Entrevista
de Ricardo Angoso a Adolfo Castells, reconocido político y diplomático uruguayo
Viernes, 30 de mayo de 2014
Adolfo
Castells es, a sus 77 años, uno de las voces más
autorizadas del mundo político, intelectual y diplomático de Uruguay. Es
escritor y se ha desempeñado como diplomático en numerosos destinos, como
Washington, Roma, San Pablo, París, Madrid y Londres. Su larga experiencia en
la política latinoamericana y también en el exterior del continente, junto con
sus estudios sobre la realidad uruguaya, le han llevado a un análisis muy
crítico del actual momento por el que pasa América Latina y también su país, que
en su opinión vive un “carnaval
autoritario de corte progresista”, tal como ha denunciado en uno de sus
últimos libros publicados.
Ricardo
Angoso: ¿Cómo ve estado del continente, parece qué está muy revuelto?
Adolfo Castells: Se ve y constata que la Organización de Estados Americanos (OEA) ya no
es lo que era y no funciona como debiera. Cuando la OEA estaba bajo el
dominio de los Estados Unidos al menos había tres o cuatro países
independientes y que incluso votaban contra resoluciones que presentaban, como
era el caso de Uruguay. Por ejemplo, cuando se habló de romper relaciones
diplomáticas con Cuba, que solicitaban los Estados Unidos, Uruguay se opuso.
Cuando se expulsó a Cuba de la OEA, nuestro país estaba de acuerdo pero con
romper relaciones, como se pretendía, no estábamos de acuerdo. No aceptamos esa
recomendación. Uruguay, México y Chile
eran países muy independientes y actuaban de acuerdo a sus criterios en la OEA.
No se votaba de acuerdo a lo que decían los Estados Unidos.
Ahora,
sin embargo, vemos como toda América Latina vota lo que diga Venezuela y
observamos cómo solo se le opone Panamá a sus propuestas.
Y luego solamente Estados Unidos y Canadá parecen gozar de cierta autonomía con
respecto a este asunto. Todos los demás países, sin excepción, se negaron a
tratar el asunto de Venezuela en la OEA en sesión abierta. Se habla del “imperialismo norteamericano”, pero lo que se detecta es cada vez es que
Washington tiene menos influencia en el continente y, por el contrario, el
populismo chavista tiene cada vez más peso, excepto en Panamá, como he
dicho antes.
R.A.:
¿Y a qué se debe esa crisis de la OEA?
A.C.: La OEA está en crisis hace mucho tiempo.
Quizá porque Estados Unidos se desinteresó en cierta medida de la región y le
dio menos importancia. Pero la razón
fundamental es que llegó la ola populista a la región impulsada por Chávez y la
OEA se convirtió en una pieza de esa política. Hasta su Secretario General, Insulza, comulga con esas ideas
populistas. Mejor dicho, siendo un hombre capaz e inteligente, Insulza se convirtió en un lacayo del
populismo chavista.
R.A.:
¿Parece que el Foro de Sao Paulo, nacido de la fusión de las fuerzas de
izquierda del continente tras la Guerra Fría, ha tenido mucha influencia en
todas estas políticas?
A.C.: Pues sí, está claro. Ha tenido influencia
porque, de hecho, los gobiernos han ido cayendo uno a uno en manos de partidos
que estaban en manos del Foro de SaoPaulo. Para mí, desde luego, es una desgracia. Primero fue Chávez, en Venezuela, aunque antes había caído Cuba en
manos comunistas, y luego fueron cayendo uno todos los países, incluso
Argentina, Brasil y Uruguay.
R.A.:
¿Pero en Uruguay no ha habido cambios fundamentales, tanto en lo político como
en lo económico?
A.C.: Es cierto. La cuestión económica la ha
preservado, pero el país no aprovechó la coyuntura fantástica que tuvo en estos
años. Y esa coyuntura tan favorable no fue por méritos del presidente Múgica y el partido que le sustenta, el Frente Amplio,
sino por la coyuntura internacional tan favorable. Subieron las materias
primas, los commodities, y eso impulsó a las exportaciones uruguayas. Sin
embargo, no se aprovechó ese dinero para
hacer inversiones y el dinero recibido se malgastó. Se multiplicó la deuda
externa y no se emplearon bien los recursos. Luego se dejó a la economía
privada funcionar, es cierto, pero no es menos cierto que se hizo para poder
pagar sus errores, como el aumento en los cargos de confianza. Les convenía.
R.A.:
¿No percibe un gran desinterés por parte de Estados Unidos en los asuntos
regionales?
A.C.: Sí. Yo creo que tiene otros intereses en
otras zonas del mundo. Estados Unidos ha hecho otra selección de intereses
distinta y atienda a otras regiones del mundo. Atienden a lo que ocurre en Cuba y Venezuela, quizá, y punto.
R.A.:
Hay mucha retórica integracionista en el continente, ¿pero no piensa que es
mucho ruido y pocas nueces, como se dice vulgarmente?
A.C.: Es un invento de los populistas. Todo lo que
se ha hecho, como Unasur, es para sacar a los Estados Unidos y a
Canadá de la región y que no puedan
decir nada acerca de nuestros asuntos. La OEA ya no cuenta e incluso está
desacreditada. Chávez llegó a insultar
al Secretario General y calificó a Insulza como “insulso y pendejo”. Chávez
cerraba emisoras de radio y medios de comunicación, vulneraba todas las normas
democráticas, y nadie dijo nada de nada. Ni siquiera en la OEA.
R.A.:
¿Y cómo Uruguay, con su larga tradición democrática, acabó en manos de esos
populistas de los que habla?
A.C.: El
gobierno que tenemos del Frente Amplio admira a Venezuela y a Cuba, eso no es
ningún secreto y es de público conocimiento. Desde el punto de vista
ideológico confían ciegamente en esa visión del mundo. Y así les fue con
Argentina, al pensar que como estaban en su cuerda les iban a seguir, y el tiro
les salió por la culata. No te puedes entregar antes de negociar. Kirchner, que es una arrogante y una
soberbia, nos trató a los uruguayos y más concretamente a este gobierno como un
lacayo y nos humilló. Múgica fue tratado de una forma humillante por Cristina
Kirchner.
R.A.:
¿Parece que nadie da la batalla en favor de las ideas democráticas en este
continente?
A.C.: Ni siquiera Chile. Piñera ha sido de los peores gobernantes del continente y tenía que
haber dado esa batalla en defensa de las ideas democráticas. Se fue a La Habana
a defender la democracia y los derechos humanos, es algo increíble. El populismo ha conseguido destruir
totalmente la democracia en Venezuela. Ni hay derechos humanos, ni
independencia de poderes, la institucionalidad ha sido borrada. Lo que no se
entiende es que gentes como Santos o
Piñera se hayan plegado al discurso
populista; tienen miedo y no defienden las ideas y valores democráticos. Uribe era otra cosa, eso está claro, y
estaba en otra línea.
R.A.:
¿No tiene que ver esa crisis en los valores con el abandono de Estados Unidos
de sus políticas con respecto al continente?
A.C.: Puede ser. ¿Cómo es posible que ningún país
defienda a la oposición democrática de Venezuela? Todo el continente está en
manos de la izquierda y no se ve salida a esta crisis.
R.A.:
¿Pero cree que la izquierda que se abrazó en el continente está absolutamente
desfasada?
A.C.: Claro que sí, son ideas desfasadas y
fracasadas. Es una izquierda sesentista,
pasada de moda. Tienen un infantilismo tremendo y desconocen que el Muro de
Berlín ha caído. Siguen con el discurso del pasado y con la solidaridad
ideológica en las relaciones internacionales, algo que no existe, ya que el
mundo se mueve por intereses de otro tipo. Estados Unidos se mueve por
intereses y no por ideología.
R.A.:
Entonces, ¿hay una marcha atrás en el proceso de democratización en el
continente?
A.C.: El problema es que todos han seguido la senda de Chávez, en lo que significa en términos
de involución política y vulneración de los valores democráticos.
R.A.:
¿Puede peligrar esta oleada populista si la situación económica empeora?
A.C.: Pienso que sí, que puede pasar. La prosperidad ha sido mal repartida a
excepción de Chile. Se ha impulsado un populismo
barato basado en el asistencialismo y sin combatir la pobreza realmente. Pero
avances reales, en general en el continente, muy pocos.
R.A.:
¿Y en Uruguay, por ejemplo, no ha habido avances en educación y salud?
A.C.: Al contrario, la situación es espantosa. En
educación nunca hemos estado peor y se
invierte más dinero pero no hay resultados prácticos. Han mejorado los
sueldos de los maestros, es cierto, pero con tantos recursos no se han notado
avances. Es todo un manejo de la
demagogia. Por ejemplo, los dirigentes del Frente Amplio mandan a sus hijos
a colegios privados, lo que es una muestra de sus contradicciones evidentes.
R.A.:
¿Y las Fuerzas Armadas cómo han sido tratadas en este gobierno?
A.C.: Se las ha dado la misma receta que a todos
los países del Foro de Sao Paulo a
excepción de Brasil, donde no se dieron los cambios y la persecución que en
otros países. En Brasil no van a poder porque tiene el deseo de ser una gran
potencia y porque la gente está a favor de la amnistía que se concedió a los
militares.
Creo que en Uruguay la imagen de las Fuerzas Armadas es mala porque se ha hecho todo lo
posible desde el gobierno para sea así. Se ha hecho
una labor sobre la opinión pública para que se denigre a los militares. No
se han cumplido las normas del derecho en muchos casos, como ha ocurrido con el
caso del General Dalmao hoy preso en
una institución militar. Se le detuvo por un crimen en él que siquiera estaba
presente, como se ha demostrado, pero tenía que saberlo y por eso está preso, ¡es increíble!
NOTA:
Las imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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