El
triunfo de Perón sobre sus adversarios, el 17 de octubre 1945, abrió una etapa marcada por el poder omnímodo
y personalista del nuevo líder, quien se valió de prácticas represivas y
corruptas para tratar de perpetuarse en el poder.
Los
rasgos que distinguieron esa etapa fueron:
El culto a la personalidad
La
figura del líder y de la que fuera declarada "Jefa Espiritual de la Nación" fue convertida en objeto
de culto. Mediante una infatigable propaganda fueron ensalzadas las supuestas
dotes del “primer trabajador” y “su esposa”, a quienes se les otorgaba
la cualidad de conductores de la clase obrera argentina.
Simultáneamente
se eliminó el más leve rastro que constituyese un testimonio de la actividad
política de sus adversarios. Los manuales de historia fueron reescritos, las
fotografías fueron trucadas, se alteraron hechos, lugares y protagonistas,
potenciando la imagen del dictador y su primera dama, deslegitimando la de sus
antagonistas.
El centralismo burocrático
La
Constitución de 1949, que modificaba la de 1854, configuró un Estado
totalitario en el que quedaba reforzado el poder del Partido Justicialista
frente al resto de las instituciones, sus integrantes debían ser
obligatoriamente militantes de aquel.
Nació
un grupo constituido por varios cientos de miles de individuos que dirigieron
la planificación económica y que creó una verdadera élite burocrática sumisa al
dictador.
El
coste de este sistema fue el veto o desaparición de los dirigentes más
imaginativos e independientes, que fueron sustituidos por funcionarios sumisos,
fanáticos y tendentes a uniformar la sociedad. A partir de 1949 se emprendió la
persecución de los librepensadores. En su lugar se erigió como única tendencia
oficial y reconocida el “paraíso del
trabajador”.
El régimen de terror
El
mecanismo utilizado por Perón para llevar a cabo su política y acallar las
voces disidentes, fue el régimen de terror. Éste afectó a señalados líderes de
la revolución, oficiales del ejército, cuadros, militantes de partidos
políticos opositores, la Iglesia Católica, intelectuales y técnicos
responsables de la planificación económica.
Las
mayores purgas o depuraciones se desarrollaron durante la tercera presidencia
de Perón (1973-1975).
El
instrumento empleado para llevar a cabo la represión fue la Triple A, organización
clandestina para-policial cuyo principal responsable fue José López Rega.
Esta
organización clandestina era la encargada llevar a cabo las detenciones,
interrogatorios y ejecuciones de aquellos considerados desafectos al régimen
peronista.
Esas
desapariciones y asesinatos de disidentes del peronismo jamás fueron
investigadas. Es una deuda que el partido justicialista mantiene con la
sociedad argentina… ellos se victimizaron e hicieron creer que el mal llamado “Terrorismo de Estado” se inició a
partir del 24 de marzo de 1976… hoy los “Patos
de la Boda” son los 2.367 miembros de las
Fuerzas Legales de la Nación, quienes cumpliendo órdenes emanadas de los más
altos niveles de conducción del estado aniquilaron
el accionar subversivo en la década de los ‛70.
Como
empezamos hablando del culto personalista, más abajo le dejamos una nota para
que aprecien el destino de república bananera que nos salvamos de ser, a no ser que la "arquitecta egipcia", nuevamente en el poder... sueñe con el "culto a los faraones patagónicos".
MONUMENTO AL DESCAMISADO, EL "COLOSO DE
RODAS" PERONISTA QUE NUNCA LLEGÓ A ERIGIRSE
Germán
Wille
25
de diciembre de 2019 • 07:34
Corrían
los primeros años de la década del '50. El General Juan Domingo Perón había
empezado su segundo mandato como presidente de Argentina. La imaginería del
gobierno justicialista, con la exaltación de sus principios, de las figuras del
trabajador, de Perón y de su esposa Evita, estaba presente a través de afiches,
libros y diversos mecanismos de propaganda muy bien aceitados.
Pero
hacía falta algo más. Una obra gigantesca, para la eternidad, que representara
al mismo tiempo la trascendencia del justicialismo y la consolidación a través
del arte de todos sus postulados doctrinarios. Con esa base nació la idea de
construir lo que se conoció como "El
Monumento al Descamisado".
El general Perón frente a la maqueta de la obra. El hombre de lentes es el escultor, Leone Tommasi Fuente: Archivo |
El
proyecto de la gran obra establecía que en la zona de Recoleta por donde hoy se
encuentra la Floralis Genérica - más conocida como la Flor Metálica- se iba a
levantar una inmensa construcción de 137 metros de altura en honor a aquel
trabajador fabril de raigambre popular bautizado descamisado por la liturgia
justicialista. Además, en la base de este "coloso
de Rodas" peronista se levantaría un templo laico circular con
estatuas alegóricas y con escalinatas de acceso a la construcción de unos 100
metros de diámetro.
Tras
la prematura muerte de la primera dama de la nación, en julio de 1952, el
proyecto se transformaría en el "Monumento
a Eva Perón". Aunque la estatua del legendario trabajador peronista no
iba a modificarse, en el templo inferior se instalaría el sarcófago de la
entonces llamada Jefa Espiritual de la Nación.
El
26 de julio de 1953, de la mano de Leone Tomassi, el escultor italiano
encargado de realizar la obra, se inauguró en el Ministerio de Trabajo la
muestra con la maqueta de lo que sería el monumento y sus adyacencias. Y a
fines de abril de 1955, con la platea del emprendimiento ya realizada, el
propio Perón dio la simbólica cucharada de mezcla inicial en la ceremonia que
inauguraba la construcción de lo que sería el monumento más grande del mundo.
Comenzaba a erigirse "la octava
maravilla peronista".
Pero
en septiembre de 1955, cuando el gobierno justicialista cayó derrocado por la
autodenominada Revolución Libertadora, el Monumento a Eva Perón quedó en la
nada absoluta.
El presidente Perón pone la primera cucharada de mezcla y se inaugura la construcción del monumento Fuente: Archivo |
Las
estatuas que ya habían sido hechas sufrieron destinos infames. "Algunas fueron mutiladas y arrojadas
al Riachuelo, y otras que estaban en el taller italiano del escultor fueron
destruidas por un comando paramilitar que envió hasta allí el gobierno golpista
del '55", narra a LA NACION Oscar Andrés De Masi, abogado y
especialista en patrimonio y monumentos.
El emplazamiento del coloso
El
primer proyecto de la estatua para honrar al descamisado se remonta a octubre
de 1946. Según un libro de próxima publicación de los periodistas e
historiadores Hugo Gambini y Ariel Kocik, en esa fecha se aprobó en el
parlamento la construcción del monumento, aunque no planeado con las dimensiones
que se le dieron después.
Plaza Rubén Darío, en la esquina de Figueroa Alcorta y Austria, el lugar donde se hubiera erigido el monumento Fuente: LA NACION - Crédito: Fernando Massobrio |
Además,
se esperaba colocar el emprendimiento en la Plaza de Mayo. En 1949, otra ley
trasladaba el monumento a la Avenida de Mayo y 9 de Julio. Finalmente, se
decidió que el coloso peronista -y el mausoleo de Evita que estaría a sus pies-
se instalaría en un predio de la Recoleta.
El
lugar aproximado donde estaría establecido el coloso es en la zona de la actual
Plaza Rubén Darío, esto es, en el área comprendida entre las Avenidas del
Libertador y Figueroa Alcorta, la calle Austria y el Museo Nacional de Bellas
Artes.
La maqueta panorámica del monumento: 1 es la Facultad de Derecho; 2, la residencia presidencial y 3, el edificio del Automóvil Club Argentino Fuente: Archivo - Crédito: Diario Democracia |
Según
razona De Masi en el libro "Monumento
a Eva Perón", el lugar elegido puede tener que ver con que, por una
parte, por la altura de la construcción podía erigirse como una suerte de faro,
y por ello se había buscado un lugar próximo al río.
Por
otro lado, se puede inferir que también influyó en su ubicación la cercanía del
emprendimiento con lo que por entonces era la Residencia Presidencial, el sitio
en el que Eva Perón había exhalado su último aliento, y donde hoy -luego de que
esa residencia fuera demolida por la Revolución Libertadora- se levanta la
Biblioteca Nacional. El monumento estaría exactamente enfrente, en línea recta
a la que fuera la vivienda de Perón y Evita.
Otro sector del predio donde estaría el Descamisado deja ver, de fondo, la torre de la TV Pública Fuente: LA NACION - Crédito: Fernando Massobrio |
Una
red alimentadora de cables de alta tensión y dos cañerías maestras de Obras
Sanitarias de la Nación que se encontraron en la excavación del terreno
produjeron varias demoras. Luego, se colocó para la base de la obra un
reticulado de hierro de alta resistencia donde se volcaron 4000 metros cúbicos
de hormigón. Había que tener en cuenta que la flamante platea debía ser lo
suficientemente fuerte para soportar las 42.000 toneladas del peso de la
totalidad del monumento.
La platea de la obra estaba preparada para resistir las 42.000 toneladas del monumento Crédito: La Prensa |
La
construcción de la obra estaría a cargo de la empresa alemana Wayss &
Freitag, que ganó una licitación a la que se habían presentado unas 19 firmas.
El escultor
El
hombre elegido para realizar la megaobra fue Leon o Leone Tommasi, un italiano
nacido en Pietrasanta, costa norte de Toscana, en 1903. Este artista había
realizado obras escultóricas que se habían instalado en el edificio de la
Fundación Eva Perón, donde actualmente funciona la Facultad de Ingeniería.
El arquitecto italiano Leone Tommasi esculpía el mármol en un taller de su país y en otro en San Isidro hacía los moldes Crédito: Genitleza MuSA Pietrasanta |
Especialista
en trabajos en mármol - en el jardín botánico porteño hay esculturas de su
autoría-, este artista realizó la primera maqueta de la obra en 1951, y se la
presentó a la misma Eva Perón, que la aprobó, pero, según decían los diarios de
la época, realizando algunas sugerencias.
A
contramano -o no- de la legendaria frase atribuida al general Perón, "Si querés que algo no funcione, creá
una comisión", el monumento al descamisado tenía su propia Comisión de
seguimiento. Encabezada por la Senadora Juana Larrauri, y en la que
participaban, entre otros, el diputado Héctor Cámpora y el Subsecretario de
Informaciones de la Presidencia de la Nación, Raúl Alejandro Apold -hombre
clave en la maquinaria de propaganda justicialista-, esta comisión organizó un
viaje hasta Pietrasanta para realizar el seguimiento de los trabajos de
Tommasi.
Leone Tommasi trabaja con la maqueta del Descamisado Fuente: Archivo - Crédito: Diario Democracia |
El
escultor alternaba sus tareas entre el taller que tenía en su tierra natal y
uno que había montado aquí en San Isidro. Según De Masi, en la Argentina el
artista realizaba los modelos de arcilla y yeso, mientras que en Italia
trajinaba el mármol, proveniente de una localidad próxima a Pietrasanta llamada
Carrara.
Los derechos del trabajador Crédito: Sammartino Ediciones |
El
exorbitante costo de la obra, que se calculaba entonces en 400 millones de
pesos, fue uno de los cuestionamientos que tuvo el monumento en la opinión
pública, especialmente luego de la caída del gobierno justicialista. Pero otro
de los planteos negativos que se le hacía era el por qué se había elegido un
escultor extranjero para realizarla. Al respecto, De Masi señala que en aquel
tiempo se le atribuía a Apold una reflexión, que le expuso a Perón: "¿Habrá escultores buenos que sean
peronistas?". A lo que el General habría contestado con desencanto: "Ése es el miedo que tengo."
Reconstrucción
3D del Monumento - Gentileza: Laboratorio di Robotica Percettiva PERCRO,
Istituto TeCIP, Scuola Superiore Sant'Anna, Pisa, Italia03:59
Detalles de la obra
El
conjunto arquitectónico completo mediría una vez y media más que la Estatua de
la Libertad neoyorquina y tres veces más que el Cristo Redentor carioca. "La grandiosidad de la obra será el
testimonio permanente de la exaltación que la Nueva Argentina hace del recuerdo
de su Abanderada", decía el folleto de presentación del monumento
distribuído en 1955 por la Secretaría de Prensa y Difusión de la Nación.
El
inmenso descamisado que coronaba esta construcción -según la maqueta-
presentaba el rostro adusto mirando al horizonte, la camisa abierta hasta la
cintura con el recio pecho al aire y los puños apretados a ambos lados de su
cintura. Estaba realizado mediante "una
estructura compleja, hueca, revestida en chapas de cobre batido y patinado, muy
similar a la estatua de la libertad", señala De Massi.
El monumento sería 46 metros más alto que la Estatua de la Libertad y casi 100 metros más que el Cristo Redentor Fuente: Archivo |
Desde
una escalera helicoidal interna, se podría llegar hasta la cabeza de la estatua
y también se establecían paradas intermedias de observación panorámica de la
ciudad, como una terraza enclavada en el yunque que formaba parte de la obra.
El
templo/mausoleo de la base concentraba los preceptos del ideario justicialista.
"Cada una de sus partes simbolizará
la obra titánica de Perón, el fuego de la Revolución de Octubre",
explicaba el folleto de la época.
La
galería circular externa tendría 16 columnas con una estatua de 4,5 metros de
altura en cada una, de una sola pieza en mármol, que representaban los
postulados doctrinarios peronistas: entre otros, la justicia social, la
solidaridad, los únicos privilegiados son los niños. En el mismo conjunto
escultórico había una alegoría a La razón de mi vida, y dos imágenes de Perón:
el Coronel y el Conductor.
Según
cuenta Ariel Kocik, un informe realizado por una comisión investigadora de los
gastos y posibles malversaciones del peronismo conformada por el gobierno de la
autoproclamada Revolución Libertadora consignó que el precio de cada una de
estas estatuas, sin contar el trabajo del escultor, era de unos US$ 50.000.
La escultura de Eva con las representaciones del trabajo manual y el intelectual estaría dentro del mausoleo Crédito: Sammartino Ediciones |
Las
tres puertas de acceso al templo, inmensas, de bronce y con imágenes en
bajorrelieve representarían los tres principios para la Argentina que inflaman
el discurso de justicialistas de otrora y de hoy, cuando braman por una patria
socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.
En
el salón principal, revestido en mármol, de pavimento y columnas de granito
rojo, se encontraría una estatua de Eva Perón, acompañada de dos esculturas
alegóricas, las del trabajo manual e intelectual.
La razón de mi vida, una de las estatuas alegóricas que rodearían el templo Crédito: Sammartino Ediciones |
Por
encima de las columnas, una inscripción en letras mayúsculas ocuparía toda la
circunferencia del templo: "Hubo al
lado de Perón una mujer que se dedicó a llevarle al presidente la esperanza del
Pueblo, que luego Perón convertía en realidad. De aquella mujer solo sabemos
que el Pueblo la llamaba cariñosamente Evita". La extensión de la cita
da cuenta del importante diámetro interno del mausoleo.
La luz cenital llegaría hasta el subsuelo, para iluminar el sarcófago de Eva Perón Crédito: Sammartino Ediciones |
El sarcófago de Eva Perón
"En su viaje por Europa en 1947, cuando
visitó París, Eva se impresionó con el Palacio Nacional de los Inválidos y con
el mausoleo de Napoleón que se encuentra allí dentro. Se le ocurrió que podía
hacer lo mismo acá, una especie de monumento funerario en honor del descamisado
desconocido", cuenta a LA NACION
el orfebre Juan Carlos Pallarols.
Lo
que esa mujer no sabía en ese momento era que aquel mausoleo pensado para el
descamisado anónimo se transformaría luego de su muerte en su propio templo
para el postrero reposo. El proyecto emplazaba el sarcófago de la Jefa
Espiritual de la Nación en un subsuelo del mausoleo, iluminado por una luz
cenital.
Mascarilla original de Eva Perón, en el taller de Juan Carlos Pallarols hijo Fuente: LA NACION - Crédito: Patricio Pidal |
Se
planificó que dicho sepulcro estaría tallado en cristal de roca, y llevaría una
cubierta con la imagen de una Eva Perón yacente trabajada en plata, un modelo
que sería la réplica exacta del cuerpo de la líder, realizado por Juan Carlos
Pallarols padre. "Mi papá trabajaba
con el cadáver, que estaba en el subsuelo de la CGT, para hacer el molde que
luego reproduciría en plata -cuenta hoy el hijo del artista-. El cuerpo de Eva
estaba tan consumido luego de su enfermedad, que para hacer la mascarilla de la
cara había que darle volumen inyectándole parafina caliente en la nariz y las
mejillas".
El sarcófago de Eva Perón estaba en el subsuelo del mausoleo Crédito: Sammartino Ediciones |
"Mi papá era famoso porque moldeaba la plata
a mano, como un chapista. La lámina de ese metal precioso para Eva medía dos
metros por ochenta, y tenía un espesor de un 1,2 milímetros",
cuenta Pallarols hijo. Como un detalle, el orfebre añade: "La idea era que cada 26 de julio -fecha de muerte de la líder
justicialista- la cubierta de plata se levantara con unas cadenas y quedara en
exposición el cuerpo real embalsamado de Evita".
La tapa del sarcófago estaba preparado para levantarse y dejar a la vista el cuerpo de Eva Fuente: LA NACION - Crédito: Patricio Pidal |
El
dato de que el cadáver se exhibiera "es
revelador de una tremenda pulsión mística en el monumento y permite su
exhibición ritual, al modo de los santos y santas de la iglesia expuestas, de
tanto en tanto, en fiestas y procesiones", señala De Masi en el citado
libro Monumento a Eva Perón.
La caída
El
Coloso de Rodas, aquella majestuosa estatua -una de las siete maravillas del
mundo antiguo- que custodiaba el acceso portuario a la mencionada isla griega,
sucumbió en el año 226 antes de cristo a causa de un maremoto. El gran
descamisado justicialista cayó, aún antes de erigirse, a causa de la furia
antiperonista que trajo consigo la autorrotulada Revolución Libertadora.
El
decreto ley 4161 del nuevo gobierno de facto buscaba de manera contundente la "desperonización" del país. Se
prohibía hacer mención de los nombres de Perón y Eva Perón y también utilizar
cualquier imagen, símbolo o elemento que remitiera al justicialismo, so pena de
pasar de 30 días a seis años en prisión.
La maqueta fue rota en partes y escondida en manteles y paneras del Café Tortoni Fuente: LA NACION - Crédito: Patricio Pidal |
En
ese contexto persecutorio y opresivo, Pallarols cuenta lo que hizo su padre: "Rompió la maqueta de yeso de Eva en
pedazos y los envolvió en manteles y en canastas de pan del Café Tortoni,
porque mis abuelos eran los dueños de ese lugar, y se embaló todo para
preservarlo. Y la parte de plata la cortó en pedacitos, la fundió y la vendió
para pagar parte de los gastos".
Con
la intempestiva interrupción del Monumento a Eva Perón, el orfebre, que no
había querido recibir ningún pago por adelantado por su trabajo, quedó en la
ruina económica absoluta. Con el tiempo y el trabajo, los Pallarols se
recuperaron, e incluso en 1983 reconstruyeron el molde de la Eva yacente, que
se encuentra ahora en el taller que Juan Carlos hijo tiene en San Telmo.
En
tanto, muchas de las estatuas que integraban el monumento fueron destruidas, y
otras arrojadas al Riachuelo. Dos de ellas, la que representa La razón de mi
vida y la de Los derechos del trabajador, están actualmente en la que fuera la
quinta de fin de semana del matrimonio de Perón y Eva, en la localidad de San
Vicente, en el lugar que se convirtió en el "Museo
17 de octubre", y donde hoy, además, yacen los restos del líder
justicialista.
"Esas estatuas las rescató en su momento la
municipalidad de Lomas de Zamora, con una intervención del Intendente Bruno
Tavano y personal del Museo local",
señala De Masi. En estos casos, las esculturas que representan a la Eva
sosteniendo La Razón de mi vida y a Perón, acompañando a un trabajador, se
encuentran decapitadas.
El
resto de las estatuas del monumento nunca llegaron a esculpirse, o fueron
destruidas o extraviadas. Lo poco que se había construido en el emplazamiento
de la Recoleta, en las proximidades de la Flor Solar, fue demolido.
La figura decapitada de Eva Perón sostiene el libro La Razón de mi vida Fuente: LA NACION - Crédito: Victoria Gesualdi/AFV |
El
proyecto del Monumento al Descamisado -luego a Eva Perón-, una obra épica, la
más grande del mundo, que reflejaría la magnificencia de la Nueva Argentina del
gobierno peronista, quedaba así convertida en un mero sueño, condenado a la
destrucción y al olvido.
Por:
Germán Wille
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
No dejar comentarios anónimos. Gracias!