En la ceremonia de
apertura de la Asamblea Legislativa, la presidente
Cristina Fernández Vda. de Kirchner cuestionó las actuaciones del fallecido fiscal Alberto Nisman, que la
investigó a ella y al canciller Héctor Timerman por presunto encubrimiento en
la causa AMIA, y se formuló la pregunta: ¿Con
cuál Nisman me quedo?
Como es su costumbre,
con comentarios falaces y cargados de sarcamos la presidente pretendía, una vez más,
desviar el eje de la discusión principal. La vamos a ayudar en la respuesta a
su interrogante.
Objetivamente
hay dos Alberto Nisman:
El primero era el fiscal
especial que investigaba la causa del atentado de la AMIA, y que hasta la
madrugada del 19 de febrero que fue encontrado muerto en su departamento de
Puerto Madero, había reclamado que la presidente Cristina Kirchner y su
canciller, Héctor Timerman, fueran indagados por la Justicia bajo la
acusación de querer encubrir a Irán por
el atentado a la AMIA y “fabricar la
inocencia” de los ex funcionarios iraníes involucrados en el ataque
terrorista.
El pedido de
indagatoria, incluía un pedido de embargo de 200 millones de pesos sobre los
bienes de los imputados, y se extendió al diputado
y jefe de La Cámpora, Andrés “Cuervo”
Larroque; al líder piquetero Luis D'Elía; al jefe de la agrupación Quebracho,
Fernando Esteche; a un ex juez de instrucción que trabajó para la ex SIDE
Héctor Yrimia, y a un encumbrado agente de Inteligencia que trabaja con la jefe
del Estado.
El segundo Nisman es
un cuerpo sin vida que se llevó a la tumba todo lo que tenía previsto exponer
el lunes 2º de febreo, ante la Comisión
de Legislación Penal, las pruebas y motivos que lo llevaron a denunciar a
altos funcionarios del poder ejecutivo. Ese
Nisman ya no puede hablar, ni defenderse cuando es injustamente atacado por un
oficialismo que no ceja en su objetivo de despegar a su jefa de la imputación
de encubrimiento del atentado terrorista más sangriento de la historia
Argentina. También su muerte facilitó la veloz decisión del juez federal Daniel Rafecas, que la
benefició desestimando la denuncia elevada por el fiscal federal Gerardo Pollicita.
Disculpe nuestra
simpleza señora presidente… a usted la
conviene quedarse con el segundo Nisman, el que ya no la puede denunciar y
sostener la acusación. La respuesta es muy obvia.
Sinceramente,
Pacificación
Nacional Definitiva
por
una Nueva Década en Paz y para Siempre
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