"Sin
embargo, los moderados siempre parecían
fiarse más de las esperanzas que de los hechos".
Ken Follet
fiarse más de las esperanzas que de los hechos".
Ken Follet
Desde que el Juez
Rafecas hizo su lindo regalo de cumpleaños a la noble viuda y firmó la
resolución rechazando el pedido del Fiscal Pollicita de investigar la denuncia
de Nisman por encubrimiento de los iraníes, se instaló en la Argentina una
curiosa discusión. Una parte de la opinión pública quiere que la Justicia
avance rápidamente y castigue ya mismo a los corruptos y a los traidores a la
Patria.
Otra aplaudió la
decisión, ya que habría evitado que la Presidente cometiera una locura -¿una
intervención al Poder Judicial?- en su discurso del 1° de marzo ante la
Asamblea Legislativa; de todas maneras, esa previsible vocación demencial asomó
cuando los carteles en las bancas de la oposición, referidos al atentado en la
AMIA, hicieron que saltaran las llaves térmicas del cerebro de Cristina y ésta
comenzó a lanzar sapos y culebras sobre todos lo que no forman parte de su
micromundo de aplaudidores compulsivos.
Por supuesto, la
apelación terminó con la alegría de Olivos y volvió a alterar esa pseudo calma,
dando motivo a la vergonzosa y falaz solicitada, firmada por la Presidencia de
la República Argentina, publicada el miércoles en todos los diarios locales -y,
ahora, en algunos del exterior-, que nos informó que todavía es posible alguna
maniobra del Poder Ejecutivo contra el Judicial. Pero lo que hizo volar por el
aire todas las "verdades"
que el Gobierno intentaba instalar fue la conferencia de prensa en la cual la
Juez Arroyo Salgado, ex mujer de Nisman y madre de sus hijas, leyó parte de la
pericia efectuada sobre el cadáver por sus peritos, sumamente prestigiosos por
cierto; las enormes y escandalosas diferencias que surgen entre este documento
y el que presentaron los expertos oficiales incrementan las sospechas de la
sociedad, que atribuye el crimen a esferas ligadas al poder.
Ya la denuncia
impulsada por Pollicita se encuentra a estudio de la Sala I de la Cámara
Federal en lo Criminal, compuesta por los jueces Farah, Freiler y Ballestero.
Los tres tienen antiguos antecedentes de ser harto receptivos a los deseos del
Gobierno, pero recientemente -hay que recordar que los jueces federales nunca
se venden, sólo se alquilan- han dictado fallos muy irritantes (la
inconstitucionalidad del memorandum con Irán, por ejemplo) para la Casa Rosada.
Tal vez, ahora opten, en aras de evitar nuevas locuras de Cristina, por demorar
la resolución hasta que la suerte ya esté jugada.
Desde el asesinato
del Fiscal, cuatro días después de hacer pública su denuncia contra la señora
de Kirchner, su Canciller y algunos corifeos de baja estofa, y sólo uno antes
de su prevista presentación ante el Congreso, desde la Casa de Gobierno se ha montó
una gigantesca operación que, además de calificar sucesivamente al muerto de
loco, depresivo, homosexual, heterosexual promiscuo y alcohólico, lo incorporó,
junto a todos los magistrados que ahora se atreven a investigar a quienes
ejercen el poder -el imaginado "Partido
Judicial", encabezado por el "General"
Lorenzetti- al imaginado club de destituyentes y golpistas. Esa actitud
deja claro que Cristina, obviamente, no se detendrá ante nada en defensa de su
libertad, la de sus hijos y la fortuna familiar construida, con tanto esfuerzo,
sobre la miseria y el hambre de tantos argentinos. Tal vez las más claras
demostraciones de cuanto digo fue aportada por el mismo ¿Frente para la Qué?
bajo el lema "La democracia no se
imputa".
La pretensión no hace
más que ratificar que, para la Presidente, existe una identificación total
entre su persona y el Estado, que la pone por encima de la Constitución y de la
ley que nos rige a los demás; olvida así que esa concepción absolutista del
poder fue limitada en Inglaterra en 1215, guillotinada en París en 1793,
asesinada en Ekaterimburgo en 1918, colgada en Milán y suicidada en Berlín en
1945 y fumigada en Moscú en 1956.
Con todo, el fondo de
la cuestión sigue sin explicación alguna: ¿por qué negó el Gobierno, durante
dos años, las negociaciones con Irán, develadas por el denostado Pepe
Eliaschev?, ¿qué buscaba Cristina cuando envió a Timerman a firmar el
memorandum y acordar la constitución de una "comisión
de la verdad" para ceder la soberanía y revisar, conjuntamente con ese
país, señalado como potencia agresora y responsable, la investigación del
atentado en la AMIA?, ¿ignoraba que el Presidente de entonces, Ahmadineyad,
perdería inmediatamente las elecciones y sería reemplazado por otro que no
tendría ningún interés en firmar el adefesio?, ¿pretendía jugar en el gran
tablero geopolítico y transformarse en valedora de Irán ante el mundo
occidental?, ¿intentaba romper el bloqueo atómico que aún rige para ese país?
Demasiadas preguntas, y ninguna respuesta.
El 28 de junio de
1914, el Archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero del trono, fue
asesinado en Sarajevo. El Imperio austro-húngaro envió un ultimátum a Serbia,
uno de cuyos puntos exigía que la investigación del atentado se hiciera bajo la
supervisión de Viena; el país balcánico se negó por considerarlo una violación
de su soberanía y, a los pocos días, fue invadido y comenzó la Primera Guerra
Mundial. En Argentina, en cambio, no solamente no parece importar demasiado
acordar que el país acusado revise la investigación de la Justicia nacional,
sino que estamos dispuestos a ceder territorio a una potencia extranjera y
ponerlo bajo sus leyes -la base científico-militar china- sin que a nadie se le
mueva un pelo. ¿Pensó usted qué hubiera pasado si se hubiera permitido un
establecimiento similar a los Estados Unidos?
Después del discurso
de Lorenzetti el martes, y de la marcha del 18F, los jueces saben que tienen
todo el respaldo, institucional y civil, para avanzar en las investigaciones;
Bonadío y varios magistrados más seguirán cubriendo de negros nubarrones los
cielos de Olivos y la psiquis de su actual ocupante sufrirá nuevos embates. Por
lo demás, poco tiempo después del cambio de inquilino en la Casa Rosada, cuando
quiera que esto suceda, algunas de las sentencias dictadas en esta época (por
ejemplo, las de Oyarbide, en especial aquéllas en las que sobreseyó a los
Kirchner por enriquecimiento ilícito sin investigación alguna) que están firmes
pero son fraudulentas, serán revisadas por tratarse de "cosas juzgadas írritas", como nos enseñan Morgenstern y
Orce en un libro de reciente aparición y ya agotado.
Estamos a pocos días
del otoño y, con él, comenzará el calendario electoral que, sucesivamente,
mostrará cuánto se ha reducido el caudal de votos del oficialismo, provincia
por provincia. Si esos números son tan significativos como hoy resulta
previsible, la cuenta regresiva hacia el abismo penal empezará a correr contra
Cristina; sabremos entonces si nuestras esperanzas en favor de una transición
en paz se concretaron o si, por el contrario, nos espera un infierno de
violencia, derivado de los hechos de la Presidente y su entorno e iniciado con
el magnicidio de Nisman.
Bs.As., 8 Mar 15
Enrique
Guillermo Avogadro
Abogado
E.mail: ega1avogadro@gmail.com
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