Y basado justamente en ellas es que me parecieron
absolutamente fuera de lugar los grandilocuentes comentarios que hicieran
nuestros funcionarios -de Cristina para abajo- acerca de las ventajas que le
hemos sacado al mismísimo Canadá comparando nuestras reservas y los Productos
Brutos Internos.
No es bueno hacer odiosas comparaciones en Argentina, porque
ya sabemos que somos una manga de rebeldes de la gran siete. No en vano vamos a
comer a inmundas fondas, comidas recalentadas, por $100 promedio per cápita,
cuando en la mismísima Casa de Gobierno, que es la casa de todos nosotros, se
come opíparamente por sólo tres nacionales. Y así en todo....
Pero si de ventajas o desventajas entre Canadá y Argentina
se trata, yo hubiese guardado un respetuoso silencio, dado que ufanarse de que
le ganamos en reservas, no es lo que se dice un jolgorio. Porque si ellos en lugar de la reserva ponen la primera, seguramente
nos ganan por goleada.
Y un simple ejemplo sirve para fundamentar mi opinión. Y no
se trata de enrevesados números ni estadísticas propias del Indec. Se trata de
acciones humanas, de conductas cívicas.
Y voy al meollo del asunto. Comparemos actitudes de
Gobernantes: Pierre Elliot Trudeau,
fue probablemente el más recordado y reconocido Primer Ministro Canadiense. Ejerció su cargo durante dos mandatos y
entre sus logros más importantes se cuenta la creación de la legislación de la Carta Canadiense de los Derechos y las
Libertadas que establece que todos los ciudadanos tienen "Derecho a la protección y beneficio de
la ley sin discriminación alguna sea por origen, color, raza, sexo, edad o
discapacidad mental o física". También incluye la libertad de
expresión y de prensa.
¿Me siguen?
Este documento establece en la sección 27 que "Esta Carta deberá interpretarse de una
manera consistente con la preservación y mejora del patrimonio multicultural de
los Canadienses."
También bajo su gobierno, en 1982, fue dictada la actual Constitución de Canadá.
Sin embargo, a finales de su segundo mandato, su popularidad
y nivel de aceptación sufrieron un desgaste, alcanzando apenas un pobre 23 % en
las encuestas, en razón de lo cual no dudó en renunciar primero a su partido y
de inmediato al cargo de Primer Ministro, volviendo
al llano como cualquier canadiense que se precie de tal.
No por ello dejó de participar en la Política Internacional, siendo miembro del Consejo de Interacción, grupo de ex gobernantes de diversos países
formado con el propósito de analizar los problemas económicos, estratégicos y
ecológicos mundiales.
También fue miembro del jurado del Premio de Fomento de la Paz de la Unesco.
Pero tal vez el acto que más lo enaltezca haya sido el no
permanecer aferrado a un cargo para el que había sido electo democráticamente,
su honestidad política y sus principios ético morales lo llevaron a presentar
la indeclinable renuncia.
¿Comparamos? No me
parece necesario.
Por eso reitero:
Por favor basta de truchas comparaciones porque si los canadienses ponen la
primera nos llenan la canasta.
Juan Manuel Otero
NOTA: Las
imágenes y negritas no corresponden a la nota original.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!