"Siempre habrá unos
iluminados dispuestos a apropiarse de la verdad y a tratar de imponerles esa verdad a los demás". Leonardo Padura
El viernes, en su más reciente acto de apología de un
"modelo" que, a ojos vista, ya ha estallado por los aires, una
patética Cristina, arropada por el inexplicable entusiasmo de la banda de
derrotados fascinerosos que la rodeaba, defendió al extremo la campaña sucia
que el Frente para la des-Vergüenza está realizando contra Cambiemos, y culminó
su arenga con una más que llamativa frase: "A mí no me vengan con 'que se
vayan todos' porque yo no me voy a ningún lado; de aquí no se va nadie, nos
quedamos todos". A su lado estaba Daniel Scioli, prestando su absurda
conformidad, pese que su entorno le asegura que, cada vez que ella habla,
pierde 700.000 votos (Samid dixit).
No voy a detenerme en esa inmunda campaña porque ya se
ocuparon de ella las redes sociales, ridiculizándola con enorme gracia y
convirtiéndola en la andanada de tiros en el pie que se inflige diariamente el
Gobierno, pero me pareció el colmo del caradurismo que la noble viuda utilizara
viejos dichos de un economista para intentar devaluar a Mauricio Macri cuando
ni ella misma, ni nadie de su entorno, puede enfrentar un desafío semejante:
allí están, en todos los medios gráficos, televisivos y electrónicos y a
disposición de cualquiera, infinidad de recuerdos de las épocas en que los
Kirchner colaboraban con el Proceso y comenzaban a amasar su fortuna,
ponderaban la convertibilidad y a Domingo Cavallo, adulaban a Carlos Menem
calificándolo como el mejor presidente de la historia y hacían lobby para
privatizar YPF, y de multitud de sus funcionarios emblemáticos cuando ejercían
cargos en los gobiernos de los 90's y de la Alianza: Daniel Scioli, Diana
Conti, Chacho Alvarez, Débora Giorgi, Oscar Parrilli, Anímal Fernández, etc.,
etc.
El Gobierno, a treinta días de tener que entregar el poder
por orden irrevocable de las urnas, continúa tirando mandobles a diestra y
siniestra contra la República, o lo que queda de ella. En ese camino van la
fraudulenta designación de nuevos integrantes de la Auditoría General de la
Nación, de embajadores, de fiscales y de miles de militantes en nuevos
organismos, el desplazamiento de jueces incómodos, la pretensión de crear
tribunales y ocuparlos con amigos, la formación de comisiones especiales
legislativas para perseguir a empresarios y la sanción de paquetes de leyes
destinados a demoler las instituciones y complicar la vida a su sucesor, aunque
quien deba pagar el pato sea la ciudadanía toda.
También van por ese carril los enormes desaguisados que está
cometiendo el Banco Central, cuyas reales reservas han llegado a cero, pero
sigue rifando dólares que no le pertenecen (manotea los encajes de los
depósitos de los particulares y lo adeudado a los importadores con operaciones
autorizadas y concretadas) y la monumental colocación de bonos en pesos atados
a la cotización del dólar y con vencimientos en los primeros meses del año
próximo, que obligarán a la próxima administración a emitir otra sideral
cantidad de moneda para atenderlos. Y el Ministerio de Economía, que intenta
forzar a las aseguradoras a desprenderse de sus tenencias en divisas (como
antes hizo con las cerealeras, exigiéndoles adelantar las liquidaciones),
mientras se dedica a quemar papeles y archivos comprometedores.
Pero, tal vez, el colmo de las canalladas sea la terrible
ofensiva de intimidación pública que está ejecutando la Casa Rosada por orden
directa de su actual inquilina: versiones de inminentes atentados de ignotos
grupos islámicos contra los principales shopping-centers, amenazas de bombas en
el Palacio de Justicia y en los subterráneos y otros servicios públicos,
declaraciones insurreccionales de Luis D'Elía y Fernando Esteche, y
llamamientos a desatar el caos, como denunció nada menos que Raúl Castells esta
misma semana, antes o después del ballotage que ya dan por perdido, ya que la
Presidente debe ser consciente que, a partir del 10 de diciembre, será Macri
quien ejercerá el mando de la Policía y de la Gendarmería, siempre obedientes
al poder de turno.
Pese a que una enorme proporción de los ciudadanos tiene
menos de cuarenta años, la sociedad aún conserva muy fresca la memoria de los
criminales terroristas que bañaron en sangre las calles durante la década de
los 70's, e intentar reeditar esos hechos, entonces inspirados en absurdas
ideologías mesiánicas, con ejércitos de sicarios que hoy sólo actúan por dinero
o drogas sería la demencial frutilla de un postre con el que los argentinos nos
intoxicamos hace ya casi trece años. ¿También en este aspecto Cristina quiere
asemejarse a Nicolás Pajarico Chiquitico Maduro, que públicamente ha dicho que
desconocerá el resultado de las elecciones de diciembre, si éste le fuera
adverso, y que transformará al Gobierno venezolano en una dictadura
cívico-militar?; sus dichos del viernes parecen confirmarlo.
La semana pasada alteré mi costumbre de publicar sólo una
columna semanal para realizar una propuesta referida a la universidad pública,
que mereció innumerables críticas, algunas feroces, y muchas ponderaciones,
todas las cuales agradezco enormemente. En los próximos días volveré a hacerlo,
esta vez para referirme al sector industrial, ese que tanto gusta de pescar en
la bañadera o cazar en el zoológico y, para eso, busca y obtiene prebendas de
cada gobierno; lo haré bajo la forma de una sugerencia para el futuro, con
vistas a que sus protagonistas salgan a competir en el mundo y los beneficios
que se generen, finalmente, derramen sobre toda la comunidad.
Si usted ha tenido la paciencia enorme de leer mis notas,
sabrá cuanto he despotricado contra aquéllos que, merced a la educación, a la
cultura, a la herencia o a la fortuna gozaban de privilegios y tenían, como
contrapartida, la obligación de ejercer el liderazgo social pero habían
abdicado; hoy, por el contrario, les rindo homenaje, toda vez que me consta el
gigantesco esfuerzo que realizaron en la fiscalización de la primera vuelta
electoral.
Pero ahora tenemos controlar, con mayor dedicación aún si
cabe, el ballotage del 22 para evitar -o al menos, minimizar- el fraude que
volverá a cometer el Frente para la des-Vergüenza, sobre todo en las provincias
del norte y algunas intendencias del Conurbano, donde todavía disponen de poder
territorial los señores feudales de la ignominia, como Insfrán, Capitanich,
Zamora, Fellner y Milagro Sala, Beder Herrera, Corpacci, Alperovich y Manzur,
Closs, Uribarri, Gioja, Curto, Sannatella, West, Espinoza, Ishii y algunos
otros, aunque varios de ellos hayan caído derrotados en octubre.
Dios, la Patria y nuestos hijos y nietos nos lo exigen.
Bs.As., 8 Nov 15
Enrique Guillermo
Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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