No cabe duda de que
la grieta más profunda desde la conformación de la república, a partir de la
Revolución de Mayo en 1810, permanece abierta e intacta desde que los monto
setentistas y el ERP de corte netamente trotzkista, la rama zurdelli elegida y
preferida de Cristina Fernández de Kirchner.
Estos cánceres
sociales con sus movimientos insurrectos, reaccionarios con destinos netamente
totalitarios, sus más notables conductores se adiestraron casualmente en la
Cuba del Che Guevara y los hermanos Fidel y Raúl Castro, para consumar su
diabólica obra, accediendo al poder a través de una cruenta y criminal
violencia que al principio descolocó a las Fuerzas Armadas Nacionales.
Las propuestas o las
metas de estos para militares profanadores de la República, cuyos cabecillas
principales se cansaron de secuestrar a ciudadanos de clase alta para surtirse
de ingentes cifras económicas a través de la extorsión, entre otras cosas,
fueron las de acceder al poder a través de la violencia.
Y las grietas se
profundizan más cuando para una parte de la ciudadanía, Hebe de Bonafini y
Estela de Carlotto, son heroínas nacionales, y lo contradictorio es que el hoy
Presidente de la Nación, el Ing. Mauricio Macri, sabe la verdad de pe a pa, sin
embargo, hasta el momento, hace mutis por el foro.
En esta guerra sucia,
como son todas las guerras, cuyos inicios datan del tiempo en que una inútil y
descolocada flor de cabaret, María Estela Martínez de Perón, presidía los
destinos de la República, y el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, fue
el general Jorge Rafael Videla, y los criminales actores de primera línea,
fueron entre muchos otros: Mario Firmenich, Enrique Gorriarán Merlo, Fernando
Abal Medina, Norma Arrostito, la Comandante Nilda Garré, Dardo Cabo, Marcos
Osatinsky, Roberto Perdía, Fernando Vaca Narvaja, Rodolfo Galimberti, de los
cuales desconozco sus destinos actuales, pero no están presos ni maltratados
sin los derechos normales que le asiste a todo preso, muchos de ellos a pesar
de los años transcurridos sin condena, pero que en esencia son a quienes les
debemos que hoy Argentina no sea Cuba, aunque con Cristina llegamos a
mimetizarnos en la Venezuela del zurdo estalinista Hugo Chávez, y esto también
Macri lo sabe de pe a pa.
De manera que no ahondemos
más; si Macri y cía. no toman al toro por sus astas y lisa y llanamente
amnistían a todos los que están de una manera u otra encausados y meten presos
a todos los que abusando del poder agrietaron la pobreza y condenaron a los
jubilados a no poder disfrutar en los últimos años de su vida de una merecida
tranquilidad largamente ganada.
Ésa sería de verdad
una epopéyica victoria de los Derechos Humanos.
Manuel
Lichtenstein
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