por Ricardo Angoso
@ricardoangoso
Desde el año 1991, en
que implosionó la extinta Unión Soviética, Rusia ha ganado todos los conflictos
de la posguerra fría. La primera de ellas fue la de Transnistria, una entidad
separatista enclavada en Moldavia, en la que el XIV ejército ruso se implicó en
apoyar a los separatistas eslavos que no querían pertenecer a un país de
mayoría rumana.
En muy poco tiempo,
en apenas unas semanas del año 1992, los separatistas de la capital de
Transnistria, Tiraspol, se atrincheraron en este territorio de apenas 4.000
kilómetros cuadrados y algo más de 500.000 habitantes. Y, siguiendo un guión
después puesto en práctica en otros lugares, proclamaron su independencia
frente a las autoridades de Moldavia. Los rusos, más de la mitad del censo de
este territorio, contaron con el inestimable apoyo de Moscú en esta crisis y al
día de hoy Transnistria sigue siendo un "Estado" fantasma no
reconocido internacionalmente. Los rusos no iban a perder esta importante base
militar sin disparar un solo tiro.
Transnistria hoy cuenta
con una frontera, incluidas aduanas, con Moldavia, el ruso es su lengua oficial
y su moneda, obviamente, es el rublo. Fue el primero de los grandes conflictos
de la posguerra fría en que Rusia se impuso militarmente en contra de los
deseos de Occidente, que siempre defendió la integridad territorial de los
nuevos Estados surgidos tras la caída del Muro de Berlín y el final de la Unión
Soviética.
En 1991, cuando
Georgia declaró su independencia, como el resto de las naciones que hicieron lo
propio cuando se disolvió como un azucarillo el "imperio" soviético,
Osetia del Sur -una región dentro de ese pequeño país- también anunció la
proclamación de su independencia, nunca aceptada por las autoridades
georgianas. En el año 2008, una vez que el problema no se resolvía y la tensión
iba en aumento, el ejecutivo de Georgia lanzó una ofensiva militar con el fin
de ocupar militarmente este pequeño enclave, provocando la reacción de Moscú y
la derrota de las fuerzas georgianas. Más tarde, Osetia del Sur fue reconocida
por Moscú y, como en el caso de Transnistria, sigue actuando como una entidad
independiente no reconocida internacionalmente.
De la misma forma, el
mismo guión se repitió en Abjasia, otro pequeño territorio dentro de Georgia y
que fue apoyado por Rusia en su exitosa estrategia de secesión. Independizada
en 1991, tras haberse creado una milicia y un ejecutivo plegado a los intereses
geopolíticos de Rusia, Abjasia vivió una
cruenta guerra civil contra los georgianos que se saldó con la cruenta derrota de
los mismos y el cierre de la frontera con Georgia. Entre el año 1992 y el 1994,
en que se firmó un alto el fuego tras el conflicto, se calcula que hubo unas
veinte mil víctimas y miles de desplazados -sobre todo georgianos- que todavía
no han podido regresar a sus casas y que malviven en campos de refugiados. Como
ocurrió con Osetia del Sur, Rusia también reconoció diplomáticamente a esta
realidad política que tan solo fue reconocida por cuatro países de entidad
menor.
Chechenia es otra de
las guerras ganadas por Rusia. Moscú derrotó en varias ocasiones a los
separatistas e impuso el orden en dos guerras que se desarrollaron entre 1994 y
2009. Los deseos independentistas de esta pequeña república dentro de Rusia
fueron ahogados en sangre, las víctimas se contaron por miles, también los
desplazados, y se acabó instalando una administración plegada a los intereses
de Moscú en esta zona convulsa e inestable. En la actualidad, se detecta alguna
actividad guerrillera en las montañas chechenas y, muy de vez en cuando, se
produce algún atentado en la capital de Chechenia, Grozni. La periodista rusa
Anna Politkóvskaya, asesinada en 2006, en un casi seguro crimen de Estado nunca
aclarado, denunció en varios de sus escritos y libros la brutal política de
represión llevada a cabo por Rusia, más concretamente por la administración de
Vladimir Putin, en esta pequeña república del Cáucaso. Las víctimas en el
conflicto, aunque no hay datos fehacientes debido a las miles de desapariciones
y desplazados, podrían llegar hasta los 50.000 e incluso más.
DE
UCRANIA A SIRIA
Ucrania, que vive en
una grave crisis política, social y económica desde hace tres años, también fue
otro territorio víctima de la codicia y la ambición de Rusia. Aprovechando la
caída de un gobierno prorruso y en medio del caos total, Rusia provocó la
independencia de la península de Crimea, en el mar Negro, para, a renglón
seguido, declarar su anexión tras una suerte de consulta independentista de
dudosa legalidad celebrada en el año 2014. Crimea tiene una extensión de 27.000
kilómetros cuadrados y dos millones de habitantes, una buena parte de ellos de
origen ruso aunque también hay ucranianos, tártaros y armenios. A pesar de que
nadie ha reconocido internacionalmente esta anexión por parte de la Federación Rusa,
que tiene una importante base naval en la ciudad de Sebastopol, es muy difícil
que Ucrania pueda recuperar en el futuro este territorio y que Crimea vuelva a
manos ucranianas en los próximos años. Otra victoria más que se apunta Putin a
su larga lista.
Base Naval de Sebastopol |
Finalmente, la
situación de Siria está evolucionando en la dirección que anhelaban las
autoridades de Moscú y la guerra civil en este país ha cambiado de rumbo tras
las recientes intervenciones aéreas rusas en favor del régimen de Damasco. Así
las cosas, las fuerzas sirias de Bashir al-Asad han conseguido en las últimas
semanas recuperar algunos territorios, tomar la iniciativa sobre el terreno y
mostrarse más sólidas de cara a las próximas conversaciones auspiciadas por la
comunidad internacional, pero especialmente por los Estados Unidos y Rusia. El
principal aliado de Moscú en Oriente Medio es Siria, base militar de Tartus por
medio sobre el Mediterráneo, y los ataques rusos han estado más dirigidos
contra la oposición siria que contra el Estado Islámico que supuestamente iban
a atacar en coordinación con las potencias occidentales. Para concluir, si
Rusia perdió la guerra fría parece que ahora está ganando la posguerra y se
afianza como un actor fundamental y protagónico en la escena internacional.
Se cree que entre los aviones enviados por Rusia a Siria hay varios Sukhoi Su-34, el más moderno y poderoso de sus cazabombarderos. |
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