El Ministerio de
Defensa descubrió que muchos colaboradores de los jefes de las fuerzas
recibieron una promoción sin pasar por el Senado. El caso Berni es sólo la
punta del iceberg de las irregularidades
Sin solución de
continuidad, las situaciones
irregulares, antirreglamentarias e incluso ilegales saltan a los ojos de
funcionarios atónitos del Ministerio de Defensa, que no dan abasto a atender
todas al mismo tiempo.
Entre las perlas
heredadas se encuentra la adopción ya con carácter institucional por parte de
las tres fuerzas armadas de un "grado"
adicional para el personal superior, que viola expresamente la Ley 19.101,
mejor conocida como "Ley para el Personal Militar". Esa promoción comenzó
en su momento a ser utilizada como una herramienta administrativa provisoria
para mejorar la categoría de unos pocos oficiales, pero en la "década ganada" se convirtió
en una descarada forma de "puentear"
al Congreso.
LOS JEFES DE LAS FFAA OTORGARON A MUCHOS DE SUS ALLEGADOS UN
ASCENSO SIN PASAR POR EL CONGRESO
En la década del 90,
el Ejército incorporó con carácter de "distinción
transitoria" la jerarquía de Coronel Mayor por iniciativa del General
Martín Balza. La misma estaba destinada a coroneles en condiciones de ascender
al grado de General de Brigada, pero que por falta de vacantes no podían
acceder al generalato pese a estar en condiciones de cubrir un cargo para ese
grado.
Quienes eran "distinguidos" en ese entonces
detentaban esa jerarquía durante un año. Si al año siguiente no obtenían sus
palmas de general, pasaban a retiro como simples coroneles.
Con el paso del
tiempo, y a falta de mejores logros, la Armada y la Fuerza Aérea crearon las
figuras de "Comodoro de Marina"
y "Comodoro Mayor". Allí
comenzó el festival de ascensos, aseguran allegados al nuevo ministro. Ahora en
la Armada también existe la figura de "Comodoros
Permanentes y Transitorios".
Sin
ningún control político ni parlamentario, los Jefes de Estado Mayor de las
fuerzas fueron "ascendiendo"
a sus colaboradores con
ese mecanismo. En especial a muchos que no pasarían el filtro de la
Comisión de Acuerdos del Senado por cuestiones diversas. Ya entrados en
confianza, la otrora distinción fue convertida en un grado liso y llano, tal
como se desprende de las propias webs de las fuerzas.
En el Senado, por
otra parte, ya se ha tomado debida nota de esta situación: en las listas con la
nómina de personal para ascender al grado inmediato superior remitidas por el
Poder Ejecutivo, los postulados figuran con el grado reglamentario que les
corresponde conforme a la ley. Pero su título no se condice con las jerarquías
que ese mismo personal ostenta en sus uniformes y hasta en sus tarjetas
personales.
"Es
como que se hubiera intentado forzar a todos y todas a salirse de la ley; a
violarla o a ignorarla", comenta disgustado
uno de los hombres de más confianza del flamante ministro. Lo cierto es que
para intentar poner las cosas en orden, primero habrá que saber exactamente
hasta dónde llega el desorden.
Una
ley poco respetada
Una de las leyes que
menos modificaciones ha sufrido desde su promulgación es la 19.101, sancionada
el 30 de junio de 1971. Es la llamada "Ley para el personal militar".
Se trata de una norma
de esas en las que el legislador procuró contemplar todo lo concerniente no
sólo al personal militar en actividad; también legisla sobre los retirados, las
pensionadas militares, las reservas y hasta los alumnos de los institutos de
formación. Escalas salariales, tiempo de servicio, situaciones especiales, y
una larga lista de etcéteras completan este texto normativo. Son 111 artículos
más cuatro anexos y un texto reglamentario.
Redactada con una
claridad que no deja margen para dobles
interpretaciones, la ley incluye en su capítulo II "situaciones de revista" distintas previsiones
relacionadas con licencias especiales que el militar en actividad puede pedir a
lo largo de su carrera.
Ninguna de las
previsiones de la ley (la única que rige la actividad) prevé que un militar
pueda estar 7, 8 o 9 años de licencia especial por encontrarse desempeñando
cargos políticos. Es más, el ejercicio
de actos proselitistas relacionados con la política partidaria están
especialmente vedados para el personal militar en actividad.
LA LEY 19.101 PROHÍBE EXPRESAMENTE QUE LOS MILITARES HAGAN
POLÍTICA
Tal vez el caso más
paradigmático de militares haciendo política partidaria (sin contar obviamente
los gobiernos de facto) fue el del Teniente Coronel Juan Domingo Perón, que
inició en ese grado su carrera política y por esas cosas de la historia terminó
siendo Teniente General luego de más de 30 años de no pisar un cuartel.
En las antípodas
ideológicas y de procedimiento respecto a Perón, el ex Capitán de Navío
Francisco "Paco" Manrique,
no solo esperó al retiro para dedicarse a la política, sino que además ya
retirado pidió la baja de la Armada, para poder actuar libre de las ataduras
que su condición de militar le imponían a la hora de realizar esta actividad.
El caso del General
Antonio Domingo Bussi, es también particular. Gobernador de Tucumán durante la
última dictadura militar, luego fue ungido mandatario provincial por el voto
popular y posteriormente fue preso por ser imputado de violaciones a los
Derechos Humanos.
Pero, sin lugar a
dudas, el caso del Teniente Coronel
Médico Sergio Berni no registra ningún tipo de antecedentes. Médico
cirujano asimilado al Ejército, integró estando en actividad una lista partidaria
obteniendo una banca en el senado de la provincia de Buenos Aires; de allí mutó
a secretario de seguridad nacional y una vez terminada esta función, retornó al
Senado. Incluso se dio el gusto de renunciar por un día hace algún tiempo para
ocupar su banca y habilitar la sanción de una ley.
BERNI FUE APENAS UNO DE LOS NUMEROSOS CASOS DE VIOLACIÓN A LA
LEY 19.101
Todo
esto en abierta violación a ley del personal militar
y los reglamentos del ejército, con
la total complacencia de media docena de generales que sucesivamente debieron
disponer su retiro obligatorio. Tuvo además la vista gorda de por lo menos tres
ministros de Defensa y ni que hablar de la Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas, la propia ex presidente de la Nación, Cristina Kirchner.
Personal del
Ministerio de Defensa consultado indica que Berni era intocable; que muchas
veces incluso trataba al general César
Milani como a un par, ya que su jerarquía política y sobre todo su
ascendiente con la ex presidente Cristina Kirchner lo ponía hasta por encima
del todopoderoso general.
Berni llegó incluso a
interponer un recurso de queja en su fuerza por no haber sido tenido en cuenta
para su ascenso a Coronel hace dos años. Fue una clara demostración del total
desconocimiento de la ley o al menos de la poca voluntad de cumplir con la misma.
Esta semana, el
Ejército Argentino por orden del Ministro de Defensa, Julio Martínez, dispuso
el pase inmediato a retiro del Teniente Coronel infractor. Habrá que ver qué
medidas se toman con toda la cadena de mandos comprometida con el mantenimiento
de esta situación irregular.
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