16/04/2015
Apenas conocidos los primeros resultados de las
elecciones primarias (P.A.S.O.), el rumor de que el gobierno cometió fraude se
instaló entre los salteños como un escenario posible. Rumor que, si se quiere,
llega a deshora porque, en mi opinión, de que el fraude existió y debió ser
advertido mucho antes no cabe la menor duda. Por ejemplo, cuando, a despecho de
lo que la Constitución Provincial expresamente prohíbe, Juan Manuel Urtubey
anunció su voluntad de ser reelegido gobernador por segunda vez consecutiva.
Fraude es por tanto el que haya participado de la elección (el hecho de que
existiera un antecedente en tal sentido de manera alguna lo habilita, legaliza
o justifica). Fraude, no denunciado oportunamente, es financiar las
descomunales campañas electorales del oficialismo con los recursos de los
contribuyentes (opositores, incluidos) en desmedro de la oposición que debe
afrontarlas con recursos propios. Fraude es envilecer al Estado transformándolo
en un aparato al servicio de la carrera política gobernante. Fraude es que el
gasto en publicidad oficial (eufemismo de “culto a la personalidad”) se lleve
la parte del león del presupuesto. Fraude es la permanente propaganda electoral
(encubierta e ilegal) que se encubre en la expresión “gestión Fulano de tal” de
los avisos con los que nos bombardean. Fraude es hacer “beneficencia”, con el
dinero de todos como si se tratara del propio, regalando, a lo Papá Noel,
subsidios, chapas, cargos y otros menesteres al por mayor.
Fraude y reelección
La reelección del ejecutivo en cualquier nivel
(municipal, provincial o nacional) es al fraude, lo que “el chancho a la
batata”. La relación entre el número de reelecciones consecutivas de un
gobierno y su consecuente escalada liberticida
es directamente proporcional. Los regímenes fraudulentos de Nicolás
Maduro, Evo Morales, Rafael Correa así lo prueban. Párrafo especial merece el
perfeccionado en la isla-cárcel de Cuba, donde los “ciudadanos”, en elecciones
“libres y transparentes”, eligen al candidato único del, también, único
partido. Es saludable que, ante la amenaza permanente que entraña amenaza de la
reelección de políticos sin escrúpulos, dirigentes de la oposición firmaran en
Salta un pacto por el que se comprometían a terminar con dicho flagelo. Sin
embargo, en la todavía presente campaña electoral, la voluntad política para
instalarlo como tema central, ha brillado por su ausencia.
Fraude electrónico
Qué si
¿hubo fraude en las elecciones?;...vaya pregunta ociosa.
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