Allí donde el feriado
pasa las horas a sus anchas, hay gente que prepara las velas de su barco y se
habla con el viento para juntos, andar las aguas del río manso. Un puñado de
chicos se hamaca en su mundo vaivén, atados con cadenas al mismo destino. Hay
señoras jugando a las cartas y hay señores jugando al tenis… y hay piernas
fuertes con agitados corazones y diez camisetas iguales corriendo la misma
pelota de sueño.
Es un lunes distinto
como cualquier lunes distinto.
Una Traffic estaciona
junto al mástil… justo delate de mis ojos.
Su chofer abre la
puerta de par en par y un grupo de Hombres mayores, esos que el mundo llamaría “viejos”, se bajan con esfuerzo. Los
huesos que duelen, los músculos que pasan facturas, el calor agobiante de un
diciembre húmedo hace lo suyo… han salido temprano cargados de bolsas y
regresan pasado el mediodía cargados de
penas. Pero con la mirada altiva de los que sabe que han hecho lo que debían
hacer. Sus amigos, sus camaradas están presos, perseguidos por un gobierno
voraz en eso de la venganza. Mientras muchos juegan tenis encogidos de honor,
ellos vienen de las trincheras de los caídos con el Honor en la sangre.
Con éstos “viejos” quiero ir a la guerra y no con
los que juegan tenis encogidos de honor.
Alrededor el mundo
sigue su rueda, ajeno a ciertas penas que deberían ser de todos pero que son de
unos pocos. Alrededor el mundo sigue su rueda de hombros encogidos. El puñado
de huesos doloridos se baja y se saluda… y se dispersa cada uno para sus
vientos.
Me quedo pensando…
ahora el feriado cambia dentro de mí. Sigue de todos modos entre risas, juegos,
deportes y mate… y otra vez la Traffic que estaciona en el mástil frente a mis
ojos… y el chofer abriendo sus puertas y ahora, de sus entrañas baja un puñado
de mujeres de caras cansadas, empapadas en el sudor de la humedad de un
diciembre riguroso.
Bajan, estiran las
piernas y cargan las mil bolsas verdes que volverán a cargar en uno días.
Vivo mis horas de
pasatiempo en este feriado, con la cabeza gacha de vergüenza… “qué tiene, vos no tenés la obligación”…
intenta calmarme alguien que quiero mucho… pero no. Pero sí… y yo, y vos, y vos,
y todos tenemos la obligación de no olvidarlos, de no dejarlos solos, de
intentar hacer algo para que sea éste el último fin de año de Presos Políticos
presos, mutilados de los suyos.
Los Presos Políticos,
aunque no nos demos cuenta, son de todos. Incluso de los que esta mañana juegan
al tenis o levan sus velas hinchadas de viento.
Me acerco a las
señoras que no conozco, les digo que sus Presos son también mis Presos, y les
digo que hay muchos como yo que no los olvidamos ni los dejamos solos… una de
ellas se acomoda el cabello, se lo retira de su cara llena de sudor, sonríe con
un gracias… luego parten con sus penas, yo quedo con mis culpas.
Porque sí son míos
los Presos Políticos de Argentina y porque sí tengo la obligación…porque estoy
seguro que este feriado no sería de paz, sin la historia de cada uno de ellos.
Hasta que Todos
Libres…
Horacio
R. Palma
Ecribidor contumaz...
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