lunes, 30 de diciembre de 2019

IGUALDAD ANTE LA LEY Y GARANTIZAR EL DEBIDO PROCESO



28 de diciembre de 2019 2019

Por Roberto José Rosales

Sin querer menoscabar a ningunos de los 3 poderes del estado nacional, me salen rápidamente unas breves conclusiones de cada uno de ellos:

1. Poder Ejecutivo

A pesar que la primera magistratura de la Nación es ejercida por el Dr. Alberto Fernández, no escapa a la percepción de nadie que su gran electora fue la actual vicepresidente a fin de sustraerse a la acción de la justicia y usar al presidente como escudo humano y político.

2. Poder Legislativo

Los representantes del pueblo deberían actuar en función del interés del bien común de sus representados, tarea que no hacen ya que se limitan a cumplir con los objetivos de sus respectivos dirigentes políticos, de esa manera no cumplen la función para las que fueron elegidos.

3. Poder Judicial

Es la institución estatal más desvalorizada, salvo honrosas excepciones en general son permeables a los deseos del poder, facilitando decisiones judiciales que solo benefician al quienes ejercen el poder político de turno.

Evidentemente el árbol de la “emergencia económica” tapa el bosque de muchísimos problemas graves irresueltos a la fecha y que requieren un MUY URGENTE tratamiento, como por ejemplo la seguridad jurídica.

Con la actual inseguridad jurídica continuarán pasando las siguientes cosas:

·       Crecimiento del delito e inseguridad de los habitantes y visitantes de nuestro país.

·       No se incrementaran las inversiones en el país, y nuevamente no lograremos honrar nuestros compromisos con acreedores legítimos.

·       La famosa “grieta” se ensanchará y profundizará, impidiendo una unión nacional necesaria a la necesidad de dejar una república digna de ser legada a las generaciones futuras.

Obviamente los problemas son muchos, pero la prioridad pasó por liberar a los mal llamados “Presos Politicos”… en realidad eran políticos presos por corruptos y ladrones. Hartamente demostrado en la mayoría de las causas, ahora cajoneadas o desvirtuadas.

El estado tiene la obligación constitucional de garantizar el debido proceso, esa obligación al no cumplir los artículos 18[1] y 16[2] de nuestra Constitución Nacional con los verdaderos Presos Políticos, que desde 2003 a la fecha a la fecha posibilitaron el desarrollo de los mal llamados “juicios de lesa humanidad”. Desde entonces ya han sido investigados, juzgados y algunos condenados 2367 personas de las Fuerzas Legales de la Nación, quienes cumplieron la orden de aniquilar al accionar subversivo impartidas desde los más altos niveles de la conducción política del estado (ya sea democrático 1973 a 1976 o de facto 1976 a 1983). También es necesario destacar que al día de la fecha los fallecidos privados injustamente de su libertad ya son 543 (quinientos cuarenta y tres)[3] pertenecientes a todas las Fuerzas Armadas, Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Policiales, Fuerzas Penitenciarias y Civiles; en el marco de este proceso de persecución, venganza y exterminio, donde SE CONTINÚAN REPITIENDO en forma sistemática infinidad de irregularidades jurídicas, instrumentadas en el ámbito de una justicia prevaricadora.


No sea cuestión que después la  inexperta ministro de seguridad pretenda que la justicia revoque sus decisiones, con la clara intromisión del poder ejecutivo sobre otro. ¿Sabrá esta señorita que la Constitución Nacional es nuestro único contrato ciudadano de convivencia y establece la independencia de los poderes entre sí? Por si no lo sabe allí se encuentran las bases de la república.


[1] [1] Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos. El domicilio es inviolable, como también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación. Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice.

Esos juicios fueron una decisión de Néstor Kirchner y avalado por Ricardo Lorenzetti la transformaron en una política de estado, seguramente con el apriete de las supuestas organizaciones de derechos humanos… sesgadamente se cometieron irregularidades jurídicas que posibilitaron su puesta en marcha.

[2] La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.

[3] En el día de la fecha ya son 544.

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