En la edición de El Tribuno
del 6 del actual se publicó una frase atribuida al señor Claudio Avruj,
secretario de Derechos Humanos de la Nación, que dice: "Los signos que damos muestran que seguimos trabajando con
memoria, verdad y justicia. Nosotros nunca sostuvimos la teoría de los dos
demonios". Yo coincidiría con lo señalado en cuanto a la memoria,
verdad y justicia si es que significara memoria para todos los ciudadanos, sin
distinción de edad, sexo, profesión u oficio, empleo o religión, baleados o destrozados
por bombas terroristas en la década del 70 y 80; verdad si hablásemos de
guerrilleros-terroristas y no de "jóvenes
idealistas" y justicia si ella se basara en el cumplimiento de lo
dispuesto en la Constitución Nacional, artículo 18 y no a las diferentes
modificaciones de las leyes para encarcelar sólo a los que defendieron a la
Nación de las hordas terroristas durante períodos de gobiernos constitucionales
y de facto. Por otra parte, tampoco yo creo en la teoría de los dos demonios.
Creo en la realidad de las bandas guerrilleras-terroristas que pretendieron,
por un lado, convertir al país en una sucursal de la entonces URSS, bajo la
conducción regional del gobierno de Fidel Castro. Del otro lado estaba toda una
sociedad que defendió, como pudo, su argentinidad.
Si el secretario de Derechos
Humanos cree en lo mismo, coincidimos. Pero si Arvuj no opina igual, tenemos
divergencias importantes e irreconciliables y flaco favor que le hace al
presidente Macri en su legítima pretensión de unir a los argentinos. Con frases
como las que se atribuye al secretario sólo se sigue "echando más leña al fuego". No puede él hablar de verdad
cuando insiste en un "emblemático"
pero falso número de desaparecidos.
María Guadalupe Jones
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