EDITORIAL
Las represalias contra docentes que quisieron reivindicar a
las víctimas del terrorismo resultan inadmisibles y propias de un sistema
totalitario
LUNES 09 DE NOVIEMBRE DE 2015
Desde hace un mes se está dando un debate en la provincia de
La Rioja respecto de la libertad de cátedra que tienen los docentes para
brindar contenidos a sus alumnos que no están incluidos en los contemplados por
el Ministerio de Educación de la Nación.
Fernanda Megías |
El 5 del mes pasado, la docente
Fernanda Megías, con la autorización de la rectora del Colegio Joaquín V.
González de La Rioja, pretendió dar una charla a sus alumnos sobre las víctimas
del terrorismo, es decir, aquellos ciudadanos inocentes que fueron victimizados
por organizaciones armadas, como Montoneros o el ERP, responsables de la
comisión de miles de atentados terroristas durante la década del setenta.
La fecha elegida no
fue caprichosa porque ese día, en Formosa, se conmemoraba el Día Provincial del
Soldado Formoseño en recuerdo y homenaje a los 10 soldados conscriptos que
fueron asesinados por Montoneros el 5 de octubre de 1975, cuando fue atacado el
Regimiento 29 de Monte de Formosa en el que estaban destinados. Los soldados,
junto con un policía, un teniente y un suboficial, perdieron la vida cuando
fueron agredidos con alevosía por los terroristas. Esa fecha, a su vez, fue la elegida por las víctimas para conmemorar el
Día Nacional de las Víctimas del Terrorismo.
10 conscriptos y 3 policías asesinados |
Por estas razones, Megías
solicitó a sus superiores brindar una charla a sus alumnos en la que pudieran
ver los rostros de las víctimas y conocer la etapa previa al gobierno de facto
iniciado en 1976. Asimismo, contaría con el testimonio en vivo de la hija de un
civil asesinado en Tucumán en 1975 y con el asesoramiento de la Asociación Civil del Centro de Estudios
Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), que nuclea a las
víctimas en la Argentina y brinda este tipo de charlas en distintos colegios
del país.
Délfor Brizuela |
Ese día iba a iniciar la charla cuando otra docente y madre
de una alumna la interrumpió aduciendo ser familiar de un detenido desaparecido
y denunciando a Megías en la
Secretaría de Derechos Humanos de esa provincia. Su titular, Délfor Brizuela, y la denunciante
comenzaron una caza de brujas al acusar a Megías
de apología del terrorismo de Estado e
insultando la memoria de los 13 muertos de Formosa tildándolos de represores.
Luego de este escándalo suscitado frente a los alumnos, Megías y la rectora fueron separadas de sus
cargos y se les ha iniciado un sumario para averiguar si cometieron una
falta administrativa.
Se ha configurado así
un nuevo hecho de censura preventiva, en el cual ni la docente ni la
rectora han realizado acción alguna, siendo penalizadas por lo que podrían
haber dicho y no por lo que efectivamente hicieron.
La libertad de cátedra es uno de los derechos humanos que
surge de la libertad de expresión y si bien se encuentra consagrado dentro del
nivel superior de la educación, no por ello es ajeno al nivel secundario, en el
cual desde el Estado se hace profundo hincapié en la construcción de la memoria
y el respeto a los derechos humanos. Sin embargo, estos propósitos parecen estar restringidos con exclusividad a lo
ocurrido luego del 24 de marzo de 1976, cercenando la historia, desapareciendo
a las víctimas del terrorismo de la misma y ensalzando a quienes fueron sus
agresores, justificando sus acciones delictivas y eliminando cualquier
rastro de culpabilidad y responsabilidad en la tragedia que todo el pueblo
argentino vivió en los años 70.
Mientras miles de adolescentes absorben una historia
parcial, en la cual como en un rompecabezas faltan importantes piezas que le
den coherencia al conjunto, el Estado
argentino se dedica a sumariar a docentes que intentan brindar una visión
completa e integradora de uno de los momentos más relevantes de nuestro pasado
como país.
Es lamentable que un gobierno democrático ejerza la censura
y use el aparato estatal para perseguir a trabajadores por el simple hecho de
pretender relatar los atentados terroristas que ocurrían en democracia en el
país, y más preocupante aún es el mensaje que se les da a las nuevas
generaciones, indicándoles que la
violencia y el terrorismo son métodos válidos para la conquista del poder, como
propugnaban Montoneros y el ERP.
La memoria de las 13 personas de Formosa y de las miles que
fueron asesinadas, heridas y secuestradas clama por un espacio en la historia. Esperemos que pronto se inicie una etapa
donde haya lugar para todo el dolor y no sólo para una parte.
NOTA: Las
imágenes y destacados no corresponden a la nota original.
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