por Guillermo
Cherashny • 29/09/2016
Lejos en el tiempo
quedaron esos días en los cuales José López estaba en una profunda depresión
por su escandalosa excursión al convento entrando bolsos llenos de 9 millones
de dólares, cuando había designado defensora a la abogada hot. Unas semanas se
hizo el loco y tenía visiones y delirios místicos hasta que encontró a un viejo
vecino y compañero de gabinete como fue Ricardo Jaime, el ex secretario de
transporte, quien le levantó el ánimo con una frase que retumbó en sus oídos: “Si aguantamos al furia y a la loca durante
doce años en Santa Cruz, Ezeiza es un paraíso”, lo que provocó que se
rieran a carcajadas los dos, que estaban en módulos distintos y finalmente se
reunieron en el módulo 1, y los restantes 28 presos empezaron a almorzar y
cenar muy bien, gracias a las generosas donaciones de los dos ex secretarios,
quienes aportan una comida que en la cárcel no hay.
Pero no sólo eso,
sino que ambos reciben tres veces por semana visitas higiénicas de jóvenes que
en mercado valen 500 dólares pero por visitarlos y satisfacerlos en el penal
suben sus estipendios a 1000 dólares cada vez.
Además de todo esto,
ven la televisión, aunque no programas políticos, y están convencidos de que en
dos años, bien en las prórrogas de seis meses, estarán libres, por lo cual,
aunque algunos crean que se van a quebrar y convertirse en arrepentidos para
delatar su ex jefa, a ellos no les pasa por la cabeza convertirse en buchones.
Fuentes bien informadas señalan que Julio de Vido y su ex secretario privado
José María Olazagasti se encargan de los gastos y placeres personales de los
hoy reclusos.
Guillermo Cherashny
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