1. Las
manifestaciones del 13 de marzo en todo Brasil, contra el gobierno
populista-izquierdista del Partido de los Trabajadores (PT), el ex presidente
Lula y la actual presidente Dilma Rousseff fueron las mayores protestas
políticas de la historia de ese gigantesco país, según la agencia DataFolha.
2. En
São Paulo, DataFolha calculó 500 mil participantes, mientras que los
organizadores, basados en una tecnología que capta señales de celulares
existentes en determinados perímetros, afirmaron que hubo más de 1 millón.
3. Impresionaba
y hasta emocionaba ver entre los manifestantes a familias enteras, incluyendo a bebés de pocas semanas de vida,
llevados por sus padres en cochecitos, hasta ancianos y ancianas con serias
dificultades de locomoción, que no quisieron dejar de participar en las
manifestaciones contra el gobierno populista-izquierdista brasileño.
4. El
común denominador de los manifestantes parecía ser una mezcla de rabia y
frustración que se fue gestando y acumulando durante los últimos años, cuando la
situación económica del país se deterioró paulatinamente por causa de las
políticas económicas populistas-socialistas del gobernante Partido de los
Trabajadores. Una rabia que alcanzó un auge en las últimas semanas, cuando la
Justicia comenzó a investigar conexiones entre los gigantescos casos de
corrupción gubernamental con las propias barbas del aparentemente incorruptible
ex presidente Lula, un ícono de las izquierdas del mundo entero.
5. Además
de la rabia y la frustración, exteriorizada con eslóganes y silbatos ¿qué otros trazos de unión habría entre los
manifestantes? Es difícil decirlo, y
habrá que esperar los resultados de las encuestas que diversos institutos de
opinión pública hicieron entre los asistentes a las manifestaciones de las
principales capitales. A primera vista,
no parece que los principios antisocialistas estuvieran muy presentes en esas
multitudes. Si así fuera, y los institutos de investigaciones de opinión
pública podrán confirmarlo o desmentirlo, ese es un punto que debe ser tenido
en cuenta si se desea interpretar las gigantescas manifestaciones de hoy, para
trazar pronósticos políticos.
6. Otra
pregunta que podría hacerse dice respecto al eventual porcentaje de
manifestantes que haya llegado a dar su voto, en alguna elección, al Partido de
los Trabajadores (PT) y a los dos presidentes pertenecientes a ese partido,
Lula y Dilma, que fueron electos. La
pregunta tiene su razón de ser por el hecho de que la tónica de las críticas
contra el gobierno ha sido hasta hoy casi exclusivamente sobre la corrupción y
no sobre la ideología socialista de los gobiernos del PT, la principal causante
del desastre actual. Se trata de un silencio sobre un tema fundamental que deja
con la pulga detrás de la oreja.
7. Finalmente,
otra pregunta delicada que podría hacerse es respecto al eventual apoyo
electoral, entre los manifestantes antigubernamentales y entre los opositores
en general, a ciertas figuras populistas que puedan presentarse como “conservadoras” y que tal vez surjan en
el escenario brasileño. Figuras que podrían seguir la huella del populismo
presentado como de “derecha” que se
extiende por varios países de Europa y que también ha llegado a los Estados
Unidos, en un preocupante movimiento pendular que podría arrastrar a cierto
número de incautos.
8. Otros
editoriales recientes sobre el tema pueden leerse en www.cubdest.org.
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