La Justicia comete
errores. El Poder Ejecutivo falla. Hoy, aquí y ahora, la ley que impera en el
país es la del laissez faire. ¿Hasta cuándo habrá que esperar a que estos
poderes se decidan a ejecutar, fortalecer y cuidar nuestros derechos, que no
son otra cosa que poder caminar libremente por las calles sin temor a que nos
maten a cualquier hora y en cualquier lugar?
Sería bueno que
aquellos a quienes les falta voluntad y decisión en poner en práctica las leyes
que ya están escritas le presten atención a una frase que dejó alguien que
tanto nos habló a los argentinos, Ortega y Gasset: "El mayor crimen está ahora no en los que matan, sino en los que
no matan pero dejan matar".
Pedro
C. Matteucci
DNI 5.506.508
JUECES
PARCIALES
El editorial titulado
"Juecesparciales, sentencias nulas" refleja claramente lo que con
tristeza se advierte hace mucho: no hay piedad para los militares imputados.
¡Que se mueran en las mazmorras aun siendo inocentes! "Para ellos ni
justicia" diría quizá quien fue varias veces presidente en el
siglo pasado. Los fallecimientos se siguen produciendo impunemente en nuestras
prisiones y reconocen sus causas primeras en la cobardía de muchos magistrados,
que lejos de respetar el principio de legalidad cobijado bajo el artículo 18 de
la Constitución, lo violan aviesamente y aplican normas que aún no se
encontraban vigentes en la época de los hechos investigados. El odio está
haciendo estragos y puede más que la Justicia. Las verdaderas farsas en que a
veces se transforman esos juicios sólo se traducen en desolación y muerte. El
Estatuto de Roma, que crea la Corte Penal Internacional e incluye la definición
de los delitos de lesa humanidad, recién se introduce en nuestro derecho
interno en 2007, a través de la ley 26.200 y, en su artículo 13 establece que
ninguno de los delitos previstos en dicho instrumento pueden ser aplicados en
violación del principio de legalidad consagrado en el artículo 18 de nuestra
ley fundamental. Sin embargo, la gran mayoría de los jueces no respetan ello en
los mal denominados "juicios de lesa" y, en su lugar, aplican la
costumbre internacional, como si hubiera obligación de los ciudadanos de
conocer previamente tales costumbres. Un verdadero disparate.
Hay mucho para decir,
pero, por ahora, sólo exclamo: ¡No se
puede pretender encontrar justicia utilizando para ello actos saturados de la
más vil injusticia!
Francisco
García Santillán
DNI 10.661.522
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