamarse efecto “bola
de nieve”, hace referencia a un suceso primario que provoca en forma
concatenada otros efectos secundarios que se van sumando hasta generar un
suceso de mucha mayor magnitud. Se puede aplicar en el ámbito de la
accidentología, en el ámbito social o en el político, campo este último en que explicaría la fantástica velocidad de
cambio con que se produce el
crecimiento y caída de determinados regímenes superando la evolución lógica
previsible.
En el caso que nos ocupa, el suceso primario fue el hecho de
que Sergio Massa ratificó su
candidatura a diputado nacional en las primarias abiertas de la provincia de
Buenos Aires, obteniendo mayor número de votos que cualquiera de sus oponentes,
incluyendo a los candidatos del oficialismo.
A partir de allí la
bola de nieve comenzó a rodar. La señora presidente dio variadas muestras de irritación, descubrió la
necesidad de recuperar la iniciativa política y, como suele suceder en estos
casos, el gobierno lanzó acusaciones de golpe institucional y denuncias de un
plan desestabilizador, poniendo en
evidencia su súbita debilidad.
La oposición, asumiendo que alcanzará mayoría en la Cámara de Diputados, comenzó a discutir extemporáneamente si esta vez
asumirá la presidencia de dicha Cámara. Los candidatos presidenciables, dando por
descontada la inviabilidad de la continuidad del ciclo del gobierno actual pero
olvidando que esta administración aún cuenta con más de dos años de gestión y la elección
general de Octubre, comenzaron a marcar la cancha, notable en el caso del
otrora prudente Daniel Scioli que ya
pidió acompañamiento para que el
gobierno termine bien su gestión e internas en el caducado partido
justicialista. Mauricio Macri ratificó el viernes la vigencia de su proyecto
presidencial. Sergio Massa, que aún
tiene que ganar las elecciones generales a diputado en su provincia, ya es
visto por amplios sectores como el
futuro presidente, razón por la cual se iniciaron los reposicionamientos de
dirigentes que, como en el caso de los
líderes de la agrupación Juan Domingo, corrieron a su lado abandonando a Daniel Scioli quien era hasta ayer su jefe político. La velocidad de
los acontecimientos es tal que hay sectores políticos que piensan que las
elecciones del 2015 deberían adelantarse dando motivos para validar la paranoia
oficialista de una democracia bajo ataque.
Lo cierto es que el
momento requiere calma y reflexión.
El gobierno tiene poco para dar porque
la situación económica del país le ata las manos pero aún conserva una enorme
capacidad de hacer daño y controla instrumentos como los decretos de necesidad
y urgencia que utiliza sin pudor. Con uno de esos decretos, el 1170/13, el
gobierno aumentó en 23.000 millones de pesos el gasto público utilizando fondos
del Banco Central que utilizó para aumentos de sueldos, subsidios y obras en
provincias e intendencias de aliados
electorales. Este dispendio aumenta en 11.000 millones de pesos el déficit fiscal
pero no asegura recursos hasta más allá de Octubre. La lectura de estos números revela que el gobierno está dispuesto a
arrasar con reservas y equilibrios fiscales en su afán de cambiar los
resultados en las urnas con una total falta de seriedad y responsabilidad.
Otra demostración de que el gobierno no se da por vencido
fue la reunión con empresarios, banqueros y sindicalistas,
organizada por la presidente en la
provincia de Santa Cruz con el pomposo nombre de “diálogo social”, efectuada en ocasión de firmar la adjudicación
para la construcción de dos represas. Sin embargo, estos intentos de
interpretar el ánimo dialoguista expresado por algunos candidatos a los que la sociedad pareció premiar en las
urnas, se dan de bruces con la naturaleza inconmovible del personalismo y el
autoritarismo presidencial. La
contradicción comenzó con la exclusión al llamado no solo de los protagonistas
políticos que resultan esenciales para
el diálogo, sino también de los sindicalistas “opositores” y hasta del sector más dinámico de la economía como lo
es el agropecuario.
En su afán de pretender atender las demandas sociales, la presidente habló de su voluntad
política de bajar el impuesto a las ganancias, bandera de la oposición y los
sindicatos, pero apeló para ello a requerir propuestas de parte de los empresarios. Es obvio que para
compensar los fondos que dejen de recaudarse del impuesto a las ganancias las
propuestas deben surgir en el Congreso nacional y tomar la forma de ahorro en
el gasto público o de una modificación en la matriz impositiva. Es insólito observar que quien reniega de
las corporaciones, recurra a ellas para
solucionar problemas sociales que son notoriamente ajenos a sus
incumbencias.
Como remate, en su habitual discurso auto elogioso, la señora presidente superó algunas de sus frecuentes exageraciones
comparando nuestra solvencia económica con la de Australia y Canadá, con
el único dato de la relación entre
reservas y Producto Bruto Interno. El conjunto de los indicadores económicos
entre esos dos países y el nuestro es desgraciadamente tan favorable a ellos,
que la mención de la señora Cristina
Fernández ya no solo fue objeto de airadas réplicas sino de burlas, chanzas
e ironías, que en nada favorecen a la imagen presidencial. En su afán de apoyar
a su líder, la señora Débora Giorgi,
Ministra de Industria, extendió al
día siguiente la comparación con indicadores de Estados Unidos y Europa con lo que el dislate fue
completo.
Mientras esto
sucedía en Santa Cruz, tuvimos el placer de acompañar a los referentes
de la mesa de Enlace en una presentación en que expresaron su disgusto por su
exclusión del diálogo y ofrecieron una conferencia ilustrativa de los cientos
de miles de millones de pesos que el
campo pone en juego cada año en su apuesta de riesgo para producir alimentos
que no solo cubren ampliamente las necesidades de la Argentina sino que son
su principal fuente de ingreso de divisas. Escuchar y contemplar el
empuje, la claridad conceptual y la capacidad técnica de los referentes de este sector, nos abre la esperanza de que
podrán ser un factor de despegue una vez que lleguen al gobierno dirigentes que jueguen a favor y no en contra
del sector agropecuario, como lamentablemente sucede ahora.
Es claro y evidente que las razones por las que el gobierno perdió la mitad de los votos que obtuvo en la elección del 2011 no obedecen a que la ciudadanía no perciba las bondades del modelo o a que el grupo Clarín y el periodista Jorge Lanata (tildado esta semana de “sicario mediático” en un comunicado oficial) la confundan con sus denuncias. El origen del rechazo electoral se origina en lo cotidiano en la disconformidad por el ICI (Inseguridad, Corrupción, Inflación), en el temor a la presión institucional sobre la justicia y los medios y el hartazgo de los elementos coadyuvantes al relato como la mentira estadística, el abuso de la cadena nacional y los discursos de tono agresivo. A los más informados se le suma la preocupación por la disminución del 28 por ciento en el saldo comercial o el nuevo fallo desfavorable en la disputa con los tenedores de bonos impagos que aprieta un lazo capaz de estrangularnos cuando llegue la hora de pagar. Todo sazonado con presos que escapan de los penales de máxima seguridad con toda facilidad, huelgas de tono político que frenan los subterráneos y la proliferación de agrupaciones denominadas “kirchneristas”, que gozan de financiación abundante y atemorizan con su agresiva militancia rentada.
En el plano ideológico, en que se mezclan las concesiones a
las agrupaciones de izquierda con la visión unilateral de los derechos humanos,
los medios se han hecho eco de las irregularidades denunciadas en el juicio al presidente del Ingenio Ledesma, Carlos Pedro Blaquier, acusado de haber
prestado camionetas a gendarmería para efectuar detenciones en 1976 y
atribuyendo a este hecho, no comprobado, la entidad de delito de lesa
humanidad. Al desmesurado abuso de esa figura jurídica se suman hechos tales
como que el nuevo fiscal de la causa era abogado querellante hasta que se lo
designó para ese cargo. Nos indignamos
con estas arbitrariedades y celebramos que se hagan públicas pero no dejamos de
notar que innumerables abusos jurídicos
de similar naturaleza, y aun
peores, son cometidos en detrimento de los militares acusados por delitos de
lesa humanidad en medio de un silencio absoluto y sin que las denuncias
formuladas, que incluyen hasta el reclamo por el elemental derecho a ser
atendidos en sus hospitales, encuentren el más mínimo eco en los medios, en las
agrupaciones de derechos humanos, en los jueces de garantías o en la Corte Suprema
ante la que han sido denunciadas. Pareciera que
ensañarse con los militares y ensalzar a los terroristas de los años setenta es
considerado lo políticamente correcto a juzgar por la actitud de los medios y
el olvido del tema en los dirigentes y candidatos.
En las elecciones que se vienen la ciudadanía debe procurar
llevar al Congreso a diputados y senadores que por su historia y trayectoria
den garantías de no sumarse a la “transa” y la complicidad. Legisladores capaces de
denunciar la corrupción y de señalar los abusos a los derechos humanos,
cualquiera sea el sector que los sufre.
Sería importante no dejarse
arrastrar por el efecto dominó y procurar elegir con sensatez, entendiendo que
en una elección legislativa hay que poner los mejores hombres en el Congreso
para poder frenar los abusos del ejecutivo y evitar un indeseado derrumbe
anticipado de la economía y un colapso del que luego costará mucho salir. Tenemos un desafío y hay que asumirlo con
mirada curva para ver más allá del horizonte cercano.
Un abrazo para todos.
Juan Carlos Neves,
Nueva Unión Ciudadana
NOTA: Las
imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
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