Por Fernando Morales
La Escuela de Defensa
Nacional es el reducto al que se replegaron decenas de militantes K del
ministerio. Otro funcionario del Frente para la Victoria se atrinchera en la
Escuela Nacional de Náutica
El primo del ex ministro Agustín Rossi está entre los militantes K que permanecen en la Escuela de Defensa Nacional Imagen de archivo - Crédito: Adrián Escandar |
A principios de 1948,
el gobierno del General Perón comenzó a incubar la idea de crear una escuela
superior dedicada al estudio de la defensa nacional, pero no relacionada con
tácticas de combate o empleo de capacidades operacionales sino con un sentido
estratégico de la defensa nacional.
Es así que un 29 de
diciembre de 1950 mediante decreto Nº 28.525 se crea la Escuela Nacional de
Guerra. Este nombre, que poco se ajustaba a la primigenia idea, fue cambiado
posteriormente en 1973 por el propio Perón por el que conserva hasta ahora: Escuela de Defensa Nacional (EDENA).
Desde entonces y en
forma ininterrumpida, este instituto dependiente del Ministerio de Defensa de
la Nación ha tenido su sede en la Calle Maipú 262 en un coqueto edificio que
data de fines del siglo XIX, cuyo estado de conservación demuestra que no
escapa a las estrecheces presupuestarias del área.
Sus aulas han
albergado a dos tipos de alumnos bien distintos; por un lado, militares en
actividad que cursaban estudios por haber sido destinados por sus fuerzas y,
por otro, profesionales civiles con vocación de comprometerse con la defensa
estratégica de la patria; aquí es importante remarcar que para un militar nunca
el hecho de haber sido destinado como alumno
o incluso como autoridad a esta escuela fue algo muy deseable; en el
espíritu de las Fuerzas Armadas la interacción académica con civiles no termina
de ser aceptada, aunque hay que reconocer que esto viene revirtiéndose en los
últimos años. Un poco por convicción y otro por imposición de la política.
A su tradicional "Curso
Superior de Defensa Nacional"
se agregó en 1992 la "Maestría en Defensa Nacional"
y, recientemente, dentro de la ola de convenios entre organismos políticos y
universidades, se inauguró la "Especialización en Gestión para la
Defensa". Esta creación del ex ministro Agustín Rossi tenía el
único propósito de capacitar cuadros políticos ya no para entender en la
defensa nacional, sino para colonizar y politizar las Fuerzas Armadas al mejor
estilo venezolano. Como no podía ser de otra manera, la institución encargada
de esta tarea sería la Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Fue la ex ministra
Nilda Garré la que comenzó a desviar de sus objetivos naturales a esta escuela.
Paulatinamente la conducción militar fue dejando paso a cargos políticos; allí
recaló en primera instancia su ex viceministro Germán Montenegro (luego jefe de
la policía aeroportuaria y actual docente en la universidad del sindicato de
los encargados de edificios de la Capital Federal).
Actualmente la EDENA
alberga además al Rectorado de la Universidad de la Defensa, al Centro de
Egresados de la propia escuela y a la Subsecretaría de Formación del Ministerio
de Defensa.
En la web de la Escuela de Defensa Nacional todavía se resisten a poner el nombre de las nuevas autoridades |
Pero alberga algo
mucho más preocupante para la gestión del ministro Julio Martínez que un simple
agrupamiento de organismos: decenas de
militantes designados por la anterior gestión se amontonan en sus oficinas en
una suerte de "resistencia
estoica" a la nueva gestión. Entre los más conspicuos se
encuentran el Rector de la aún no activa "Universidad
de la Defensa" Dr. Jorge Fernández y el ex jefe de gabinete de
ministros del ministerio, el agrimensor Sergio Rossi, primo del ex ministro.
Detrás de ellos, un
centenar de funcionarios y empleados de distintos niveles, que simplemente
esperan pasar inadvertidos durante el mayor tiempo posible para seguir gozando
de los beneficios que ofrece un aparato estatal nacional con tantos vericuetos
y escondites que cosas como ésta escapan al auditor más avezado.
Tan escandalosa es
esta "resistencia", que si
hoy se ingresa a su página oficial en la sección autoridades sigue figurando
Agustín Rossi como ministro de Defensa y el propio Fernández como subsecretario
de Formación de la cartera militar. Efectuada la consulta a la propia Escuela,
la respuesta fue: "No hemos recibido la orden de hacer cambio alguno."
Podría suponerse que
un empleado administrativo sin poder de mando en la estructura del Estado
especule esperando que tal vez su designación resista la revisión que las
nuevas autoridades están efectuando en torno a los nombramientos de la última
etapa del gobierno de Cristina Kirchner. Pero
funcionarios con jerarquía de secretarios o subsecretarios de Estado
atrincherados es algo que va más allá del sentido común.
Resistiendo
en soledad
Otro instituto
dependiente del Ministerio de Defensa, es la Escuela Nacional de Náutica "Manuel
Belgrano". Este instituto es además el más antiguo de todos los
del área, ya que fue creado por el propio Belgrano un 25 de noviembre de 1799.
Es administrado por la Armada Argentina, aunque al ser formador de personal
superior de la Marina Mercante, la intención de las actuales autoridades parece
indicar que pasará a la órbita civil en breve.
En
2010, y en medio de un escándalo administrativo y judicial,
el Gobierno consiguió colocar como Director del mismo a un funcionario político
que detentaba otro cargo a nivel nacional, con el agravante de que hasta el 10
de diciembre de 2015 siguió ocupando simultáneamente los dos cargos, a pesar
que ambos son de "dedicación
exclusiva".
Eyectado del cargo
nacional, el capitán Sergio Dorrego se refugió en su actividad docente. El
pasado jueves, fue convocado por la jefatura de personal de la Armada
Argentina, donde con toda la elegancia posible se le expusieron una gran cantidad
de sumarios internos y denuncias judiciales que figuran en su legajo, las que
incluyen desde malos tratos a violación de normativa propia de la Armada, con
la sugerencia que sería prudente un paso al costado de una manera elegante.
Fiel a su confesa
militancia y emulando al ex titular del AFSCA, Dorrego le comunicó al
Almirantazgo que resistirá en su puesto, refugiándose en su despacho rodeado de
medio centenar de militares y unos 300 civiles que, por ahora, no pueden hacer
otra cosa que seguir cumpliendo sus órdenes, hasta tanto el ojo de la nueva
gestión termine de descubrir estos bastiones de la militancia que resiste más
por el salario que por los ideales.
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