"Cuántas
veces a un envido con un cuatro dije '¡Quiero!'...
y
otra vez me fui a baraja teniendo las treinta y tres".
Celedonio
Flores
En las mesas en que
se resuelve la actualidad, dos jugadores acaban de cantar el mayor desafío a
sus respectivos rivales. Me refiero, obviamente, a Venezuela y a la Argentina.
En tierras
bolivarianas, Juan Guaidó, el jovencísimo -35 años- Presidente de la Asamblea
Nacional, se proclamó Presidente de la República interino y, rápidamente, fue
reconocido como tal por todos los países, con la clara excepción de Rusia,
China, Cuba, Irán, Turquía, Nicaragua, México, Bolivia y Uruguay, que tienen
motivos distintos para no hacerlo.
Vladimir Putin, el
actual zar tan venerado por su pueblo, porque ha conseguido poner una pata
militar en el continente americano, algo que le fue negado a Nikita Kruschev
por John F. Kennedy, que se mantuvo firme durante la crisis de los misiles en
Cuba; Xi Jinping, por su marcado interés en las materias primas venezolanas en
su disputa con los EEUU; Miguel Díaz-Canel, por su dependencia de la caridad de
Nicolás Maduro para sobrevivir malamente; Hasán Rohaní, por su antigua relación
nuclear con el chavismo, triangulando aplicaciones y materiales argentinos;
Recep Tayyip Erdogan, por su peculiar y cuestionado régimen; Daniel Ortega,
porque ve en Caracas un espejo que anticipa lo que sucederá en Managua; y
Andrés Manuel López Obrador, Evo Morales y Tabaré Vázquez, porque son los
últimos sobrevivientes de los gobiernos de izquierda que hasta ayer imperaban
en la región.
La situación en la
República Bolivariana tiene un final abierto, pero no creo que se produzca en
lo inmediato el indispensable regreso a la normalidad democrática cuya
ausencia, sostenida por la salvaje represión a la oposición, ha sumido a la
población en una verdadera catástrofe humanitaria.
Porque, en mi
opinión, las fuerzas armadas se encuentran divididas en tres facciones, que se
anulan recíprocamente su capacidad de reacción, en uno u otro sentido: los
pro-cubanos (que controlan hasta el famoso SEBIN), los narco-generales del
Cartel de los Soles y los generales nacionalistas y chavistas convencidos, no
vinculados a la corrupción gubernamental, que ven con enorme preocupación la
penetración de las instituciones militares por los "asesores" isleños. Y a ello hay que sumar la siniestra
complicación que representa la presencia de los narco-guerrilleros colombianos
del ELN.
Me parece inviable
una intervención extranjera para desalojar del poder al tirano ya que, como
dije, Rusia está ahora dispuesta a enfrentar a Donald Trump, con las
consecuencias que ello implica, si éste -tal vez acuciado por sus propios problemas-
decidiera dar luz verde a una acción continental en tal sentido.
Así, hay pocas
probabilidades de encontrar una salida sin tragedia: habrá mayor actividad en
las calles de los seguidores de Guaidó, que ha logrado reunificar a la
oposición, hasta que algún acontecimiento puntual haga estallar una guerra
civil, que seguramente sería salvaje, sangrienta y con un resultado de difícil
pronóstico.
Para agravar el
drama, el masivo éxodo de venezolanos, que ya alcanza a los cuatro millones, ha
hecho que se fueran los más preparados, quienes mejores oportunidades tenían de
instalarse en otro país con buenos trabajos. La contracara es, claro, que el
país ha perdido a sus profesionales más aptos, lo cual dificultará enormemente
la reconstrucción.
Mauricio Macri, con
un coraje que se le desconocía, también desafió a la oposición y firmó el
famoso decreto de necesidad y urgencia para extinguir el dominio de los bienes
producto del crimen y de la corrupción. La longitud de esta nota no permite su
análisis jurídico, un tema que, por lo demás, ha llenado páginas enteras en los
medios de prensa, pero sí habilita una pregunta política: cuando el DNU sea
analizado por el H° Aguantadero, ¿cuántos legisladores tendrán los redaños
indispensables para oponerse a su vigencia, en pleno año electoral, cuando toda
la sociedad venía reclamando a gritos la sanción de una ley así?
El otro aspecto que
debe destacarse es la monumental hipocresía de los sabios constitucionalistas y
de los kirchneristas más recalcitrantes cuando manifiestan su oposición a la
indispensable aplicación retroactiva de la norma. Y digo esto porque no vi a
esos grandes cráneos del derecho -con mínimas excepciones- rasgarse las mismas
vestiduras cuando Néstor Kirchner, para perseguir hasta la muerte a quienes
derrotaron militarmente a la subversión, demolió los principios básicos de la
civilización occidental con la complicidad necesaria de la Corte Suprema.
No sólo hizo que se
anularan los indultos, se derogaran las leyes de "obediencia debida" y "punto
final", sino que desapareciera el Código de Justicia Militar para que
los imputados fueran juzgados por las leyes civiles (inaplicables en tiempos de
guerra), se reemplazaran los jueces naturales, se desconociera la presunción de
inocencia y se invirtiera impunemente la carga de la prueba, se aplicaran
retroactiva y forzadamente leyes y tratados internacionales, y se negara el
principio de la ley más benigna y, para ello, hasta se sancionara hace poco
tiempo una "correcta
interpretación" posterior, convalidada por la mayoría de la misma
Corte[1].
Finalmente, dos
avisos parroquiales: El PAD sigue adelante, y la concentración para reclamar
una Justicia seria, independiente, rápida y eficaz será en marzo, pero no en
Comodoro Py, con su acceso tan dificultado por las obras del Paseo del Bajo,
sino ante el Palacio (Talcahuano 550, C.A.B.A.) y las sedes judiciales del
interior del país.
Rio de Janeiro, 26 Ene 19
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1@avogadro.com.ar
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
[1] Según nuestro leal entender: bajo lo
nefasta rosca política e influencia de su ex presidente, Dr. Ricardo Lorenzetti
(a) el Mono. Este referencia no corresponde al autor de la nota.
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