Acto frente a
Tribunales de la agrup. Hijos y Nietos de los Presos Políticos de Argentina.
Sus padres y sus abuelos, todos mayores de 70 años, son perseguidos por el
gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por haber combatido al terrorismo
hace 40 años.
FUENTE:
http://horaciopalma.blogspot.com.ar/2014/11/presos-politicos-de-argentina-acto-de.html
ACTO DE HIJOS Y NIETOS DE PRESOS POLÍTICOS
Inevitable
revisión se acerca de todos los excesos cometidos en materia de Derechos
Humanos durante la Década K. Al respecto, una noticia:
Frente
del Palacio de Tribunales: "Nos preguntamos ¿Para qué? Porque, después de 10 años, no se han
instalado los Derechos Humanos como valor en nuestro país. Por ejemplo, todos
hemos visto como un grupo de ciudadanos es capaz de linchar a quien creen que
es un ladrón. En televisión se muestran debates con mucha aceptación sobre
matar a los potenciales asesinos."
Comunicado
de Hijos y Nietos de Presos Políticos
El lunes 10 de
noviembre de 2014 a las 11:30 horas, los hijos y nietos de los imputados en
causas de lesa humanidad de todo el país nos convocamos por segunda vez en el
Palacio de Tribunales (Talcahuano 550, Buenos Aires), para reclamar que se les
restituyan a nuestros familiares los derechos que el Estado argentino les
viola.
Desde nuestra
agrupación, Hijos y Nietos de Presos Políticos, exigimos el respeto irrestricto
de los Derechos Humanos y las garantías constitucionales de todos los
ciudadanos argentinos; particularmente de nuestros padres y abuelos.
Los llamamos presos
políticos no porque estén presos por sus ideas, sino porque quienes violan
sistemáticamente la Constitución y los Tratados Internacionales para encerrar a
nuestros padres y abuelos, negándoles sus derechos elementales, buscan el
rédito político. Ellos están presos por razones políticas.
También porque estos
detenidos reciben un trato diferencial y discriminatorio, con respecto a
cualquier otro detenido. Para que haya condena en un Proceso Penal la
responsabilidad del imputado en el hecho puntual debe ser probada “más allá de
toda duda razonable” con prueba “clara, precisa e irrefutable”. En el caso de
nuestros familiares los magistrados justifican sus condenas porque los acusados
“deberían haber sabido lo que pasaba”; o se sostiene la culpabilidad apelando a
la figura de “participes necesarios”. En
los juicios comunes, con pruebas y testimonios del mismo año del juicio, tan
solo alrededor del 30% de los imputados son condenados, en nuestro caso, con la
prueba más fresca a 40 años del hecho, cerca del 95%.
De los treinta
artículos plasmados en la Declaración Universal de Derechos Humanos podemos atestiguar que se violan dieciséis.
La voluntad, que se comprueba en los procesos por delitos de lesa humanidad,
implica un costo inmenso para nuestra sociedad. No hablamos únicamente del
costo económico, equivalente a cuatro veces el costo de Fútbol para Todos, sino
del costo institucional y cívico que significa salirse del marco del Estado de
Derecho.
Quizás el más grave
de todos sea el costo histórico, el costo de la verdad. Porque en estos más de
10 años de juicios no se consiguió una sola verdad que no hubiese surgido ya en
el informe de la CONADEP o en el Juicio a las Juntas. Los testimonios vertidos
en nuestros juicios o son los mismos, o son iguales que aquellos. La
persecución penal indiscriminada y desmesurada, la persecución con fines
políticos, ha generado nuevas víctimas, obturado la reflexión y obligado al
silencio de los imputados porque total, digan lo que digan, hayan actuado como
hayan actuado, prácticamente todos terminan condenados.
Nos preguntamos ¿Para
qué? Porque, después de 10 años, no se han instalado los Derechos Humanos como
valor en nuestro país. Por ejemplo, todos hemos visto como un grupo de
ciudadanos es capaz de linchar a quien creen que es un ladrón. En televisión se
muestran debates con mucha aceptación sobre matar a los potenciales asesinos.
Decimos que, incluso,
los Derechos Humanos como ideal, como un valor, se fueron degradando. Nosotros
podemos atestiguar de primera mano violaciones a los Derechos Humanos
cotidianas que se dan en los ámbitos penitenciarios y judiciales para todos los
presos, no solo los de nuestros padres y abuelos. La violación a los derechos
de nuestros familiares está en consonancia con otras, como cuando vemos que
algunos estados provinciales desplazan a comunidades originarias de sus
territorios para que se siembre más soja. Todo esto sin meternos con otros
quiebres en derechos básicos como la educación, la salud, la vivienda, la
dignidad humana…
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