En Born, que sale a la venta la
próxima semana, la periodista realizó una gran investigación sobre el secuestro
por el que se pagaron 60 millones de dólares. Tras cuarenta años, el empresario
habló del caso y reveló datos inéditos: cómo les recomendó a los Montoneros que
cobraran fuera del país y por qué su padre no quería pagar.
Por Magdalena Ruiz Guiñazú
Esta semana, con el comienzo de
la Feria del Libro, una verdadera multitud se agolpa en el predio de La Rural,
y entre las novedades que se presentan hay un libro que me interesó
particularmente.
Jorge y Juan Born en una "celda del pueblo" |
Born, de María O’Donnell
(Sudamericana), relata e investiga el secuestro por cuyo rescate se ha pagado
el mayor precio de la Historia. Nos referimos, claro, al secuestro y rescate de
Jorge y Juan Born, por los cuales se terminó pagando sesenta millones de
dólares.
Con infinita paciencia, O’Donnell
no solamente ha investigado archivos y relatos sino que logra conversar
largamente con una de las víctimas, Jorge Born, quien a su vez se muestra por
primera vez hablando en público de aquellos meses atroces.
Jorge Born |
- Yo estaba haciendo un libro sobre el
financiamiento de la política –explica María–, quería contar casos que
mostraran cómo el que aporta plata obtiene algo a cambio. Necesitaba ejemplos y
recordé el indulto a Firmenich. Como Firmenich había hecho aportes a la campaña
de Menem, me metí con esa historia y, en realidad, descubrí que esa plata que
venía de Cuba tenía que ver con el secuestro de los hermanos Born y, cuando
comencé a investigar, me pareció increíble que esa historia no se hubiera
contado en detalle. Se trataba, nada menos, que de los dos hijos de uno de los
titulares del emporio económico más importante de la Argentina. Estuvieron
nueve meses secuestrados (desde septiembre de 1974 hasta junio de 1975). A Juan
lo liberaron unos meses antes pero Jorge cumplió todo aquel tiempo inexorable.
- ¿Quiénes
intervienen directamente en el secuestro?
- La cúpula montonera ordena el secuestro
conducida por Firmenich y el sistema de inteligencia hace todo el relevamiento
en el que Rodolfo Walsh desempeña un rol de búsqueda de datos aun cuando, en
ese momento, no era el jefe de inteligencia. Los que realizan el secuestro
propiamente dicho son los integrantes de la Columna Norte de Montoneros, cuyo
secretario militar era Galimberti. Estaba a cargo de Fernando Vaca Narvaja pero
quien lleva adelante el secuestro es Roberto Quieto.
- Las
crónicas de la época recuerdan que, en la Avenida del Libertador, se encontraba
presuntamente trabajando una cuadrilla de falsos operarios que interrumpe el
paso de los Born y procede a secuestrarlos mientras mueren el chofer y Alberto
Bosch, que ocupaban los asientos delanteros del auto.
- En aquel momento, el presidente de Bunge y Born
era el padre de los hermanos Born. Jorge y Juan tenían entonces 40 y 39 años,
respectivamente, y comenzaban a desempeñarse en cargos de responsabilidad de la
empresa. Como los Montoneros preveían un secuestro muy largo, consideraron la
edad avanzada del padre y optaron por los hermanos que, por otra parte,
viajaban siempre juntos (por motivos de seguridad) desde la magnífica casa de
Beccar hasta sus oficinas del Microcentro. En cuanto se produce el secuestro,
Juan cae en una crisis psíquica muy grande y los carceleros advierten que iba a
costar mucho que se adaptara a vivir en una de las celdas que les habían
destinado. Durante meses, los hermanos Born estuvieron separados sin saber que
ocupaban celdas contiguas. Aquellas “cárceles
del pueblo”, como las llamaban los Montoneros, habían sido construidas
especialmente para ellos y estaban separadas por aislaciones de telgopor que
aislaban las paredes y no permitían ninguna filtración de ruidos. Esto, te
repito, los hermanos no lo supieron mientras estuvieron en cautiverio. Tampoco
conocían el destino que había sufrido el otro hermano.
- Es
notable tu investigación acerca de los infinitos y complicados trámites que
precedieron a la aceptación del rescate y, luego, a la forma en que se hizo…
- Los Montoneros comienzan pidiendo 100 millones
de dólares –resume María– y allí se encuentran con algo inesperado como es la
resistencia a pagar del padre de los Born… Cuando lo llamaban, les cortaba el
teléfono y los Montoneros, sorprendidos, le decían a Jorge Born (hijo): “Pero ¿de qué está hecho su padre? Cuando lo
llamamos nos corta la comunicación…”. Pero la respuesta de Jorge era
invariable: “Ustedes no conocen a mi
padre…”. En efecto, parece que el padre era un hombre muy estricto,
puritano, a quien le costó mucho tomar la decisión de pagar el rescate. El
mismo Jorge hijo sabía que su padre no pagaría 100 millones de dólares aunque
los tuviera. Y allí empieza la dificilísima negociación en la cual, de alguna
manera, el quiebre psíquico de Juan hace que los Montoneros le demuestren a
Jorge que su hermano estaba muy debilitado. Jorge, entonces, escribe a su padre
pidiéndole que, por favor, negocie con los captores. Allí empieza entonces una
muy larga negociación…
- Claro. No
era solamente dinero de la familia sino también de la empresa, ¿no?
- Sí. Los socios eran también los Hirsch. Bunge y
Born eran comerciantes de granos y vienen a la Argentina desde Bélgica. Al cabo
de un tiempo, Bunge vuelve a Bélgica y sólo Born queda aquí. En aquel momento,
también de Bélgica, llegan los Hirsch, y allí se constituye una sociedad que,
si bien seguía llamándose Bunge y Born, tenía también como socio a Mario Hirsch
junto a Jorge Born padre como presidente. Los Hirsch estaban muy agradecidos a
la familia Born, a pesar de no haber sido socios fundadores, y esto explica el
formidable empuje que brindó Mario Hirsch a la compañía, haciéndola crecer en
forma tal que, de ser una empresa exportadora de granos pasó a ser también
propietaria de fábricas textiles, de alimentos y de productos químicos. Eran
los principales industriales de la Argentina. En este libro, Jorge Born (hijo)
me contó que Mario Hirsch le dijo: “Vos disponé de la plata. Hacé lo que
quieras…”. Y ésos son fondos que termina poniendo la compañía Bunge y Born.
- Según tu
relato, entonces, ése es el dinero que, cuando se paga el rescate, Montoneros
deposita en Cuba…
- Los Montoneros fueron cobrando en distintas y
sucesivas etapas. Primero cobraron la plata en pesos: tenían muchas deudas y,
después, cuando ya estaban clandestinos (en el gobierno de Isabel Perón), no
tenían obviamente cuentas bancarias ni podían administrar aquel dinero. Se
preparaban para una larga clandestinidad y fue entonces cuando Firmenich viaja
a Cuba y establece una negociación con el gobierno de Fidel Castro para depositar
parte del rescate en Cuba, vía valija diplomática con escala en Perú porque, en
aquel momento, Perú tenía vuelos directos, sin escalas, a Cuba. Una parte del
dinero fue llevado así…
- Pero,
¿esa plata vuelve de Cuba?
Banquero David Graiver |
- Bueno, éste es uno de los misterios de la plata
de los Montoneros: una parte va a Cuba y otra es confiada al banquero David
Graiver. Graiver estaba muy necesitado de dinero para comprar algunos bancos en
los Estados Unidos. Tenía vínculos con Quieto y otros montoneros y ofreció
pagarles muy buenos intereses. En aquella época de clandestinidad, los
Montoneros les pagaban un sueldo a sus soldados, etc., y a David Graiver le era
más fácil pagarles altos intereses (alrededor del 9%) en dólares. Con Cuba el
tema era más complicado porque allí estaban prohibidos los dólares y, por lo
tanto, no recibían remesas mensuales como las que les garantizaba Graiver. Por
eso decidieron dividir aquel dinero entre Cuba y Graiver. Durante la dictadura,
la cúpula Montonera se exilió primero en México y luego en Cuba. Se financió la
contraofensiva, etc.
- Tampoco
se aclaró nunca la misteriosa muerte de David Graiver en un accidente aéreo en
el que también mueren los pilotos…
María rememora tramos de su
libro:
- Ellos le habían dado a David Graiver 16 millones
de dólares en Suiza porque, en un momento determinado, Born ya no podía seguir
trayendo más dólares a la Argentina. A Born (padre) la Aduana le incauta
valijas con millones de dólares y cuando se lo explicaron a Jorge (hijo), que
estaba secuestrado, éste comentó: “Así no
se pueden hacer las cosas…Cobren afuera…”. Pero, ¿cómo iban a hacer los
Montoneros para cobrar en Suiza? Es allí cuando salen a buscar a David Graiver,
quien tenía una estructura montada con bancos afuera, en el mundo, además de
los que ya administraba aquí. Entonces, los Montoneros le dan a Graiver 16
millones de dólares, que eran una parte de los secuestros de los Born, y otra
del secuestro de Metz, un directivo de Mercedes-Benz. Los 16 millones de
Graiver están documentados, están los papeles, crean una sociedad panameña. Con
Cuba, en cambio, nunca quedó claro cuánto depositaron allí.
- ¿Dónde
vivía Graiver?
- Parte en México y parte en los Estados Unidos
porque todavía no tenía todos los papeles para Estados Unidos y, en un vuelo
privado, como recordamos recién, se estrella y muere… Los Montoneros, entonces,
presionan a la viuda, Lidia Papaleo, señalándole que existía una deuda de 16
millones de dólares y que ellos pretendían que la familia devolviera el dinero
que ellos habían puesto. La muerte de Graiver es anterior al golpe del 24 de
marzo de 1976 y allí aparece el doctor Paz, que reclama el dinero a Lidia
Papaleo. En definitiva, los Montoneros pierden ese dinero. Nunca logran
recuperarlo. Mucho después, con el correr de los años, a partir de una
indemnización que Alfonsín le otorga a Lidia Papaleo, Born logra recuperar algo
del dinero del rescate. En cuanto a los Montoneros, nunca consiguen recuperar
la plata que le habían confiado a Graiver.
- ¿Y el
dinero de Cuba?
- Después del misterioso accidente de Graiver, los
Montoneros dicen que a Graiver lo mató la CIA o alguna otra agencia, y en mi
libro, Raúl Magario (jefe de finanzas de los Montoneros) relata que él recibió
la plata de los Born en Suiza y que, poco antes de la muerte de Graiver, la
conducción lo envió a Uruguay para un encuentro con Graiver. Tenía que hacerle
una advertencia: “¡Usted se tiene que
mudar de los Estados Unidos porque lo van a matar!”. La conducción le pide
que vaya a Alemania y David Graiver no lo entiende así porque su padre ya era
grande y no sabía hablar alemán, y no podría cuidarse, etc. En realidad, nunca
se comprobó que la muerte de Graiver haya sido un crimen. Quedó como un
accidente.
- Más allá
del trabajo de investigación de tu libro, hay un hecho muy interesante como es
el haber podido conversar directamente (y por primera vez) con el sobreviviente
Jorge Born…
- Sí, él nunca había hablado públicamente del
secuestro y por algún motivo, cuando fui a verlo por primera vez (acababa de
cumplir 80 años), me parece que tenía ganas de hablar… Al principio yo no
estaba segura de que quisiera colaborar pero se fue dando realmente una
situación en la cual él decidió que iba a contar la historia de su secuestro
tal cual había sucedido…
- Sí, llama
la atención la tranquilidad con la que hablaba con sus captores… ¿Incluso,
discutía con ellos?
- Sí –explica María–, yo entrevisté a Roberto
Perdía (uno de los integrantes de la cúpula montonera), y en esto coinciden los
testimonios de los Montoneros con el testimonio de Born. No es que Born cuente
solamente que él tuvo una enorme fuerza de voluntad y se puso a negociar sino
que los propios Montoneros dicen que Jorge (hijo) resultó clave para que ellos
pudieran negociar con el padre. Y también señalan que el que llevó adelante la
negociación no sólo por su vida sino también por la de su hermano, negociando
simultáneamente con los Montoneros y su padre, fue Jorge (hijo) ¡desde su celda
de cautiverio!
- Deben ser
circunstancias que requieren de una enorme sangre fría…
- Desde ya. Hay que recordar que éstos eran ricos
herederos pero que también habían sido criados con cierta severidad de parte de
su padre, quien los hizo empezar como pinches en la compañía; que habían hecho
la colimba (en aquel tiempo no era habitual entre gente rica) y, en el caso de
Jorge, ¡durante un año y medio! Él me dijo que esa experiencia de una larga
conscripción le había servido para estar preparado para lo que, luego, fue la
cárcel de los Montoneros…
- Se dijo,
también, que cuando Born (padre) dudaba de pagar el rescate por no ser dinero
de su propiedad, su esposa lo amenazó con el divorcio si no lograba la
liberación de sus hijos…
- Jorge (padre) envió a su esposa y a toda la
familia al Uruguay porque no entendían que había que esperar y negociar…
Entonces, después del secuestro (también el ERP había secuestrado a mucha
gente), Jorge (padre) se queda solo a cargo de la negociación. En un momento
dado, parece que sus carceleros le decían a Jorge (hijo): “¡Escríbale a su madre para que lo conmueva!”, a lo cual Jorge
(hijo) recordó para este libro que su respuesta fue: “¡Ustedes no lo conocen! No le
voy a escribir a mi madre porque no lo va a conmover”. En verdad, fue él
quien le escribió a su padre, a quien admiraba por una parte pero cuya dureza
no podía dejar de reconocer…
- Sentimientos
mezclados…
- Cuando Jorge le escribía a su padre sabiendo que
no iba a pagar 100 millones, ¡le decía que estaba hablando con sus captores
para conseguir un descuento! Te reitero que terminan pagando 60 millones de
dólares pero, cuando Jorge sale del cautiverio, encuentra a su padre muy
desmejorado. Sintió que haber tenido que pagar el rescate significaba, para su
padre, una derrota…
- Debe
haber sido muy interesante humana y periodísticamente conocer al protagonista
de esta terrible historia…
- Bueno, se fue generando un vínculo a raíz de
esas largas conversaciones. Me recibió siempre en su oficina del centro de la
Capital. Una oficina muy sencilla: pequeña, bien iluminada pero, te repito, ¡muy
sencilla para lo que uno podría esperar de alguien tan rico y poderoso! Nada
ostentoso: diplomas con el título del Colegio Nacional de Buenos Aires y de la
Universidad. Y un gran retrato de su padre, por quien, hasta hoy, siente una
gran veneración…
NOTA: No todas las imágenes corresponden a la nota original.
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